Aquel 4 de noviembre de 2017, la vida de María Lourdes Parra cambió. Antes de salir de su casa rumbo a Chile, se agachó, extendió sus brazos y lloró como nunca lo había hecho. Se despedía de su perro, Thor.
Sabía que lo volvería a ver, pero jamás se imaginó que pasaría 1 año, 9 meses y 8 días para el reencuentro. Durante los siguientes 5 meses no durmió. Lloraba todos los días.
“Llegar acá, tener una vida nueva y no estar al lado de ese pedacito de cielo que te recibe como nadie lo hace, es duro. En el fondo sabía que iba a pasar un largo tiempo para volverlo a ver porque tenía que contar con los recursos para traerlo”, confesó María Lourdes con la voz entrecortada a El Nacional.
Sin embargo, no era la única que sufría. A más de 4.500 kilómetros de distancia, Thor vivía bajo el anhelo de su regreso. No comía, ya no jugaba como antes. “Mi bebé rebajó 12 kilos. Cuando en las videollamadas él escuchaba mi voz, se orinaba y salía corriendo hacia la puerta con una manta que yo usaba para dormir. De allí no se paraba por semanas”.
María Lourdes detalló que todas las noches soñaba con verlo, vivía bajo la sombra de una tristeza que no podía dejar de sentir. “Ellos no son solo animales, son compañeros de vida. Cuando tiendes a estar tanto tiempo con ellos, ambos nos volvemos dependientes”.
Después de mucho esfuerzo y trabajo, decidió que era el momento de contratar alguna empresa para el traslado de Thor desde Venezuela hasta Chile.
Cuidar mascotas de venezolanos que salieron del país huyendo de la crisis, para luego llevarlos al país a donde emigraron en busca de una mejor vida, es una labor que muchos profesionales convirtieron en su medio de sustento; se trata de un negocio que surgió del caos económico de la Venezuela socialista.
María Lourdes comenzó su búsqueda en las redes sociales. Contrató una empresa que la estafó. Luego de haberle depositado el dinero que exigían, el traslado de Thor nunca se concretó.
Después de varios meses de zozobra, llegó a las manos de Carla Soto, una venezolana que cambió el mundo de las entrevistas, las cámaras y las noticias, para adentrarse a otro totalmente distinto: el de las mascotas.
La empresa de Soto, SukiMascotas, nació por la necesidad de sus clientes ya que en sus inicios fueron el hospedaje.
“Ellos buscaban empresas que trasladaran mascotas. Entonces, decidimos comenzar enviándolos por bodega, pero no nos gustaba que fueran solos abajo. Por ello, comenzamos a estudiar alternativas y cuando vinimos a ver, ya estábamos de lleno en esto”, narró.
Aseguró que siempre ha sido una empresa familiar, pero que con los años y las necesidades, se han incluido personas ajenas a la familia.
“Ya tenemos dos veterinarios que siempre evalúan al perro antes del viaje. Hay un psicólogo, un entrenador y un taxi canino. Para los viajes, siempre van cuatro personas, entre ellos, un personal de primeros auxilios canino por si se presenta una emergencia”, agregó.
Precio de traslados
El precio del servicio que prestan estas empresas varía entre los 350 a 1.800 dólares, ya que todo dependerá de la raza del perro, el peso, si viaja por bodega o cabina, si son contratados solo para los trámites del viaje o eso incluye el traslado.
“Para hacer una cotización, necesitamos saber todo lo referente a las mascotas porque hay muchas restricciones en los países de destino. Después se avalúa la mascota con exámenes completos, totalmente gratis, antecedentes de enfermedades, si están operados. Todos esos detalles son importantes saberlos para ver si pueden ser elegibles”, explicó Sonsire Ramones, médico veterinario y gerente general de Happyvets.
Entre los requisitos, es necesario contar con un certificado de vacunación y un certificado internacional de salud, ambos emitidos por un veterinario; un microchip de identificación, el cual es implantado bajo la piel; y la permisología del Registro Único Nacional de Salud Agrícola Integral (Runsai).
“Un mes antes del viaje, hacemos todos los exámenes. Ninguna mascota se va en mal estado, si no está bien, no los aceptamos”, aseveró Ramones, quien cuenta con más de 7 años de experiencia en el traslado de animales.
Aunque siempre se informa que todo viaje representa un riesgo.
“A los dueños siempre se les dice que el perro corre el riesgo de que le pase algo durante el viaje y eso escapa de nosotros. Puede ser la presión del avión, el estrés. Hasta ahora, gracias a Dios, no ha pasado nada, pero no puedo decir que no pueda pasar”, insistió por su parte Soto.
América del Sur, el destino más solicitado
Los países en los que más solicitan los servicios de estas empresas son Chile, Estados Unidos, Argentina, Colombia y España.
De acuerdo datos de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), Colombia lidera el grupo de países latinoamericanos que acogen a la gran mayoría de venezolanos, con más de 1,2 millones; seguido por Perú, con 768.000; Chile 288.000; Ecuador 263.000, y Argentina 130.000.
Sin embargo, la directora de SukiMascotas aseguró que desde sus inicios, hace más de 7 años, el ritmo de los traslados ha sido el mismo. Tienen registros de viaje de entre 20 a 27 mascotas mensuales, sea con ellos o con sus dueños.
“Yo siempre les voy a aconsejar a mis clientes que hagan sus viajes con sus mascotas porque les sale más económico porque, en este caso, los animalitos sólo pagan la permisología. Nosotros los asesoramos y les ayudamos a sacar todos los papeles”, insistió Soto.
Tal es el caso de Duque Alejandro, un perro de raza schnauzer de dos años de edad, que migró a Panamá el mismo día que lo hizo “su mamá”, Carla Ustariz, a mediados de febrero.
La venezolana contó que comenzó con los trámites de su mascota dos meses antes del viaje, “viendo y viendo empresas por Instagram que tuvieran seguidores y comentarios de la gente de cómo ha sido el tema del traslado para confiarme que era una empresa fidedigna”.
Así, conoció la labor de SukiMascotas. “Ellos hicieron todo… Todo fue un éxito gracias a ellos. Yo viajé con el bebé en el avión, en el mismo asiento. Los recomiendo 100% porque son una empresa seria y de mucha calidad humana. Estuvieron conmigo en todo el proceso”, afirmó.
Una gran satisfacción
El anhelado reencuentro es el final de este camino. Para estas empresas, más que una ganancia monetaria, es una gran satisfacción que no tiene precio. Para las familias, es un momento inolvidable.
“Fue una mezcla de sentimientos. Yo tenía nervios… Fue increíble. Cuando veo esa cosita chiquita, que no es chiquita pero para mí sí, al lado de la persona que lo traía, grité. No recuerdo qué dije, pero grité y Thor salió corriendo. La cola se le iba a caer. Se me tiró encima y lo abracé. Yo y todo el aeropuerto lloraba”, recordó María Lourdes entre risas.
Desde entonces, no se han vuelto a separar. “La primera noche, yo estaba dormida, se me ponía en dos paticas, se me quedaba mirando y me lamia la cara. Yo me hacía la dormida, pero me miraba como que no lo creía”.
Casos no exitosos
Sin embargo, muchas historias no tienen un final feliz. Adriana Fabriani migró a Europa en diciembre de 2016. Diez meses después, contrató los servicios de TravelsPets para el traslado de Pepe y Kala.
“Todas las empresas las comencé a buscar por Instagram. Pero, por el apuro, me decidí por esa. La gerente de la compañía me dijo que el viaje para Italia se tardaba tres meses, por lo que cambié el traslado a Estados Unidos, donde vive mi mamá”, rememoró.
Por Pepe, de 10 años, la compañía le cobró 1.310 dólares por un servicio especial, mientras que por Kala, cobraron 700 dólares, lo cual incluía todo. El viaje estaba previsto para el 13 de noviembre de 2017, pero nunca ocurrió.
“Ellos buscaron a Pepe y a Kala tres días antes del viaje para todos los trámites y resulta que para la fecha no viajaron. Ahí comenzaron los problemas. Pospusieron el traslado una semana y después eran excusas tras excusas”, señaló.
Adriana recordó con mucha nostalgia que el día que los entregó a la compañía, lloró tanto como el 7 de julio de 2019 cuando se enteró de que Pepe había muerto tres semanas antes mientras estaba en poder de la empresa.
“Ellos mataron a mi perro porque yo les entregué dos mascotas sanas, bien alimentadas… Yo era muy maniática y delicada con Pepe. Él pesaba entre 13 y 14 kilos. En las últimas fotos que recibí de él estaba muy flaco, pesaba menos de 6 kilos”.
Condena que la compañía no le haya informado sobre el deceso de su mascota. La noticia la recibió por parte de la actriz venezolana Maritza Bustamante a través de una llamada. “A Pepe lo tienen congelado desde junio, no sé si sea verdad”, afirmó.
TravelsPets fue contactada por El Nacional para conocer su versión de los hechos. Aunque accedieron a ofrecer una entrevista, no se logró concretar.
Adriana denunció que Pepe murió por “negligencia”, ya que a su juicio no fue bien alimentado. “Murió deshidratado. Se ve que lo tiraron en un patio”. Entre sus exigencias, pide que la empresa le reembolse todo el dinero.
“Lo que les estoy pidiendo es poco, porque lo que me han hecho pasar a mí y a mi familia no se lo deseo a nadie”, finalizó. Para el momento de esta publicación, Kala sigue en poder de la compañía.