La hija de Rafael, exportero yaracuyano y exdirector técnico de la selección de fútbol de Venezuela, y de Nahir, agente inmobiliaria y reconocida arquitecta merideña, fue Miss Venezuela en 2021. Es recordada como aquella primera finalista del Miss Universo 2022 a la que «le robaron» la corona. Además de reina de belleza, es filántropa, modelo y diseñadora. Sin embargo, hoy Amanda Dudamel, a sus 23 años de edad, se presenta como una emprendedora venezolana más que trabaja, desde su natal Mérida, para rendirle tributo al país que, según ella, se merece todo: amor, entrega y fe. ¿Cómo? Mediante dos de sus grandes pasiones: la moda y el café.
«Contribuir con Venezuela es mi norte. Así lo ha sido siempre y puedo decir que estoy feliz de haber identificado en el camino cuáles son esas maneras que me llevarán a hacerlo», expresó. Si algo tienen en común estos dos proyectos, sus bebés consentidos como Amanda se refiere a ellos, es entender que las raíces importan más de lo que uno cree. «Y como buena gocha, Mérida es la protagonista de esta historia».
Desde la moda
Amanda Dudamel comenzó a estudiar diseño a los 15 años. La convocaron a un desfile –porque cualidades de modelo tuvo siempre– pero no fue la pasarela lo que llamó su atención sino un acto de graduación. Se sorprendió cuando entendió que participaría como «percha» de un grupo de estudiantes y más al darse cuenta que su ciudad formaba parte de un movimiento que imaginaba solo en lugares como París o Nueva York. Ahí lo supo: tenía que diseñar a como diera lugar. Así pues, decidió empezar un curso durante su último año de bachillerato que trajo como resultado su primer emprendimiento, Fash.
Se postuló a algunas becas. Quería ser una profesional en el oficio. El primer año no lo consiguió, pero insistió hasta que logró un sí dos años después y se fue directo a Roma a estudiar Diseño de moda. Su proyecto de tesis fue la marca homónima con la que trabaja hoy día pero que, gracias a su nueva visión, se renovó. Amanda Dudamel, la firma, cambió este 2023 a Dudamel.
“Sigue teniendo la misma base, pero con una imagen diferente, un poco para despersonificarlo, y con el foco 100% en Venezuela”
De esta manera, Mérida se convirtió en la cuna e inspiración de su primera colección: Tributo. «Una marca en la que soy jefa de taller, comparto espacio con la misma profesora que me dio mis primeras clases de diseño y que me presenta la oportunidad de reconectarme con mis raíces. Dudamel es el inicio de todo», expresó. Con Tributo, entonces, hace un link directo a su otro proyecto: el café.
«Mientras investigábamos sobre Tovar, en el páramo de Mariño, donde se cultivan nuestros granos, trabajaba en el desarrollo de la primera colección, así que me hizo demasiado sentido levantar ambos proyectos en paralelo», explicó. El camino, agregó, es el mismo: Venezuela, su historia, de dónde venimos.
Primera colección
«Las comunidades indígenas son la base y vengo con una amplitud en el concepto bastante interesante», resaltó. «Acabo de hacer un drop –o lanzamiento– de pañuelos, pero en esta ocasión me centraré en ropa casual para damas y caballeros».
Dentro de las categorías destacan pantalones y faldas, camisas formales. «Hay muchos tejidos pues nos apalancamos en el conocimiento y talento de varias artesanas merideñas, un descubrimiento hermoso», subrayó. «Veremos entretejidos planos fusionados con tejido de punto, desde el croché hasta los tejidos de máquina. Todo muy hermoso, delicado, relacionado a ese nacer de Venezuela».
Sobre la paleta de colores indicó que es absolutamente neutra, elegante. Tributo de Dudamel se inclinará hacia los tonos tierra y sus derivados.
Describió, a su vez, que no habrá alta costura entre sus piezas. Al menos por ahora. La High Couture, dijo, es parte de su día a día, pero en este caso, denominaría su colección como un prêt-à-porter alto, que se acerca al concepto. «Pero la versatilidad que tienen las piezas las vuelven más casuales. En mi día a día yo no uso alta costura. Deseo estar cómoda. Por eso quiero empezar a forjar lo que para mí va a ser una identidad de moda venezolana en cada una de mis piezas», resaltó.
Se inspira en el trabajo de sus compatriotas Jenny Bastida, Efraín Mogollón o Robin Morales, diseñadores criollos que la llenan de inspiración y, sin duda, han sido referentes, así como lo son Valentino, Fendi o Jacquemus. Este último, confesó, eleva la cultura de su natal Francia a la moda de una manera sumamente pulcra y elevada. «Eso es lo que quiero lograr con Tributo y Venezuela», agregó.
Asimismo, practican lenguaje ecofriendly. «Dentro de mi trabajo, desde el momento en que me gradué, la sostenibilidad pasó a ser parte de mí, no solamente como diseñadora sino como mujer», señaló. «Ya dentro de la marca, aparte de tener textiles con sus debidas certificaciones, nuestros procesos, como por ejemplo los teñidos, no son invasivos», destacó. Además, dijo, la marca no desperdicia ni un solo retazo de tela.
“Nada sobra, todo se rehúsa. Malgastar en materia primera no es una opción para nosotros”
Celebrando la inclusión, precios y venta
Así como sobran los colores, las tallas son súper variadas, sobre todo porque por experiencia saber que a veces le cuesta conseguir atuendos. Tributo reivindica esos momentos incómodos.
«Hemos probados muchos prototipos. Vamos a tener la posibilidad de hacer piezas, ‘especiales’ o personalizadas para el cliente», destacó Amanda Dudamel. «Como todos tenemos cualidades particulares, nos abrimos al tema y tomamos conciencia de ello. Actuamos», rescató.
Sobre los precios, no quiso entrar en detalles aún porque para el lanzamiento faltan algunos meses. «Estimamos salir al mercado la última semana de noviembre o la primera de diciembre», detalló. Mientras eso ocurre, exhorta a los interesados a seguir la marca en redes sociales y mantenerse actualizados con la información.
La venta iniciará a nivel online a través de su página web (en construcción) y su Instagram personal: @amandadudamel.
Un cafecito, por favor
La reina de belleza siempre ha sido amante del café. Casi como lo es de la moda. Aseguró que, gracias al tiempo perfecto de Dios, se asoció con un amigo que tenía una reconocida marca de café en Mérida pero que buscaba un refrescamiento que lo hiciera más reconocido a nivel nacional y, claro está, internacional.
La oportunidad se asomó hace 3 meses y, así, un café con 8 años de historia se convirtió en un Tributo para la ciudad donde se cultiva, pero también para el país que lo vio nacer.
«Daniel, mi novio; Edwin, nuestro socio-amigo, y yo, sentimos que era una apuesta segura», recordó. Desde ahí, explicó, todo se fue dando como por arte de magia, muy espontáneo.
El lanzamiento oficial ocurrió en el evento Caracas Quiere Café realizado este último fin de semana de septiembre, con un stand, uniformes (diseñados por ella misma), tazas de cerámica y maquinarias de las que jamás imaginó sería dueña.
Sobre el grano, explicó que han tenido que estudiarlo vehementemente. Razón por la cual, desde Tributo Coffe House (nombre completo del proyecto) la meta es llegar a convertirse en una casa de beneficio poscosecha.
«Ya lo somos, de hecho, pero el plan es abrirla al público. Queremos que la gente pueda ir a Tovar específicamente a conocer los productores del Páramo de Mariño y ser testigos de nuestro proceso», aseveró.
Explica que para su blend – la mezcla de su café y diversos ingredientes– usan, entre muchos otros, cerezas. Las compran a productores locales de la zona y al llegar a Tributo Coffe House comienza el proceso de lavado, selección, tostado, fermentación y empacado.
«Nuestro café insignia se llama Absolute cherry, y el proceso se demora 3 meses, mientras que el Tributo, nuestro clásico, en 15 días está procesado», describió. Lo venden a granos y eso, explicó, es parte de lo que los caracteriza como marca. No lo veden molido para preservar la calidad, el aroma y la frescura.
Universo de sensaciones
Amanda Dudamel señaló que probar su café es, casi, una experiencia religiosa. «Siendo especialidad, se prepara de forma filtrada. Es como una infusión de frutos rojos. El Absolute, por ejemplo, tiene notas acerezadas, panela y un toque de cacao en el fondo. Y Tributo es un sentimiento más que un solo sabor; las sensaciones aromáticas son absolutamente palpables en la boca mientras lo vamos tomando», atajó.
Se venden en bolsas de 250 gramos y de 1 kilo el Tributo y solo de 250 en la gama de especialidad.
Puede ser adquirido a través de sus redes sociales en Instagram y en su página web.
Tienen algunos puntos de venta como Casa Canela en El Hatillo. Sin embrago, Dudamel afianzó que muy pronto se sabrán más detalles de los lugares donde se podrán encontrar a nivel nacional.
Amanda Dudamel y Venezuela
Sobre emprender en un país como Venezuela, la Miss aseveró que todo inicia con un salto de fe.
En atreverse, subrayó, está la respuesta. «Todos tenemos temores al principio y puede que muchos crean que mi familia es quien me ayuda en materia económica, por ejemplo, pero no», asegura.
A Amanda Dudamel agradece el apoyo moral y emocional que ha tenido a lo largo de los años porque le ha servido para hacer realidad sus sueños.
«Claro que uno quisiera tener todo el dinero del mundo para arrancar un emprendimiento, pero no siempre se puede. Lo primero que hay que vencer es el miedo. Si uno lo trabaja desde la convicción y el amor, a sabiendas de que estamos haciendo algo único, con esencia, con tu propio sello, no hay más garantía que el éxito».
Eso sí, aclaró, es fundamental encontrar qué necesidad existe en el mercado, pues hacer algo de lo que ya está haciendo mucha gente, sería una apuesta perdida. «La misión siempre es foco, trabajo, dedicación y perseverancia. El resto, llega solo», concluye.
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