Las fiscalizaciones de la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos marcaron un antes y un después en las cadenas de supermercados de Caracas. El gerente de un establecimiento en Santa Eduvigis aseguró que tenían suficiente inventario para abastecer los anaqueles en enero, previendo que los proveedores empiezan a trabajar en febrero. “Pero las fiscalizaciones acabaron con ese inventario”.
Las advertencias de economistas y gremios empresariales con respecto a las consecuencias de las acciones del organismo ya son palpables: se profundizó el desabastecimiento. “¿Ahora qué vamos a comer?”, le preguntó una consumidora a sus dos compañeras. Entraron al establecimiento en Santa Eduvigis con la esperanza de encontrar algunos ingredientes para preparar sus almuerzos, pero se encontraron con un supermercado con anaqueles vacíos. De 27 estantes, 9 estaban totalmente sin productos. Las neveras, donde antes había mortadela, salchicha y productos congelados, también estaban vacías.
Por uno de los pasillos transitaba Katherine García con dos frascos de salsa de tomate en las manos. Entró a ese supermercado porque pensó que estaría más surtido por ser una de las sucursales más grandes. Sin embargo, se encontró con una sorpresa: escasez y precios que el sueldo no cubre.
En su hogar viven ocho personas, de las cuales ella –que trabaja en una tienda y como doméstica en algunas casas en sus días libres–, su madre y dos hermanas son el sustento económico. “Pero lo que todas destinamos para comprar comida no alcanza ni para una semana. Máximo para tres días”, expresó. No pudo comprar plátanos ni cebollas.
En otro supermercado, en El Marqués, también se quedaron sin inventario tras las medidas de la Sundde, informó el encargado. Todas las semanas han hecho pedidos a los proveedores pero no reciben respuestas. “Los almacenes estaban full antes de las fiscalizaciones, pero después quedaron vacíos”, señaló un empleado que tomaba un descanso en las adyacencias del establecimiento.
A pesar de las consecuencias que dejaron las fiscalizaciones, el sábado de la semana pasada el organismo ejecutó otra regulación. Esta vez de un empaque de 5 kilos de un detergente en polvo. De 940.000 bolívares que marcaba el producto, lo redujeron a 670.000 bolívares. Leandro González agarró un empaque, sin saber el precio regulado, y se dirigió a la cola para pagar. Pero después de preguntar cuánto costaba, lo devolvió al estante. “Ni siquiera puedo pagar ese precio”, afirmó.
La disminución de precios también continuó en otro supermercado en Los Ruices. Una empleada precisó que el lunes de la semana antepasadala Sundde reguló el medio kilo de mantequilla de 120.000 bolívares a 45.000 bolívares. Ella y una compañera dijeron que después de lasfiscalizaciones los almacenes quedaron completamente sin mercancía. Lo que fue ratificado por el gerente:
“Después de las fiscalizaciones los almacenes quedaron vacíos”. Agregó que el desabastecimiento se ha profundizado porque no hay reposición. “Todos los días hacemos pedidos, de lunes a viernes, pero pocos proveedores nos responden, y traen poca mercancía”.