El rótulo de letras blancas sobre un óvalo rojo impreso sobre el empaque del compuesto lácteo Tigolac se cuela por estos días en los anaqueles donde se exhiben los paquetes de leche en polvo de otras marcas, más tradicionales, en supermercados de Caracas y de otras ciudades venezolanas.
Aunque Tigo, la marca-paraguas del producto, es local, este sucedáneo de la leche en polvo en realidad proviene del sur de Brasil. Tigo, o Corporación R3 C.A., por su persona jurídica en Venezuela, no fabrica sino que se limita a importar todos los productos de su catálogo. Y Tigolac en particular, como se lee en la parte posterior del empaque, junto a la tabla nutricional, se produce en Taquara, Río Grande do Sul, a casi 7.000 kilómetros de Caracas.
Dietalat Industria e Comercio de Laticinios Ltda, la lechería de Taquara que produce Tigolac, apareció el reciente diciembre en los noticiarios y primeras páginas de medios regionales en el sur de Brasil, y no por alguna campaña promocional, sino por un desastre para la reputación de la empresa: el 11 de diciembre de 2024, el Ministerio Público de Rio Grande do Sul suspendió la comercialización de varios productos lácteos de Dielat tras una inspección de la planta de Taquara, en la que detectó la adulteración de la leche, dañada o caduca, con sustancias tóxicas como la soda cáustica y el agua oxigenada, para seguir comercializándola. La Fiscalía local también encontró otras materias inadecuadas dentro de los envases de los productos de Dielat, como “pelos indefinidos” y manchas de suciedad.
Se trató de la llamada Operación Leche compensada 13, que produjo cuatro arrestos: los de los ejecutivos Antonio Ricardo Colombo Sader, copropietario de Dielat; Tales Bardo Laurindo, uno de sus directivos; Gustavo Lauck, supervisor de calidad; y Sergio Alberto Seewald, ingeniero químico y asesor de Dielat, a quien se le conoce en el mercado brasileño de lácteos con los apodos de El Alquimista o El Mago de la Leche.
No es la primera vez que Seewald aparece envuelto en un escándalo sanitario. Sus fórmulas químicas fraudulentas, ideadas para prolongar la vida útil y la buena apariencia de productos lácteos vencidos, a menudo convierten estos en no aptos para el consumo humano. En 2014 fue objeto de una investigación en otra empresa láctea del Vale do Taquari, también en Rio Grande do Sul, por agregar soda cáustica, bicarbonato de sodio y peróxido de hidrógeno (agua oxigenada) a sus productos. Once años atrás, un tribunal lo había absuelto por un caso similar.
En respuesta a la redada del Ministerio Público, Dielat, que tumbó de inmediato su sitio web, emitió un comunicado en el que se comprometía a interrumpir temporalmente sus actividades que, confiaba, retomaría luego de que finalizaran las investigaciones necesarias y quedase demostrada, según la empresa, “la absoluta regularidad de sus procedimientos y de los excelentes productos puestos a disposición del mercado de consumo».
Los fiscales brasileños detuvieron la producción y circulación de los lácteos Megalac, Megamilk, Tentaçao y Cootall, que se distribuyen en todo Brasil, incluyendo comedores escolares. Y también prohibieron un quinto compuesto lácteo: Tigolac, destinado a Venezuela.
Por Lisseth Boon
Más detalles en armando.info.
Noticias Relacionadas
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional