Si una ciudad inspira, persuade, estimula y enamora lo suficiente como para saberse hasta el lugar más recóndito de ella, ¿por qué no escribir sobre eso? Patsy Montiel, una caraqueña viviendo en Madrid desde hace 23 años, lo entendió cuando, como inmigrante, se sentía más local que los mismos madrileños, y sabía muchísimo sobre todo lo que pasaba en una ciudad que, dice, nunca dejará de seducir a quien la visite.
Ser periodista facilitó su proceso. Pero cuando decidió irse a paro, luego de terminar sus estudios en la Universidad Complutense y rebuscarse como community manager de pequeñas marcas a la espera de una extensión de su visa de estudios, se planteó la idea de dejar su sello, un legado. «Pero uno que pague bien», anhelaba. «Y al mismo tiempo me divirtiera aportando valor a los demás», completa viajando a 2012, año en el que la hormiguita del emprendimiento le picaba todos los días.
No quería algo físico, subraya. Había ya demasiadas tiendas, stands o restaurantes. Quería algo que trascendiera con otro propósito. «Algo que siempre me caracterizó fue saber qué hacer. Me preguntaban todo siempre y yo sabía qué, cómo, cuándo y dónde». Era una agenda ambulante de Madrid, según sus amigos. Había un precedente: en 2010, tuvo un pequeño espacio en la radio llamado Run run urbano, en un programa que pertenecía al Círculo de Bellas Artes de Madrid, donde se hablaba semanalmente sobre qué hacer en la capital.
«Ese se convertiría en un germen para lo que hoy es Madrid seduce», dice. Hoy, más de una década después, la guía virtual creada por esta venezolana sería catalogada como «la biblia de recomendaciones más popular» en la web y, claro está, las redes sociales.
“Nació con una cuenta en twitter y el resto se cuenta solo”
Primero lo primero: Patsy Montiel
Patsy no es un seudónimo, es su nombre de pila. Una variante de Patricia de origen irlandés y que sirve de diminutivo en inglés. El segundo es Alejandra, pero ese casi nadie lo sabe. «Y es mejor para mí», confiesa. Montiel Moronta son sus apellidos, esos que hablan de sus ancestros zulianos.
Caraqueña de padres maracuchos, estudió en el Colegio San José de Tarbes, es egresada de la escuela de Comunicación Social de la Universidad Católica Andrés Bello. Al concluir sus estudios, en el año 97, decidió, sin esperar mucho, emigrar. Esa realidad, sin embargo, no se llevó a cabo sino hasta 2001. Aún recuerda perfecto cuando ocurrió el deslave de La Guaira en el 99. Ella y su familia, que vivían en San Bernardino, se quedaron sin hogar. Estando al pie de El Ávila, sus edificios sufrieron graves daños causando así como la cancelación o retraso de muchos de sus planes y sueños, como el de irse a España.
Este 2024, no obstante, se cumplen 23 años de su estancia en la ciudad que la recibió con las puertas abiertas gracias a una beca. Un posgrado y diversos cursos de comunicación y mercadeo digital después, encontró en la comunicación y la réplica de información valiosa, su pasión, un motivo para inspirarse y trabajar sin tener que trabajar.
«Me creo hilo conductor de y en la vida de otros. Y lo practico a través de mis escritos», comenta. Le gusta disfrutar de la belleza que la rodea, no solo de la humana sino de los espacios. Es leal y comprometida, muy de tribu, se describe. «Por eso escribo, para lograr una trascendencia a través de viajes, vinos, comidas y momentos». Además, estudia para certificarse en Astrología, oficio que compite por su atención con el periodismo y que pretende llevar en paralelo a su emprendimiento, Madrid seduce.
Borrado quedó entonces su deseo de ser médico. Comunicar le ganó la partida a la psicología cuando se dio cuenta de que nada podía definirla mejor. Había nacido para eso.
Madrid seduce y el sendero del emprendedor
Nunca perdió tiempo. Mientras estudiaba en Venezuela, trabajó en IBM. También en el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC). Fue redactora y luego de graduarse fue ascendida como jefa de prensa. Allí le dio rienda suelta a su profesión hasta que se fue del país. Trabajó freelance para grupos de teatro y escribió para medios. Nunca formó parte de la plantilla formal de alguno, lo que habría gustado.
Al terminar sus estudios en Madrid, debía comenzar a pensar cómo regresar a Caracas. «Recuerdo que estábamos en pleno paro petrolero, eso hizo que alargara un poco mi estadía. Quería esperar a que se apaciguaran las cosas, así que decidí estudiar periodismo digital sacándole mucho más provecho a mi visa de estudiante», recuerda. «En ese momento no tenía tan claro cuánto tiempo más me quedaba en España. Lo que marca el punto de inflexión en mi vida es que, en el ínterin, logré sacar mi residencia de trabajo y entré a ser parte formalmente de una pequeña empresa tecnológica. Estuve allí 6 años que pasaron rapidísimo y, tocando ya techo, supe que debía hacer algo de mi propia cosecha».
En 2012, entonces, le dio vida a Madrid seduce cuando, sin pretensiones, abrió una cuenta de Twitter para recomendar lugares, comida y experiencias en Madrid desde su visión.
Su plataforma describe abiertamente planes que pueden hacerse a través de los 5 sentidos, define Patsy. «Si te metes en la web, las secciones son: ver, oler, tocar, oír, saborear. Luego hay una sexta categoría: sentir, que incluye a todas las anteriores».
“Siempre quise algo que fuese sensorial, que sumergiera a fondo a las personas en la movida de la ciudad”
Madrid seduce cuenta la historia de la ciudad a través de los sentidos. «Con la marca tengo, en resumidas cuentas, dos nacimientos: el de la cuenta de Twitter, en solitario por un tiempo y luego el blog o la página web con todo lo demás. La diferencia entre una cosa y otras fueron casi 2 años», señala.
Nace un negocio
«Mi escepticismo personal hizo que no saliera antes», subraya Montiel. Tenía miedo del no retorno. ¿Será un hobby?, ¿sería community de muchos clientes al mismo tiempo que era su propio cliente?, se cuestionaba.
No tenía un plan de negocio sobre la mesa, solo pasión, entusiasmo, mucho conocimiento e ideas. Carecía de estrategia. Hasta que, con el rápido crecimiento e interés público por su plataforma, se obligó a rentabilizarla.
«No tenía clientes ni tampoco me pagaban por el contenido que subía. Todo era 100% divulgativo. No podía vivir de eso». Se hacía con campañas de algunas marcas. En aquel entonces, las redes sociales iban creciendo también. Pero su ganancia era casi nula, del 85/15, apunta.
Pero Madrid seduce era una gran vitrina. «A la gente le gustaba la calidad, mi manera de redactar, de tomar fotos y eso me abrió puerta para clientes de otras cosas. La expansión vino sola».
Recuerda cómo a los pocos meses de lanzada la web de Madrid seduce, fue contratada por una agencia para hacer un primer reportaje. «Me iban a pagar por aparecer en la página», cuenta. Ahí se generó un momento bisagra, de capitalizar lo que estaba pasando y que vinieran clientes para temas variopintos. «Me abrió las puertas también en muchos ámbitos y permitió que la gente me conociera, supiera de lo que era capaz de dar y que también lo quisieran para ellos».
Pero llegó la pandemia que, para Patsy, fue una etapa muy importante.
«Tenía una buena base de seguidores y las redes en constante ascenso. No había perfiles de Madrid con tanto público en la palestra. Siempre estuve entre los 5 primeros, porque fuimos, además, pioneros», señala.
Con el covid, no obstante, cambió todo. «Yo, dedicándome al ocio, la gastronomía, hostelería, restauración y lugares donde la gente conecta, se vino una implosión», revela Patsy. «Justo cuando comenzaban a surgir no solo el formato reel en Instagram y TikTok, sino muchas cuentas nuevas sobre Madrid, llega la encerrona».
Con ello, las marcas comenzaron a apostar por el contenido patrocinado y las publicidades. Y eso se aprovechó para la supervivencia de Madrid seduce. «Debía subirme al tren. Así comencé a diseñar otras líneas de negocio: lanzar campañas propias, nuevas convocatorias y apoyar deliveries. Tuve que ser más creativa que nunca».
«El cambio fue tan brusco que tuve que crear un estilo, que llegó cuando le puse voz en off a los videos y comenzaron a reconocer mi acento. Eso resultó interesante. Era, prácticamente, una incógnita. Casi nadie sabía que era venezolana y ese hecho causó mucha más curiosidad, pues se pensaba que una española estaba detrás de mi marca. La popularidad de Madrid seduce se incrementó al humanizar más la marca».
Lo que seduce de Madrid seduce y lo que no
Históricamente, lo que más se lee en las plataformas de la marca son los artículos que indagan en el Madrid antiguo, en el pasado, lo que se conoce –según Patsy- como memorabilia. También los recopilatorios y recomendaciones conjuntas que sirven como guía. Por ejemplo, 10 restaurantes de cocina tailandesa en Madrid o Las terrazas con mejores vistas de la ciudad.
A veces, apunta a contenido más cultural, literario, algo que ama, asegura. Pero no se leen tanto como quisiera ni en la página web ni en sus redes sociales.
Tampoco interesan los escritos donde queda claro que se está vendiendo algo o artículos efímeros que pierden vigencia como conciertos o eventos, que prefiere incluir en una agenda como compendio informativo. «Mi estilo es más evergreen», describe, que es un tipo de material que trata de temas atemporales, manteniéndose relevante por mucho tiempo después de su publicación.
Para hacer posible Madrid seduce, antes de la pandemia tenía colaboradores externos con los que nutría de contenido la web. «Las redes sociales las llevo solo yo», advierte. Y puede que tenga el apoyo eventual de escritores para contenidos específicos, pero la mayor parte del trabajo lo hace sola. «Soy la transversal, pero mi idea siempre ha sido tener un equipo fijo».
Eso ha sido lo más difícil de emprender hasta la fecha. La soledad que conlleva su emprendimiento, entendiendo que necesita de un músculo financiero muy grande para mantener sus aspiraciones. Uno que nunca tuvo y aún no tiene. «Madrid seduce ha salido de mí, y lo que gano lo reinvierto sin cuestionármelo. Me encantaría tener sponsors, los conocidos angels, o una inyección de dinero que me ayude».
A corto plazo
Aunado a las muchas actualizaciones e innovaciones que traen consigo las plataformas digitales, Patsy Montiel tiene pensado lanzar próximamente una tienda online con mercancía de Madrid, incluirá una línea de creaciones originales que contará, estilo marketplace, con un catálogo de productos entre los que destacan tazas, termos, sudaderas, franelas, entre otros.
El link directo es www.tiendamadridseduce.com y es una vertical de negocio, aunque no comparta la misma dirección que su guía virtual de recomendaciones.
Piensa lanzar una guía de Madrid seduce en físico, basta de los libros a través de la pantalla. «Ya tenemos bastante con los móviles», reprocha. Además, con la astrología en su camino, formada con Pablo Flores, reconocido astrólogo chileno, conjugará su interés por los lugares, con el interés personal y emocional de sus visitantes.
Destaca que su experiencia y trayectoria hacen de Madrid seduce una mirada de alguien que no es oriunda, pero que tiene un click perfecto con la capital española sin perder la esencia del Caribe. «Fui, soy y seré la primera venezolana que empezó formalmente a hablar de Madrid. Y sí, hay quienes hacen cosas más avanzadas en materia de videos, animaciones y fotografía. Pero lo mío es más amor, emoción y detalles. El único fin de todo esto es conectar con la esencia humana que hay detrás de una ciudad como esta».
Sobre Venezuela, la extraña mucho, confiesa. La última vez que estuvo en el país fue hace 11 años, pero en 2024 se plantea regresar. «Al menos por un corto período de tiempo, quisiera seguir contando cosas, pero esta vez, desde mi país», recalca.
Para quienes como ella buscan o esperan éxito en un emprendimiento como Madrid seduce, recomienda sentir amor. «Aunque no sean periodistas o expertos en escribir, amor por lo que ven, oyen, ven y sienten. Apasiónense por lo que comunican, no se concentren solo en el dinero, conecten siempre desde la emocionalidad. Para mí, Madrid es un estado del ser, algo inexplicable, un estilo de vida. ¿Tienen algo así que merezca ser descrito? Háganlo, sin dudas».
Para más información sobre Madrid seduce, ingresar a su página web oficial o a través de sus demás canales: Instagram, Facebook y X.
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