Alquilar un inmueble en Venezuela superó, para el pasado mes de noviembre, los 676 dólares, según el más reciente estudio del Observatorio Venezolano de Finanzas.
Este monto se traduciría en 3.206,44 bolívares, tomando como referencia la tasa promedio del Banco Central de Venezuela en 4,74 bolívares por dólar.
Mientras que el alquiler de un local comercial puede llegar a costar hasta 1.265 dólares, según el estudio del Observatorio Venezolano.
La hiperinflación que se inició en noviembre de 2017 se ha extendido a lo largo de 2021. En ausencia de un programa económico coherente y anunciado, el BCV y el Ministerio de Finanzas acordaron aplicar una mezcla de política monetaria restrictiva, mediante elevados encajes, y un significativa intervención en el mercado cambiario a través de la venta de divisas, encaminada a contener las tensiones inflacionarias.
«La idea subyacente ha sido procurar mantener un tipo de cambio estable para de esta manera importar bienes baratos y así reducir el alza de los precios. Ello ha resultado en un abaratamiento de las importaciones y un encarecimiento de los bienes producidos internamente», expresó el economista José Guerra.
A su juicio, esa política de estabilidad relativa del tipo de cambio se fundamenta en la creciente participación del Banco Central ofreciendo divisas ante una demanda siempre en aumento, dada la preferencia de los venezolanos por moneda extranjera y su repudio al bolívar.
«La estabilidad cambiaria o la fijación del tipo cambio es un instrumento efectivo para bajar la inflación siempre y cuando esa estabilidad sea creíble, lo que supone que la tasa de inflación doméstica disminuya rápidamente y converja a la inflación internacional y además que la posición de reservas internacionales del BCV sea sostenible y que la demanda por dinero nacional se recupere producto de la reducción de la inflación y de las expectativas inflacionarias. Nada de eso parece estar sucediendo actualmente en Venezuela», agregó.