El sector agropecuario de Venezuela trata de sobrevivir a la crisis desatada por la falta de gasolina y los robos constantes en los terrenos y plantaciones. El panorama cada día se complica más para los agropecuarios, que dependen 80% del combustible para poder transportar los alimentos.
Carlos Odoardo Albornoz, presidente del Instituto Venezolano de la Leche y la Carne (Invelecar), dijo que el sector agropecuario recibe entre 12 y 15% del gasoil que necesitan. El combustible es esencial para mover las cosechadoras, los tractores, mantener activas las bombas de riego, ordeñadoras y poder transportar los alimentos hasta la industria o comercios.
Rubros como la caña de azúcar, el café y los frijoles, que están que plena temporada de cosecha, están afectados por las restricciones de gasoil, más acentuadas en Lara y Zulia, reseñó La Prensa de Lara.
La escasez de gasoil se traduce en un incremento de los gastos que termina impactando el precio de los alimentos cuando finalmente llegan a los supermercados. La Sociedad Venezolana de Ingenieros Agrónomos señaló que el país demanda mensualmente un millón de toneladas de alimentos, pero en los anaqueles de supermercados hay menos de 500.000 toneladas.
Esta pobreza en la que se encuentran los venezolanos se refleja en la estrepitosa caída del consumo de la carne y la leche. Albornoz reveló que el venezolano pasó de comer 30 kilos de carne de bovino al año a consumir tan solo 3.
Robos contantes
Por su parte, Javier Oropeza, representante de la Sociedad Regional de Ganaderos Occidentales (Sorgo), destacó que a la falta de gasoil se le suma el robo de ganado y la invasión de terrenos.
En una entrevista con La Prensa de Lara, precisó que en 2020 hubo ocho invasiones de fincas ubicadas en la carretera Lara-Zulia. Los responsables militan en el chavismo y justificaron la acción bajo el argumento de que las tierras estaban «ociosas».
Oropeza aclaró que se trata de fincas ganaderas y lecheras operativas. Los dueños tuvieron que trasladar el ganado para protegerlo.
Además, a la invasión de las propiedades se le suma el robo de maquinaria y de sistema eléctrico y de riego. La situación es común en las fincas ubicadas en la carretera Panamericana. Esta zona está tomada por la delincuencia.
Oropeza narró para el medio que en 2020 fue víctima del hampa en varias oportunidades. Le robaron un equipo de ordeño valorado en 6.000 dólares, un tablero eléctrico de un sistema de riego que cuesta 5.000 dólares y ocho cabezas de ganado.