En Venezuela, los mangos se convirtieron en un alivio para el hambre de los venezolanos menos favorecidos en medio de la pandemia de covid-19, que hasta la fecha supera los 20.000 contagios en el país desde mediados de marzo.
Los ingresos económicos mermaron debido a la cuarentena establecida en los últimos meses en todos los estados para prevenir los contagios. Pero eso no ha significado que los precios de los productos y alimentos bajaran.
«La gente que no trabaja y que no tiene qué comer, se llena con los manguitos«, manifestó Clara Tocancipa a la Voz de América mientras recogía algunos frutos en una calle de Caracas.
La ciudadana, empleada doméstica, contó que a diario decenas de hombres intentan tumbar con piedras o varas improvisadas mangos del árbol.
Tacancipa recogió tres mangos que estaban tirados en la calle. Dijo al medio que serían un complemento para su cena, pero aseguró que para otras personas podría ser el único bocado del día.
«Al menos uno se alimenta y la gente que no trabaja y no tiene qué comer se llena con los manguitos. Muchos se mantienen con esto, porque una persona que gane sueldo mínimo ¿para qué le alcanza? Tan solo los ricos y la clase media alta serán los que están alimentándose, porque los pobres, todos estamos pasando trabajo», manifestó.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura advirtió en julio que en Venezuela los niveles de nutrición de los niños menores de 5 años de edad son comparables con los de los países más pobres del planeta.
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