ECONOMÍA

“Estoy segura de ser una persona feliz y plena”

por Avatar FAO

Luisa Pastora Ajaque Lucena (29) es una mujer campesina. Vive con su esposo y una hija de cuatro años en el caserío Palo Verde, sector La Pumarosa, del municipio Andrés Eloy Blanco, estado Lara.

La familia habita una casa hecha de bahareque, una forma tradicional de construcción en las zonas rurales de Venezuela. Allí tienen un espacio que utiliza para sembrar y cosechar algunos alimentos.

Luisa es la cabeza de su hogar. Se encarga de todo mientras José Fernando, su esposo, trabaja como jornalero. Ella nació con un defecto congénito que se denomina espina bífida. Se trata de una condición de discapacidad que limita su movilidad física, por lo que debe emplear una silla de ruedas para realizar actividades cotidianas.

Como muchas personas de este municipio, se vinculó con la agricultura desde niña. Sus padres, por ejemplo, cultivaban un huerto familiar que les garantizaban «los aliños frescos de sus comidas», asegura Luisa.

Hizo sus estudios primarios y la secundaria en la Escuela Técnica Agronómica de Sanare, por lo que los conocimientos sobre cultivos que aprendió en casa, le fueron reforzados en las aulas de clase. Pero recuerda que su experiencia académica se le hizo cuesta arriba en muchos momentos, especialmente cuando los alumnos debían hacer las prácticas en el campo y ella no podía acompañarlos.

No obstante, Luisa ha contado con el apoyo incondicional de su esposo, sus padres, amigos y vecinos. Su círculo cercano ha jugado un papel importante en su vida cotidiana. Han valorado sus capacidades y no su discapacidad, lo que la ha convertido según sus propias palabras, «en una persona independiente y luchadora».

Desde pequeña puedo aprender que su condición física no es impedimento para desarrollar una vida plena. Luisa no solo realiza las tareas del hogar sino que dedica tiempo para alimentar a los animales que crían (gallinas y algunos ovejos), comparte el cuidado de las plantas con su esposo y vende comida preparada (desayunos y almuerzos) como una forma de generar otros ingresos a la economía familiar.

Impulso

En marzo de 2020 Luisa y su familia fueron seleccionados como beneficiarios de un proyecto de fortalecimiento a la Agricultura Familiar, ejecutado por la FAO y que cuenta con el apoyo financiero de la Dirección General de Protección Civil y Ayuda Humanitaria de la Unión Europea (ECHO).

En este proyecto, que promueve la resiliencia, participan 387 familias de zonas rurales y periurbanas del estado Lara. Se trata de personas que luchan por satisfacer sus necesidades. FAO y ECHO proporcionan a los beneficiarios, insumos agrícolas como semilla, herramientasy asistencia técnica. Con los beneficiarios se trabaja para que puedan mejorar sus medios de vida y la seguridad alimentaria y nutricional.

Estímulo

Para Luisa, el proyecto resultó un gran estímulo personal. Luego de ser visitada por los técnicos de FAO se reunió con su familia y les contó sobre el proyecto. Les dijo que quería participar de esa experiencia. Todos la apoyaron desde el principio y con entusiasmo participó en todas las actividades de capacitación y de entregas de material e insumos agrícolas.

«Este proyecto llenó un vacío que tenía desde que estudié en la escuela, ya que nunca pude realizar las prácticas como lo hacían mis compañeros de clase. Con este proyecto obtuve esa experiencia. Además de sembrar las semillas aprendí a cuidarlas, atender las plantas y también aprendí quédebo hacer en una situación extraordinaria como la prevención de las plagas», relata Luisa.

Gracias a su participación en este proyecto, asegura Luisa, afianzó su credibilidad en ella misma, impulsó una alimentación más saludable y fresca para su familia, y ha podido sembrar, comer, intercambiar y regalar los frutos de su trabajo en la tierra.

Luisa fortaleció la relación con su familia, con sus amigos y vecinos.

«Hoy estoy segura de ser una persona feliz y plena,y estoy convencida que la clave de la superación personal es hacer vida normal».