Esta época de Navidad no se parece a las anteriores. Los negocios de artículos navideños están repletos y alumbrados. En la calle Veracruz de Las Mercedes, en Caracas, solo queda un canal para el tránsito. Esto debido a que una fila de carros se dispone a comprar arbolitos naturales. Algunos llegan a su casa listos para decorar por la venidera temporada decembrina y otros se conforman con ver la decoración en la calle porque saben que no pueden costear esos artículos.
«Desde 2016 no habíamos tenido este volumen de ventas. Este año están bien, han sido buenas y ha valido la pena», afirmó Luis Virgilio Lusinchi, dueño de un negocio de navidad en la zona en declaraciones a El Nacional.
La dolarización transaccional
En el año 2019 se ha desarrollado en Venezuela una dolarización transaccional como consecuencia de la severa crisis eléctrica que sufrió el país a partir del mes de marzo. Este fenómeno ha beneficiado a algunos comercios porque, dada la hiperinflación que vive el país, resulta más cómodo y transparente transar en monedas extranjeras.
Los dueños de estas empresas coinciden en que 90% o más de sus ventas se realizan en divisas.
«Ha habido una liberación del flujo de dinero en la calle. Porque los cupos en las tarjetas de débito o crédito son insuficientes para lo que las personas deben o quieren comprar. El tema del dólar ha ayudado en que de alguna manera la gente pueda adquirir las cosas sin necesidad de tanto problemas con transferencias y demás», dijo el encargado de una tienda que prefirió no ser identificado.
Si bien los negocios aceptan pagos en bolívares, ya los clientes preguntan directamente el precio en dólares.
«Hablar en nuestra moneda es complicado. Si le dices a alguien un precio en bolívares, inmediatamente te responden ¿cuánto es eso en dólares?«, señaló un vendedor.
El dueño de un establecimiento precisó que a diferencia de otros años, éste no han sido sometidos a regulaciones de controles de precios por parte del Estado y se ha aplicado un «dejar hacer, dejar pasar» respecto al cobro en otras monedas.
Las precauciones comunes
Sin embargo, el pago y vuelto con divisas acarrea un riesgo, los billetes falsos.
Todos los establecimientos consultados afirmaron poseer al menos un mecanismo para comprobar la autenticidad de los dólares.
«Contamos con las máquinas que verifican los billetes. Además, estamos al tanto de todos los parámetros para corroborar la autenticidad: las marcas de agua, la textura, etc. Se han presentado casos en los que nos han traído billetes falsos y los hemos devuelto de manera oportuna», dijo Jessica Trejo, encargada de un local de artículos navideños en Las Mercedes.
Precios y productos de Navidad
Los productos más demandados son los respectivos a la decoración del árbol de Navidad. Luces, mallas y bambalinas dependiendo del modelo, el origen de la importación y la cantidad cuestan entre 5 y 15 dólares.
Para seleccionar el árbol de Navidad se debe considerar la durabilidad de los artificiales versus el agradable aroma de los naturales.
Estos últimos aunque importados desde Canadá, resultan más económicos que los artificiales, pero todo dependerá de la frondosidad, la calidad y el lugar de origen.
Los artificiales, si son pequeños y nacionales, pueden costar desde 70 dólares. Los importados no bajan de 125 dólares. Los grandes y de mayor calidad pueden llegar a costar hasta 250 dólares.
Por su parte, los pinos naturales están entre 80 y 250 dólares.
La falsa sensación de recuperación económica
«A pesar de que últimamente han habido nichos puntuales de consumo que se han reactivado, ayudados en gran cuantía por un factor de estacionalidad, la situación económica sigue siendo excesivamente complicada», dijo José Miguel Farías, miembro de la comisión de Economía de Consecomercio en entrevista a El Nacional.
Precisó que la economía se ha reducido más de 65%. Por ello cualquier movimiento parece significativo. Y, de hecho, estos consumos están focalizados en ciertos nichos.
«Generalizar siempre es equivocarse», delimitó.
Farías explicó que hay una gran parte de la población que a pesar de no ser económicamente productiva, tiene ahorros significativos para surfear la crisis. Además, muestran una falsa sensación de estabilidad en una economía que se aproxima a su séptimo año consecutivo de caída.
Recordó que el último periodo en el cual el Producto Interno Bruto venezolano registró un comportamiento positivo, fue al cierre del cuarto trimestre de 2013.
«Desde entonces, el valor de la producción de bienes y servicios en el país se desplomó 65,16% hasta el primer trimestre de 2019. Esto simboliza que la economía se ha empequeñecido aproximadamente en dos terceras partes desde el último periodo de crecimiento experimentado en el país. La actividad comercial se ha reducido en 84,67% en el mismo periodo», concluyó.