ECONOMÍA

Gobierno de Biden aprueba controvertido proyecto petrolífero en Alaska

por Avatar AFP

El gobierno estadounidense aprobó el lunes un importante proyecto petrolífero en el norte de Alaska de la empresa ConocoPhillips, anunció el Departamento del Interior, encargado de los terrenos federales en Estados Unidos, a pesar de la presión de los grupos ecologistas.

El proyecto Willow, reducido a tres áreas de perforación de las cinco solicitadas inicialmente por la empresa, está situado en una zona conocida como Reserva Nacional de Petróleo, en tierras estatales.

El director ejecutivo de ConocoPhillips, Ryan Lance, dijo que la medida fue la «decisión correcta para Alaska y nuestra nación». Pero recibió críticas inmediatas de los grupos ambientalistas.

«Llegamos demasiado tarde en la crisis climática para aprobar proyectos masivos de petróleo y gas que socavan directamente la nueva economía limpia que el gobierno de Biden se comprometió a promover», dijo la presidenta de Earthjustice, Abigail Dillen.

Joe Biden llegó a la Casa Blanca con la promesa de que no iba a permitir nuevas perforaciones de petróleo y gas en terrenos federales.

Promesas y presiones

El gobierno estuvo sometido a una intensa presión por organizaciones ambientalistas en los últimos días para no aprobar el proyecto.

Buscando al mismo tiempo satisfacer a esos grupos, el gobierno anunció que trabaja en protecciones adicionales para una vasta área de la reserva nacional de petróleo y que quiere prohibir permanentemente la perforación sobre una gran zona del océano Ártico que bordea esta reserva.

«Sabemos que el presidente Biden comprende la amenaza existencial del clima, pero está aprobando un proyecto que descarrila sus propios objetivos climáticos», dijo Dillen.

En efecto, Biden ha tomado varias medidas a favor del desarrollo de energías renovables y prometió reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en Estados Unidos entre 50% y 52% para 2030, en comparación con 2005.

Ese objetivo fue asumido como parte del Acuerdo Climático de París para permitir que la mayor economía del mundo alcance la neutralidad de carbono en 2050.

Empleos vs. catástrofe

Los legisladores de Alaska y patrocinadores del proyecto afirman que el proyecto Willow será una fuente de varios miles de empleos. Aseguran que contribuirá a la independencia energética de Estados Unidos, con una producción máxima de 180.000 barriles de petróleo por día.

«El Proyecto Willow es de vital importancia para la economía de Alaska, trabajos bien remunerados para nuestras familias y la futura prosperidad de nuestro estado», dijo Dan Sullivan, senador republicano por Alaska.

«Esta decisión también es crucial para nuestra seguridad nacional y el medio ambiente», agregó.

Pero las asociaciones ecologistas lo denuncian como una catástrofe para el clima.

«Willow va a ser una de las mayores operaciones de petróleo y gas en tierras públicas federales del país», dijo el lunes la organización ambientalista Sierra Club.

«La contaminación de carbono que liberará en el aire tendrá efectos devastadores en nuestra gente, la vida silvestre y el clima. Sufriremos las consecuencias en las próximas décadas», agregó.

Durante días, una ola de videos que se oponían al proyecto se extendió por la red social TikTok, y una petición en línea recolectó más de 3,2 millones de firmas.

Largo periplo

La batalla por el Proyecto Willow se remonta a varios años. Inicialmente aprobado por el gobierno de Donald Trump (2017-2021), fue detenido temporalmente en 2021 por un juez, quien lo devolvió para una revisión adicional por el gobierno.

A principios de febrero, la Oficina de Administración de Tierras (BLM por su sigla en inglés) publicó un análisis ambiental del proyecto, en el que detalló «privilegiar una alternativa»: reducirlo a tres sitios de perforación en lugar de cinco, con aproximadamente 219 pozos.

Resultado de esta solución: la producción de 576 millones de barriles de petróleo en aproximadamente 30 años, según estimaciones de la BLM. Y la emisión de 9,2 millones de toneladas de CO2 al año, que representa 0,1% de las emisiones de gases de efecto invernadero en Estados Unidos en 2019.