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Mercosur selló con la Unión Europea un pacto crucial

Este viernes se creó una de las mayores áreas de libre comercio del mundo

Por EFE
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El histórico acuerdo de asociación estratégica que el Mercosur y la Unión Europea sellaron este viernes crea una de las mayores áreas de libre comercio del mundo, un pacto crucial para el futuro del bloque suramericano, que necesita ampliar su inserción internacional.
El acuerdo, alcanzado en Bruselas tras 19 años de complicadas negociaciones, llega, además, en un contexto global de tensiones comerciales, protagonizadas por China y Estados Unidos.
Para el Mercosur, bloque creado en 1991 por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, un pacto con los Veintiocho representa nuevas oportunidades comerciales con un mercado de 500 millones de consumidores, con un PIB per cápita promedio de 34.000 dólares, y que ya es su segundo socio comercial.

 

Según datos de la Comisión Europea, en 2018 la UE exportó bienes a Mercosur por 45.000 millones de euros e importó desde el bloque suramericano por 42.600 millones de euros.
La UE es, por otra parte, el mayor inversor extranjero en el bloque suramericano, un mercado de 260 millones de personas.
«El acuerdo permitirá fomentar el comercio entre ambos bloques y también mejorar el marco institucional para el aliento de inversiones de empresas europeas en nuestra región», señaló Marcelo Elizondo, presidente del capítulo argentino de la Internacional Society for Performance Improvement (ISPI) y director general de DNI Consultores.
La intención de buscar este pacto quedó plasmada en un acuerdo marco de cooperación firmado en 1995 y que entró en vigencia en 1999, pero formalmente las negociaciones técnicas se iniciaron en Buenos Aires en abril de 2000.
Desde entonces, se han celebrado algo más de una treintena de rondas de negociación, un proceso complejo, incluso con impases por largos años.
La dilatación de las conversaciones se explica por los fuertes intereses sectoriales que han primado durante mucho tiempo, en particular en ciertos productos agrícolas e industriales y en cuestiones ásperas, como las denominaciones de origen, a lo que se han sumado períodos de tensiones políticas diversas que han desviado la atención y restado prioridad al proceso negociador.
Las conversaciones se reanudaron por última vez en mayo de 2016 con un intercambio de ofertas y desde entonces se celebró una quincena de reuniones de negociación, la última de ellas la celebrada esta semana en Bruselas.
En los últimos tres años ha sido notable el empujón político de alto nivel para cerrar el acuerdo que, además del impacto económico que representará para ambos bloques, constituye todo un mensaje para las renovadas corrientes proteccionistas en diferentes puntos del mundo.
La guerra comercial entre actores de peso global como Estados Unidos y China es una muestra de esta tensión en el sistema multilateral de comercio basado en reglas que tanto la UE como Mercosur bregan por defender.
«El pacto con la UE nos pone en el conjunto de quienes siguen apoyando en el planeta la apertura internacional, que son mayoría. Hay algunos que elevan aranceles, pero a la vez muchos otros que los reducen», apuntó Elizondo.
El pacto llega además en momentos en que el bloque suramericano se encontraba imbuido en una mirada introspectiva, explorando alternativas para modernizar el funcionamiento de la unión aduanera.

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