El nuevo jefe del Banco Interamericano de Desarrollo, Mauricio Claver-Carone, promovido por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pretende cumplir «el sueño del panamericanismo» frente al avance de China en la región.
«China nunca va a suplantar la relación entre los países de las Américas», dijo a la AFP el abogado nacido en Miami hace 45 años, hijo de un español y una cubana, con trayectoria en la Casa Blanca, el FMI y el Departamento del Tesoro y conocido por sus críticas a los regímenes Cuba y Venezuela.
—¿La administración Trump buscó la presidencia del BID para contrarrestar la influencia china en Latinoamérica?
—Estados Unidos lanzó esta candidatura para poder ayudar en la recuperación económica por la pandemia y asegurarnos de que la región no sufra otra década perdida. Esa es la razón. El presidente entiende, creo que mejor que sus antecesores, la importancia del vecindario. Aunque tiene una visión de su país primero, la extensión natural de eso es el continente americano primero.
—¿Fue un error el ingreso de China al BID en 2008?
—No, fue un error que Estados Unidos no le prestara suficiente atención al BID. China desempeña un papel importante en el comercio internacional, pero es un país lejano a las Américas y controlado completamente por un Estado. Entonces lo que buscamos es cumplir el sueño del panamericanismo, que existe desde que antes que China fuera un poder económico. China nunca va a suplantar la relación entre los países de las Américas, pero sí va a rellenar vacíos existentes. ¡Y competitivamente eso es válido! No nos podemos enojar con China por eso, sino con nosotros mismos por haber dejado el vacío.
—El BID presta anualmente unos 13.000 millones de dólares a la región. ¿Aumentará la presencia del banco en la región?
—Por supuesto. Primero, incrementando el capital. La meta es que en la próxima Asamblea del BID, en marzo en Barranquilla, se vote esa capitalización. Segundo, movilizando más recursos del sector privado. Actualmente, por cada dólar que presta BID Invest moviliza 40 centavos, a mí me gustaría que fueran cuatro. Y la pandemia nos da una gran oportunidad porque las empresas quieren regresar a las Américas y asegurarse la proximidad en las cadenas de abastecimiento. Y tercero, haciendo que las plataformas de cada país en las instituciones financieras internacionales sean conjuntas, algo que ya hablé con David Malpass (el presidente del Banco Mundial) y Kristalina Georgieva (la directora gerente del Fondo Monetario Internacional).
—Su candidatura generó mucha resistencia.
—Todo lo contrario. Hay más consenso que en el pasado: en 2005, la primera vez que (el presidente saliente) Luis Alberto Moreno aspiró al cargo, sacó 56% del voto de los accionistas y tuvo el apoyo de 20 de los 28 países de la región. Yo obtuve 67% y el respaldo de 23. Esta elección ha recibido mucha atención por mi nacionalidad estadounidense. Ningún país criticó lo que propuse.
—El voto es secreto, pero de acuerdo con la Cancillería argentina se abstuvieron Argentina, Chile, México, Perú y Trinidad y Tobago. ¿Buscaban frenar la influencia de Trump?
—No creo que fuera la intención, ni me lo han expresado. Los países que se abstuvieron en la región lo hicieron porque consideraban una tradición que el BID fuera presidido por alguien de la región. Hablé con los presidentes Alberto Fernández (de Argentina), Sebastián Piñera (de Chile), Carlos Alvarado (de Costa Rica), con el canciller de México, Marcelo Ebrard. Fueron conversaciones muy positivas. Les dije que vamos a hacer una gestión unificadora. Y el hecho de que el único punto de contienda fuera mi nacionalidad es buenísimo, porque es lo más fácil de dejar atrás.
—Usted se dijo dispuesto a ayudar a Argentina a renegociar su deuda con el FMI. ¿Se lo pidió Fernández?
—No me lo pidió, se lo ofrecí. Porque el presidente Fernández no podrá llevar a cabo su gestión hasta que pueda desencadenarse de las deudas heredadas. Pudo negociar exitosamente con los acreedores privados y tengo la mejor voluntad para ayudar a ajustar el programa del FMI, que se hizo en 2018 en circunstancias muy diferentes. Va a ser una negociación bastante intensa, pero para toda la región es importante que Argentina pueda cerrar ese capítulo.
—Si Trump pierde la reelección, ¿usted puede ser retirado del BID?
—Nunca en 70 años de instituciones financieras internacionales ha ocurrido algo así. Y me siento muy confiado en que tampoco pasará en esta ocasión.
—¿Cómo evalúa la gestión de Moreno tras 15 años en el BID?
—Hablamos el martes, tuvimos una conversación muy productiva. Me llamó para conversar sobre los desafíos que se vienen. Cada presidente del BID ha dejado un banco mejor que su antecesor y Luis Alberto lo ha hecho también. Ha dejado un banco más moderno, ha dejado un legado importante.
—Asume el primero de octubre en un momento muy duro para la región: pandemia, recesión, amenaza de desastres naturales y protestas sociales, crisis venezolana. ¿Qué le quita el sueño?
—¡Todo! Pero a corto plazo lo que más me quita el sueño son los países pequeños, del Caribe pero también de Centroamérica, que deben responder a la pandemia incrementando el gasto público, pero que ya tienen espacios fiscales limitados, economías basadas en el turismo y otros sectores afectados, y están expuestos a desastres naturales. Me preocupa mucho que tengan que pensar en su presente a sabiendas, porque no les queda opción, de que están limitando su futuro. Y además por sus ingresos tienen menos acceso al crédito. Por eso estamos viendo cómo crear un alivio de la deuda para ellos.
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