Estrenar ropa los días de Navidad y Año Nuevo es casi un ritual para los venezolanos. Los estrenos son parte de una tradición, a veces una necesidad, que, a pesar de la situación económica, muchos se niegan a abandonar. Alguna prenda de la vestimenta, esa noche, debe usarse por primera vez.
«En 2022 hay un crecimiento marcado por una gran recesión de fin de año», aseveró Roberto Rimeris, presidente de Cavediv, la Cámara Venezolana de la Industria del Vestido. «El sector está empezando a alcanzar los niveles que se vieron en 2019 en cuanto a unidades y ventas», expresó. «2020 y 2021 fueron años muy atípicos, pero eso fue cambiando con el paso del tiempo. Algunos rubros se han vendido más que otros, por su puesto, pero se espera un crecimiento con respecto al año pasado en 30%», expresó.
Sin embargo, a pesar del asomo de optimismo, para el gremio, según Rimeris, el impacto de la devaluación del bolívar -de hasta 100 %- agravó la realidad no solo del sector sino del consumidor.
Estrenos vs. devaluación desmedida
«Hay una serie de fuerzas que está deprimiendo la economía, la más importante es la liquidez; el dinero que tiene la gente en sus manos para comprar productos. Desde mayo a junio hemos visto un decrecimiento de esta fuerza; previo a ello, veníamos creciendo bien pero después empezó un deterioro», reiteró. «Por eso hemos visto una disminución de compras entre noviembre y diciembre. Las personas que reciben salarios en bolívares no han tenido un aumento comparativo desde hace años y quienes los reciben en dólares verán una inflación local impresionante. El dinero está rindiendo menos», sentenció. «La devaluación ha hecho un gran impacto en empobrecer a nuestros clientes. El factor más importante desde el pago del IGTF de 3% del impuesto en la facturación en dividas que se puso a mediados de año ha sido la devaluación de la moneda. Es lo que ha mermado el crecimiento económico», acusó.
Rimeris continuó. «Es indiscutiblemente cierto que, a pesar de esa realidad, al venezolano le sigue gustando regalar el 24 y tener sus estrenos de ropa el 31”, aseguró. «Nos gusta vestirnos bien y aquí se siguen usando marcas, aunque no es el común denominador. El venezolano se distingue del resto por su afán de querer estar de punta en blanco siempre que puede. Quiere superarse a pesar de la crisis, eso hace de los estrenos algo importante», sentenció.
Para el presidente de Cavediv, en el país no se ha perdido la costumbre. «Lo tenemos en el ADN; reflejamos una imagen a la moda y la renovamos sin sentirnos mal al respecto», dijo. «Todo eso, a pesar de que el sector de ropa, y también del calzado, compiten abiertamente con el rubro tecnológico. Este año hay muchas personas que se inclinan por la adquisición de celulares, laptops y tablets en una economía que se ha disminuido en un 80% desde 2013 hasta la fecha y donde el PIB ha caído drásticamente».
La imitación gana ante los estrenos
Con los precios elevados, ¿cómo se comporta el sector informal entre el público? ¿La inclinación al momento de la compra, sobre todo de estrenos, es hacia las marcas originales o las imitaciones?
«No hay cifras exactas que describan ese gremio, aunque sigue siendo un sector importante. No cabe duda que con el aumento de los impuestos y la voracidad fiscal que hemos visto desde hace 3 años, la informalidad ha crecido más de lo esperado. Muchas empresas no son capaces de aguantar la carga. El sector ha aumentado considerablemente y también la adquisición de sus productos», señaló.
De esta manera, el auge de los mercados públicos o socialistas son un respiro para la gente. «Han hecho que las imitaciones sean mejor vistas, sobre todo por su diferencia de precios, pero eso afecta a las tiendas que tienen sus reglamentos en línea y que están en centros comerciales».
“las imitaciones y marcas de contrabando o falsificadas han sido muy importantes en el mercado, mucho más en medio de una crisis económica tan grande”
Hoy día, según Rimeris, el interés aumentó pues el venezolano compra un producto si le gusta, siendo menos frecuente la verificación de una marca de origen. «Los precios de las piezas originales son exorbitantes, por eso existen tantas marcas vendiéndose como pan caliente bajo el esquema de imitaciones», recalcó. Por esa razón se verá más mercado informal con piezas accesibles. «La venta en los centros comerciales tiene costos de operación muy altos entre arrendamientos y condominios. La industria formal es costosa y lo que está pasando con los mercados populares o el comercio informal es una competencia desleal», apuntó. Lo mismo que, a su parecer, ocurre con el sector de artesanos.
«La industria nacional en ese sector es muy pequeña. Siempre han existido fábricas y emprendimientos en ciertos rubros como trajes de baño o ropa deportiva, pero comparado con la importación, es casi imperceptible su presencia», subrayó. «La situación del país ha afectado mucho. No hay incentivo a las fábricas para desarrollarse, especialmente si desean formalizarse. Los impuestos, para ellos, son una grosería», acotó.
Lo desleal del puerta a puerta
Para Roberto Rimeris, el puerta a puerta es una costumbre que se popularizó con la pandemia. «No se paga IVA y los impuestos son mínimos. Es competencia. Eso también forma parte de la competencia desleal que le está haciendo tanto daño a la industria nacional en todos los sentidos, no solo al vestido y calzado, donde se siente con mucha fuerza, sino en otros rubros. Es algo que el gobierno no decide aun eliminar y está causando estragos en el sector», acusó.
Reiteró que, hace 20 años, 400 afiliados formaban parte de la Cámara Venezolana de la Industria del Vestido. «Hoy somos apenas 25. Conindustria, la cúpula industrial de Venezuela, alguna vez analizó 12 mil empresas. En los últimos 20 años han cerrado casi 80%, quedando activas unas dos mil y pico. Ha sido una destrucción masiva del sector», manifestó. «Tal vez, se ve un crecimiento en el sector informal del detal y en el de tiendas; van a crecer aquellos grupos que mantienen esta fortaleza con los puerta a puerta y las importaciones. Irán creciendo los grupos económicamente fuertes y los demás desaparecerán».
Con este panorama, ¿con qué retos se enfrentará la Cámara en 2023? Rimeris aseguró que tanto ellos como los fabricantes tienen las mismas dificultades que este año. «Sobrevivir en un ambiente con una economía inestable», atajó. «Hemos visto que la estrategia del Gobierno de bajar el dólar inyectando el mercado no ha servido. Lo principal para la estabilidad de una moneda es la confianza y esto no existe. Además, en estos momentos sigue habiendo una política de restricción crediticia, los bancos tienen muy poca capacidad de prestar dinero y eso tampoco ayuda. No están protegiendo a la industria como se debe», ratificó.
«Tendremos un cliente empobrecido por la devaluación y una competencia muy fuerte de productos importados. Además, tenemos que luchar contra los gobiernos locales que han aumentado sus impuestos de una manera absurda contra las estructuras de servicios: transporte, agua y electricidad. Eso afecta a los trabajadores y empresas por igual. También, nos encontramos ante un ambiente de rezago tecnológico por falta de inversión y eso hace que nuestra economía sea menos competitiva. Se espera crecimiento, pero mucho más lento», atestiguó.
¿Y el Gobierno…?
Para Roberto Rimeris, en general, todo el sector industrial en Venezuela, salvo algunas excepciones, está en crisis. «Tenemos más del 85% de pobreza; tenemos un mercado no solo disminuido en los últimos 20 años sino con una población cuya capacidad adquisitiva está mermada. Las empresas no han invertido en evolución y maquinarias por la misma limitación del crédito bancario», enlistó. «En los últimos 10 años nos hemos acostumbrado a ver una crisis económica con hiperinflación y ahorita que no tenemos hiper sino inflación, es la más alta del planeta trazando un 150%. Trabajar en este ambiente no es fácil. Las políticas a largo plazo no están claras para el sector. Y eso es lo que quieren los inversores: políticas estables y garantías del apoyo al sector que incentiven el crecimiento de la industria», dijo.
Afirmó que se están manejando hipótesis de que marcas importantes desean volver al país, aprovechando cierta estabilidad. «En Colombia hay marcas queriendo venir con la apertura de la frontera y el rescate de relaciones entre países. Hay interés, pero con la limitación de una economía que crece poco no se sabe con seguridad. Venezuela es, actualmente, el 20% de lo que era hace 10 años. Las marcas tienen que analizar muy bien hacia dónde van a venir, con qué economía se van a encontrar y con qué dificultades para operar se enfrentarán», aseveró.
Finalmente, expresó que en Cavediv trabajan a través de Conindustria, que es la que mantiene negociaciones con el Gobierno. «En el último año y medio hubo un acercamiento más notable; más conversaciones, algunos resultados prácticos y objetivos como la eliminación de algunas exoneraciones de aranceles para no darle tanta facilidad a las importaciones. Hay avances, pero los asuntos medulares todavía están desarrollándose. Todo se está conversando», señaló. «Hace falta mucho trabajo para que la industria tenga el apoyo económico que se merece, pero la única manera de conseguirlo es trabajar en conjunto y surgir», concluyó.
Estrenos por menos de $20
Una caminata de no menos de 5 horas lo hace posible.
Petare fue el punto de partida. La capital del municipio Sucre del estado Miranda es una de las 32 parroquias del área metropolitana de Caracas y, a su vez, una de las más populares, sobre todo a la hora de comprar los estrenos de Navidad. Decorada con infinidad de luces y adornos decembrinos, sus calles están atestadas de personas desde que sale el sol hasta caer la noche. Cuenta con un centro comercial conocido como el Sambilito, en donde reinan las peluquerías, tiendas de tecnología, bodegones y una que otra tienda de ropa cuyos precios oscilan entre los $4 dólares por una camisa o franelitas a 3 x $10. Así mismo, y para sorpresa de muchos, hay un outlet de la tienda Jump en la que pueden adquirirse calzados femeninos desde los $2 hasta sneackers para niños valorados entre 10 y 20 dólares.
Las ventas no estaban siendo las esperadas la segunda quincena de diciembre. Gabriel Ventura, gerente del outlet, destacó que, en comparación con años anteriores, no se ha movido casi. «Pero algo se vende, sobre todo si es para niños», subrayó. Reiteró que se apalancan en las ofertas para llamar la atención del público, sobre todo cuando se trata de estrenos de 24 y 31. La competencia es muy grande debido al auge de los mercados populares y el comercio informal en la zona.
Ante esta premisa, los buhoneros que antes acaparaban casi todo el perímetro de las calles, fueron reubicados en espacios como el Mercadito de Petare, lo que para muchos residentes y visitantes en busca de productos a buenos precios es «otro planeta».
Entre imitaciones, lencería sexy y cafés
No se sabe a ciencia cierta cuántos locales hay. No son cientos, sino miles de metros cuadrados que se dividen en pequeñas tiendas que, de piso a techo, trazan la personalidad del espacio a través de sus productos. Desde Jordan, Nike o Adidas con la promesa de calidad «casi como los originales» pero por $25 o $30, hasta ropa interior de una Victoria que no es la Secret en $2, o una docena de medias en solo $8.
Destaca la venta de zapatos deportivos para caballeros y también las botas estilo Timberland con peculiares diseños y colores. Entre las damas abundan las botas de patente con grandes tacones y plataformas por $30, así como los bolsos o carteras que hacen juego. También, mini vestidos entallados y floreados, los tops, bodies y camisas con sensuales transparencias y rasgados que con jeans, en su mayoría fluorescentes, se combinaban entre los maniquíes.
Muchas de las tienditas contaban con espacios para levantar un pequeño café para el descanso; también predominaban grandes neveras llenas de agua, refrescos y hasta bebidas espirituosas. El calor, una vez dentro, era infernal pero la distracción estaba en todos lados.
«No estamos vendiendo mucho pero aquí seguimos. Tal vez, la gente venga para la semana del 24 a comprar sus estrenos, como siempre, dejando todo al última hora», señaló una de las vendedoras quien reservó su nombre y su apellido «para la próxima entrevista». Destacó que, para la fecha, sí se nota la diferencia con años. «Mucha gente viene y pregunta, pero se va con las manos vacías. Todo es culpa del dólar», atajó.
Personas entran y salen como si de un pandemónium se tratase. En su mayoría, sin adquirir nada, pero con los precios grabados en pequeñas agendas o en sus cabezas para regresar en cuanto tengan el dinero completo. Muchos de los que fueron encuestados, guardaron silencio con respecto a sus nombres, algunos prescindieron de sus apellidos. Pero señoras como Selene rescató que «así sea una camisita me estreno porque uno no puede llegar al 24 o 31 sin algo nuevo, ¿verdad? No, eso sí que no. Los estrenos son los estrenos», comentó.
Grandes favoritos: La Hoyada y El Cementerio
Llegarle a El Cementerio, al otro lado de la ciudad, tomó no menos de 2 horas. Y eso que el reloj marcaba las 10:00 am de un lunes. Claro, de diciembre. Al mercado, ubicado en el oeste de Caracas y cuyo nombre oficial es Merposur, se le conoce por la venta de ropa a menor precio que en los centros comerciales.
Ir en vehículo particular es casi imposible en horas pico y el estacionarse solo puede hacerse en los a los rededores, si se cuenta con algo de suerte. Cobran $10 por cuidar los carros «porque la inseguridad es bárbara por estos lares».
Destaca, además de la gran estructura, la cantidad de autobuses estacionados en las salidas esperando a los visitantes de otros estados como Mérida, Táchira y Lara, quienes viajan a Caracas -por pocas horas- para llevarse a casa sus estrenos de Navidad o gran cantidad de mercancía para revender en el interior del país. Las unidades arriban a las 3:00 de la madrugada, hora en la que El Cementerio abre sus puertas, y parten a más tardar a la 1:00 pm. La hazaña cuesta $40 por puesto, algo que ven como una inversión mínima cuando tienen en sus manos el resultado.
También hay muchos extranjeros dueños de locales ubicados en Perú, Ecuador, Colombia y hasta Nigeria. «Los precios son increíbles y, aunque no son de marca original, su calidad es buena», declararon algunos de los compradores. «Vale la pena, yo me estoy llevando bastantes estrenos para la familia Navidad». Al mayor, si de damas se trata, se venden 3 pantalones por $16; las franelas están valoradas en $10 4 unidades. Los caballeros pueden adquirirlas en $20 por 5 unidades y camisas en $10. No venden zapatos, pero como dicen los dueños de las pequeñas tiendas «para eso hay otros lugares en Caracas». Hay muchas ofertas y se canibalizan entre tiendas para lograr una venta, aunque eso signifique –y justifique– una pérdida. «Mientras ganemos clientela y la gente regrese de nuevo, todo se vale», recalcan los dueños de los espacios entre quienes hay mucha camaradería.
La Hoyada y los estrenos
Desde tempranas horas de la mañana, la Av. Bolívar, desde su boulevard hasta la entrada del Mercado Socialista de Alternativa Popular de la Hoyada está atestada de vendedores informales dándole la bienvenida a los valientes que crucen el umbral de este gran cúmulo de tiendas cubiertas de techo de zinc y tejas.
Desde afuera se divisan medias, gorras, ropa interior, zapatos deportivos y bolsos; un cuadro repetido al de otros mercados de ese estilo alrededor de la ciudad. Sin embargo, nunca tan repleto. Hacer hasta 10 minutos de cola para entrar a pie a la estructura es parte de la normalidad en el lugar. De hecho, hay tanta aglomeración de personas que el retorno para salir de la zona está trancado por seguridad peatonal.
Los precios varían con dos o tres dólares de diferencia por debajo de la media de El Cementerio, por ejemplo. Se venden camisas desde los $2 y los jeans pueden encontrarse entre $10 y 12. Sin embargo, los zapatos están en el mismo rango que los vendidos en la zona de Petare. Las botas en $30 y los sneakers entre $15 y 20. Hay precios para todo y todos. «Aquí puedes hacerte un estreno de camisa, pantalón y zapatos por menos de $20, solo hay que tener disposición, tiempo y decirle adiós al miedo», señalaron algunos consumidores. «Aquí el que se va con las manos vacías es porque o no quiere o es muy exigente. Todos pueden llevarse sus estrenos sin problema», aseguraron.
Hablan los centros comerciales
Comenzando desde el Unicentro el Marqués, pasando por el Líder y luego el Millenium; atravesando el Sambil Caracas (que cuenta con la presencia –justo al lado– de un pequeño Centro Comercial llamado Merpoeste que se conoce como «El Cementerio para sifrinos»), el San Ignacio, Tolón Fashion Mall y el CCCT hasta llegar a Chacaíto, Sabana Grande y Plaza Venezuela, la situación es igual: «Las ventas han estado muy escasas en comparación con otros años. Pero siempre, al último momento, los estrenos salvan la patria».
En los establecimientos formales de Caracas abundan las tiendas deportivas y las enfocadas en las damas. Los caballeros y niños también tienen su espacio, pero no son tan evidentes. El Unicentro tiene muchas con mercancía triple A; las marcas originales no hacen presencia en ropa o calzado sino en tecnología, bodegones y perfumería. Además, cuentan con tiendas híbridas como Mango Bajito que tiene algunas opciones, entre sus piezas, de H&M, Polo, Salvaje, entre otros. Pueden encontrarse camisas entre los 15, 20 y 30 dólares; pantalones de vestir o jeans entre 25 y $45 y zapatos entre $35 y 55. Sin embargo, la única tienda (que parece departamental) en donde venden mercancía de gimnasio, deportes y atletismo, muestra sus marcas originales en un 100% a precio internacional. Nike, New Balance, Converse o Puma pueden conseguirse entre 100 y $250, dependiendo del modelo. Así como las camisas, pantalones, lycras y demás accesorios para completar la actividad física tanto dentro como fuera de casa.
En el Millenium y San Ignacio abundan las peluquerías, estéticas, tiendas de tecnología y los espacios de compra y venta de oro. También, la gastronomía. Sin embargo, existen tiendas de ropa y zapatos que acaparan un 20 o 30% de presencia en los centros comerciales. Los precios varían considerablemente; mientras un pantalón y una camisa pueden valorarse entre 30 y $40 –ambos- en el primer centro comercial, solo una camisa o un pantalón costaría entre 30 y 40 dólares en el segundo. Sin embargo, hay opciones para todos, incluso para aquellos cuyo poder adquisitivo puedes costear accesorios o carteras de marca como Furla valorados entre 200 y $500.
Claras diferencias en el gasto de los estrenos
Los C.C. Líder, Sambil y CCCT son los que más se asemejan en precios y, además, cuentan con reconocidas marcas internacionales. La variedad es la regla en estos establecimientos.
Anakena, Balú, Vestimenta y Xinfoni son las preferidas de las damas. Cuentan con ofertas desde 30% de descuento y pueden encontrarse piezas desde los $10 dependiendo de si las colecciones son nuevas o de meses anteriores. Entre los caballeros, las tiendas deportivas son las favoritas. Destacan Mr. Petare, ubicada en el Sambil, por sus Jordan, 100% originales y las tiendas Nike, Adidas. Los precios oscilan entre 100 y 300 dólares las primeras hasta $525 por unos nuevos Nike Running Zoom o Pegasus. «¡Qué locura de precios! Con razón no venden» sentenciaban algunos que salían al mismo tiempo que entraban a la tienda luego de preguntar el costo de un par de zapatos. Paradójicamente, los carteles con ofertas y descuentos pululaban en el lugar.
Proliferan también las tiendas con mercancía triple A, llenas hasta la médula, en donde un par de Nike o Adidas pueden costar entre 45 y 55 dólares, las Jordan $40 y las Timberland $45. Pero, a pesar de la época y de la cantidad de personas haciendo cola para comprarse sus estrenos, la venta ha sido considerablemente más baja que otros años. «Para esta fecha en 2021, ya habíamos vendidos casi todo el inventario; ahorita nos queda más de la mitad aún en stock», señaló la encargada de una de las tiendas más populares en ese rubro. «Está claro que los comerciantes están afectados por la inestabilidad del dólar lo que hace dudar a los clientes de concretar la compra», agregó.
Después de este recorrido, algo queda claro: las tradicionales compras de estrenos para diciembre son cada vez más difíciles debido a los precios dolarizados y al comprometido poder adquisitivo del venezolano. Los ciudadanos recorren mercados populares y minicentros comerciales buscando esas ofertas que permitan cumplir con la tradición sin descapitalizarse ni dejar a un lado otras prioridades. Sin embargo, con cada día que pasa, se hace más cuesta arriba.
Sí, se puede comprar un estreno para el 24 o 31. Sí, pueden ser menos de $20 (si se recorre Caracas completa), pero es solo uno de los estrenos o una de las piezas del estreno. «Es un constante sube y baja, pero el venezolano como siempre quiere comprar sus cosas, incluso con la ayuda de familiares que están en el exterior, de esa forma se mantiene la tradición de estrenar en Navidad y Fin de Año”, concluyó Oliver Dacosta desde su tienda triple A ubicada en El Marqués.
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