Aunque el aumento del precio del barril de petróleo y las preocupaciones ambientales sugieren una transición hacia las energías renovables, en la actualidad hay desarrollos que permiten la evolución simultánea de ambas fuentes de energía.
Mientras exista humanidad el mundo siempre necesitará energía. El desafío es encontrar un equilibrio sostenible entre los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) y las energías renovables (provenientes de recursos naturales y prácticamente inagotables).
La necesidad de innovación
La industria energética enfrenta una paradoja: debe proporcionar suficiente energía para un mundo en crecimiento mientras reduce su impacto ambiental. La buena noticia es que el auge tecnológico actual ofrece soluciones innovadoras para una transición ordenada. Las empresas están adoptando nuevas prácticas sostenibles que les permiten evolucionar paralelamente a sus competidores en el sector de las energías renovables.
El reto de la descarbonización
“Nuestros nietos la van a tener muy difícil”, comenta Jorge Miroslav Jara Salas, ingeniero peruano con más de 30 años de experiencia en el sector petrolero a nivel global. Agrega que el uso del carbón emite 100 unidades de dióxido de carbono (CO2), mientras que el gas produce la mitad. “Se calculó mal el tiempo necesario para reemplazar los combustibles fósiles, y la realidad es que el carbón podría desaparecer en los próximos 20 a 50 años, seguido por el petróleo en los próximos 50 a 100 años”, señala el experto con preocupación. Advierte que los cambios climáticos, sin la aplicación de medidas y tecnologías adecuadas, se agravarán para las generaciones futuras.
Por su parte, Amat Zuluaga, director del Observatorio de Transición Energética del Caribe (OTEC), explica en su columna de opinión en El Heraldo que descarbonizar va más allá de cuantificar la cantidad de energía renovable necesaria para reemplazar los combustibles fósiles. También es necesario estimar el consumo creciente de la humanidad para tomar las previsiones correspondientes.
El mundo consume 30% de su energía primaria del carbón, que se convierte en 40% de la electricidad, especialmente en China e India. Además, en 2023, debido al aumento de los precios del petróleo y el gas, se generaron más toneladas de este combustible fósil, superando récords anteriores.
El paso de la transición
Las estadísticas publicadas por Goldman Sachs Group, una de las principales firmas de inversión y análisis financiero del mundo, apuntan a la tendencia alcista del petróleo que comenzó con la pandemia y aumenta entre 1,5% y 2% anual, postergando el proceso de sustitución de los combustibles fósiles por energías renovables.
Para resumir mejor la situación, Jorge Miroslav Jara Salas, quien ocupó altos cargos en Schlumberger, la empresa de servicios petroleros más grande del mundo, agrega que hasta la fecha no existe una solución económicamente viable a la vista. “Solo hay proyectos prometedores que se están retrasando debido a la falta de presupuesto y de consenso entre los entes gubernamentales y las empresas petroleras”. Por ello, el ingeniero peruano reafirma que la combinación de diferentes fuentes de energía y tecnologías será clave para dar paso a las energías del futuro.
De acuerdo con el panorama actual, se estima que el gas natural, por tener menor impacto ambiental, será la fuente de energía de transición, representando 20% del suministro energético, mientras que se prevé que 70% provenga de fuentes renovables y el restante 10% del petróleo.
Entre las medidas que han adoptado las petroleras está el cambio de su enfoque del petróleo al gas para reducir las emisiones de CO2, así como la integración de nuevas tecnologías para optimizar sus procesos con el apoyo de las energías renovables.
Scott Foster y David Elzinga, de la División de Energía Sostenible en la Comisión Económica de Europa, comentan en una crónica publicada en el portal de la ONU que la tecnología de secuestro del carbono aplicada a lo largo de la cadena de valor de la energía fósil puede ayudar a cumplir las metas de reducción de emisiones de CO2 mientras los combustibles fósiles sigan formando parte del sistema energético, permitiendo que en paralelo se desarrollen alternativas para el futuro.
Jorge Jara expresa su preocupación por los efectos visibles del cambio climático
Innovaciones clave
1 Tecnologías de descarbonización: Petrobras en Brasil y Pluspetrol en Perú están invirtiendo en la captura y almacenamiento de carbono, mejorando la eficiencia energética en sus operaciones y utilizando inteligencia artificial para potenciar procesos.
2 Energía solar: con una reducción del 80% en el costo de los paneles solares en la última década, empresas como Repsol, con presencia en ocho países de Latinoamérica, utilizan energía solar para sus operaciones de extracción y procesamiento, disminuyendo su dependencia de los combustibles fósiles.
3 Plantas híbridas de energía: PetroPerú ha fusionado fuentes renovables con instalaciones de gas natural para garantizar un suministro energético constante, superando la limitación climática de las energías renovables.
Expectativa vs. realidad
Según el Fifth Assessment Synthesis Report del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, limitar las emisiones del sector energético sin la aplicación de tecnologías avanzadas incrementaría el coste de la mitigación del cambio climático en un 138%.
Por esta razón, se espera que estas iniciativas reduzcan significativamente los niveles de contaminación. Jorge Jara expresa su preocupación por los efectos visibles del cambio climático: sequías severas, inundaciones, veranos intensos y turbulencias inesperadas. Subraya la necesidad del apoyo gubernamental, ya que los costos de estas tecnologías son elevados y no pueden ser asumidos únicamente por el sector empresarial, que ya carga con la responsabilidad de sus gestiones pasadas.
Como se menciona de manera concisa en la web de Goldman Sachs: “Se necesitan grandes ideas para hacer avanzar una industria, pero se necesita capital para convertir una gran idea en realidad”.
La conclusión de los debates internacionales es clara: “Debemos mirar hacia adelante”.
La invitación es para que gobiernos y empresas trabajen juntos en la implementación de estas innovaciones, asegurando así un futuro energético sostenible.
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