Los venezolanos con hipertensión arterial se ven obligados a escoger entre cumplir con su tratamiento médico o alimentarse. La decisión se debe principalmente a la crisis que afronta el país que afecta a todos los sectores, incluyendo el de la salud.
María Betancourt, de 83 años de edad, aseguró que tiene más de tres meses sin tomar su tratamiento para la tensión. «La pensión no me alcanza y no tengo más ingresos. Con 40.000 bolívares tengo que decidir si como o me tomo las pastillas que me mandó el médico», explicó.
Otras personas se han visto obligadas a tomarse los medicamentos por intervalos de meses. Incluso si deben ingerir dos fármacos distintos al día, optan por escoger uno de ellos. Tal es el caso de Margarita Urbaez: «Yo tomo losartán de 100 mg y amlodipina de 10 mg. Muchas veces no puedo pagar por las dos así que opto por prescindir de la amlodipina».
Sin embargo, esta decisión trae consecuencias. Urbaez cuenta: «Al no tomar el tratamiento completo como me lo mandó el cardiólogo, la tensión se me descontrola. Varias veces mi familia me ha tenido que sacar de emergencia al hospital».
La prevalencia de este padecimiento en Venezuela es de aproximadamente la mitad de la población adulta. Así lo reseña una investigación del Estudio Venezolano de Salud Cardiometabólica.
Escasez y costos
Actualmente, los medicamentos antihipertensivos tienen costos muy altos, así lo constató el equipo de El Nacional durante un recorrido por farmacias de Caracas.
En las grandes es donde más se encuentran estos medicamentos, pero con costos bastante elevados. En la avenida Urdaneta los precios de algunos son: candesartán, 67.700 bolívares ; valsartán de 10 pastillas, 120.000 bolívares; brasartan de 30 comprimidos, 82.000 bolívares.
En La Candelaria, aseguraron tener candesartán en 79.800 bolívares y captopril en 37.800 bolívares. Mientras, en una farmacia de La Marrón sólo ofrecen el blíster de 10 pastillas de losartán de 50 mg en 14.100 bolívares; captopril y amlodipina, la caja de 100 pastillas, en 91.435 bolívares.
Todo depende de la cadena de farmacias, pues se constató que en algunas hay mayor escasez de antihipertensivos. En Propatria sólo tenían losartán en 36.000 bolívares. En la sucursal de esta cadena en La Marrón no tenían este tipo de medicinas y en de la Candelaria sólo contaban con nifedipina, en gotas, en 39.600 bolívares; losartán de 20 pastillas en 39.600 bolívares, de 10 en 16.200 y valsartán en 56.700 bolívares de 14 comprimidos.
Al este capitalino, en Altamira el costo de la losartán de 30 pastillas es de 75.000 y la nifedipina 38.500 bolívares.
Ayuda desde el exterior
Teniendo en cuenta los elevados costos de los antihipertensivos y la escasez de algunos de ellos, hay una parte de la población hipertensa que tiene la posibilidad y los traen del exterior.
Ninoska Valera vino desde Trujillo a traer a su padre al control médico. Señaló que debe viajar a Colombia mensualmente para comprar los medicamentos. El hombre recibe un tratamiento con furosemida, digoxina, walfarina y espironolactona debido a que padece de hipertensión y de problemas cardíacos.
«Es un gasto fuerte, sólo en los medicamentos gasto 30.000 pesos que son como 10 dólares. A eso hay que sumarle el pasaje y los gastos que puedan surgir en el viaje», dijo.
Y lamentó: «Es lo único que podemos hacer, porque las medicinas aquí en Venezuela no se consiguen y si logras encontrarlas están demasiado caras. Mi papá no puede prescindir de ninguno de ellos», añadió.
@jmmu93