En las últimas dos semanas, uno de los asuntos que más ha generado expectativa es el de los cinco buques procedentes de Irán que se dirigen a territorio venezolano cargados de combustible.
Al respecto, El Nacional conversó con Dolores Dobarro, que fuese viceministro de Energía y Minas y consultora jurídica de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, sobre la posibilidad de que se normalice la distribución de gasolina una vez que arriben los buques.
En ese sentido, la experta advirtió, en primer lugar, que no hay certeza absoluta de que los cinco buques provenientes de Irán contengan gasolina.
«Se ha dicho que traen varios productos y no solo gasolina. Pudieran contener diésel e incluso algunos componentes para reparar las refinerías», indicó
Buques con 1,5 millones de barriles
Con todo, asumiendo que, efectivamente, se trata de un cargamento exclusivo de gasolina, alcanzaría para abastecer el mercado venezolano por 15 días en condiciones de normalidad, es decir, sin cuarentena.
«Si suponemos que el cargamento es solo de gasolina, entre los cinco tanqueros tienen una capacidad de 1,5 millones de barriles. Esa cantidad alcanza para entre 10 y 15 días, ya que el consumo normal de Venezuela es de 100.000 barriles diarios», dijo.
Explicó que, debido a las medidas de confinamiento, el combustible podría durar un tiempo más, puesto que se redujo dramáticamente el consumo.
Refinerías
Previo al envió de buques desde Irán, el acercamiento entre el régimen de Nicolás Maduro y el de Hasán Rohani involucró un pacto para intentar reactivar el Complejo de Refinación Paraguaná.
En ese sentido, Dobarro consideró que reparar Cardón y Amuay puede ser «extremadamente difícil».
«En algún momento vi el informe de las compañías aseguradoras del daño ocasionado en Paraguaná con la explosión de 2012 en Amuay. A partir de allí nunca pudo el complejo operar al menos a su capacidad de diseño», explicó.
Mencionó que expertos que conocen el caso de Paraguaná concuerdan en que los actuales intentos de reactivar las operaciones no tendrán los frutos esperados.
«Yo no diría que es imposible pero sí que es extremadamente difícil. No es que los iraníes no sepan de refinerías. No menosprecio la capacidad que puedan tener en la materia, pero todo apunta a enormes dificultades para reactivar un complejo refinador de ese tamaño que, además de la falta de mantenimiento durante años, sufrió una avería de gran magnitud. Lo veo muy cuesta arriba», recalcó