El gobierno de México persigue la idea de un mayor control petrolero en el país, lo que ocasiona que las empresas privadas vean la inversión en esa nación menos atractiva.
Parte de esta percepción viene dada porque Brasil y Guyana ofrecen actualmente mejores alternativas al mercado.
Brasil prepara una gran subasta a finales de este año y Guyana anunció recientemente una serie de descubrimientos en alta mar.
Pemex, la petrolera estatal mexiana, tiene una disputa con la compañía estadounidense Talos. Esta hizo, hace dos años, un descubrimiento petrolero en un campo de aguas poco profundas en la costa sur del golfo de México, que llamó Zama.
Pemex reclama parte del control de Zama alegando que tiene derechos de perforación en un campo adyacente. Sin embargo, este alegato no puede confirmarse hasta que la estatal realice algunas perforaciones.
De acuerdo con una nota publicada por Reuters, ambas compañías están en un proceso de discusión desde 2017 sobre un proyecto de perforación fusionado sobre el que luego dividirían las ganancias y el control operativo.
De no concretarse un acuerdo, el ministerio de energía de Andrés Manuel López Obrador resolverá la disputa y designará a una compañía que estará a cargo de supervisar el proyecto.
«Si Pemex termina operando, eso no enviaría una buena señal a los inversores privados», dijo un ejecutivo de una importante petrolera con varios proyectos offshore en México.
López Obrador ha ofrecido a las empresas privadas servicios petroleros con sociedades más restrictivas que le dan a Pemex más control, lo que llevaría a las compañías a buscar otros mercados.
«La puerta está cerrada para los recién llegados a México en este momento, mientras que está abierta en lugares como Brasil y Guyana», dijo George Baker, el editor de Mexico Energy Intelligence con sede en Houston.
Petroleras libres con Peña Nieto
Enrique Peña Nieto, presidente de México en el período 2012-2018, acabó con el monopolio de Pemex e inició un proceso de subastas de campos petroleros para el sector privado en 2015.
Durante el proceso, compañías como Royal Dutch Shell, ExxonMobil y BP adquirieron los derechos de perforación y elogiaron la decisión de Peña Nieto por los términos de inversión competitivos.
Esta medida hizo que México fuera competitiva como la prolífica superficie de aguas profundas de Brasil o los florecientes campos de esquisto bituminoso de Texas.
Ahora, el panorama petrolero es grisáceo, lo que ha obligado a compañías como Talos en Zama; Sierra Oil & Gas y Premier Oil a vender sus participaciones en Zama.
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