Trece intervenciones cambiarias en un mes, contando desde el 3 octubre hasta el 3 de noviembre. Aunque en la última semana se ha evidenciado un comportamiento alcista en el precio del dólar, durante octubre se mostró una relativa estabilidad que no parece corresponderse con lo que podría esperarse de un mes tradicionalmente inflacionario debido a una mayor liquidez monetaria.
Pero las 11 intervenciones que hizo el Banco Central de Venezuela (BCV) en el décimo mes, a las que se suman dos en los primeros tres días de noviembre, son una señal y una explicación del comportamiento del dólar en el transcurso del último mes.
Dólar en más de 9 bolívares
Algunas personas consideran un exabrupto que el tipo de cambio supere los 9 bolívares por dólar, a juzgar por los comentarios en las publicaciones sobre el valor de la divisa en el mercado paralelo. Sin embargo, de no ser por las intervenciones cambiarias, la moneda estadounidense estaría cotizando en un monto significativamente superior.
El Nacional conversó al respecto con el economista José Guerra, miembro fundador del Observatorio Venezolano de Finanzas, y quien mantiene un constante monitoreo del estado de las reservas internacionales de Venezuela.
El economista señaló que, según su estimación, de no ser por las intervenciones el 3 de noviembre el dólar debía haber cotizado en 12 bolívares.
En esa jornada el tipo de cambio paralelo se ubicó en 9,38 bolívares y el viernes siguió subiendo al ubicarse en 9,68 bolívares. Este lunes cerró en 9,76 bolívares, con lo que roza los 10 bolívares.
A la par, la tasa oficial publicada por el BCV la tarde del viernes se ubicó en 8,77 bolívares por dólar. Este lunes la tasa oficial es de 8,73 bolívares por dólar.
Aumenta la liquidez y sube el dólar
En ocasiones anteriores, economistas han explicado a El Nacional que los últimos tres meses de cada año suelen mostrar mayores índices de inflación que el resto del año. La razón es que se ejecutan diversos pagos, tanto por parte del gobierno como de las empresas privadas, que derivan en una mayor liquidez y con ello suben los precios de los productos.
Pero en el caso venezolano una mayor liquidez no solo incide en un aumento de la inflación, sino que también, debido a la falta de confianza en el bolívar, buena parte de esa masa monetaria que ingresa en la economía se dirige hacia la compra de divisas, con una consecuente devaluación.
A la vez, dado que las operaciones en Venezuela se dolarizaron de facto, un incremento en el valor del dólar incide fuertemente en un alza de los precios denominados en bolívares.
Contención del precio del dólar para frenar la inflación
Y esta es la razón por la cual, especialmente a partir de 2021, el BCV ha mantenido una política de contención del tipo de cambio, puesto que su objetivo era que Venezuela saliera de la hiperinflación, como en efecto lo logró en enero pasado. Y desde entonces la autoridad monetaria ha mantenido una política de inyecciones cada vez que se acelera la devaluación del tipo de cambio.
Una buena muestra tanto del impacto del aumento de la liquidez como de la política de contención del BCV fue lo que sucedió a finales de agosto.
En esa ocasión, una vez que se ejecutaron los pagos de bonificaciones vacacionales al personal educativo, después de semanas de protestas, el aumento de la liquidez incidió en una fuerte devaluación.
Un vistazo al informe del BCV permite observar que el 19 de agosto se registró un significativo incremento de 22,52% en la liquidez monetaria.
Desde principios de ese mes se evidenciaba una incapacidad para mantener el tipo de cambio por debajo de la barrera de los 5 bolívares por dólar, pues iniciando agosto el precio promedio del dólar paralelo superó los 6 bolívares y desde entonces no se estabilizó, aunque, ciertamente, en los primeros días del mes las alzas fueron ligeras, pero sostenidas.
A partir de la quincena, los incrementos diarios se hicieron cada vez más significativos, especialmente desde el miércoles 17 de agosto, cuando en la apertura el dólar cerró en 6,42 bolívares. La espiral continuó hasta que la divisa cerró esa semana en 6,95 bolívares. Pero lo peor apenas se aproximaba.
El lunes 22, el dólar paralelo retrocedió ligeramente a 6,94 bolívares, solo para repuntar violentamente el martes 23 y el miércoles 24.
El 23 de agosto, el dólar paralelo abrió en un promedio de 7,04 bolívares y cerró en 7,32 bolívares. Y el mayor impacto sucedió el 24 de agosto, generando un gran revuelo nacional, cuando el tipo de cambio no oficial abrió en 7,86 bolívares por dólar -un alza de 7,38% en comparación con el día previo-. Y en la tarde se mantuvo la espiral alcista al subir otro 10,63% (0,84 bolívares). Con lo cual el precio promedio del dólar en el mercado paralelo rozó los 9 bolívares al cerrar en 8,70 bolívares.
Subasta de emergencia
La situación llevó a que el BCV convocara de emergencia a las entidades bancarias para una subasta de divisas que debían ser vendidas a la población de inmediato, en una táctica para contener el precio del dólar.
Ese mismo 24 de agosto, la tasa oficial reaccionó y se ubicó por encima de los 7 bolívares, que no obstante significaban una marcada brecha con los cerca de 9 bolívares a los que estaba el paralelo. Sin embargo, la subasta incidió en un descenso de la tasa no oficial, a la par que la tasa del BCV siguió incrementando de manera paulatina hasta estabilizarse ambas tasas alrededor de los 8 bolívares.
En el informe de intervenciones cambiarias del BCV se ve que en agosto se produjeron ocho inyecciones. Es el segundo mes con más intervenciones, después de octubre.
Respecto a las intervenciones cambiarias, José Guerra explicó que el BCV vende divisas cada lunes a la banca.
«Son en promedio 90 millones de dólares. Si ven alza del precio venden un poco más», indicó.
Por lo cual serían esperables cinco intervenciones correspondientes a los lunes que tuvo el pasado octubre. Sin embargo, se trató del mes con mayor cantidad de inyecciones en lo que va de 2022, con 11.
Asimismo, entre el 30 de septiembre y el 21 de octubre aumentó la liquidez monetaria. El 7 de octubre se incrementó la liquidez en 13,03%, después disminuyó 1,54%, pero en la siguiente semana subió 8,04%.
Pérdida de reservas internacionales
La contención del tipo de cambio genera dos distorsiones. La primera y más obvia es la pérdida de reservas internacionales, que va acompañada de la incertidumbre de por cuánto tiempo el BCV tendrá músculo para contener el precio del dólar.
Al respecto, José Guerra denunció que durante el transcurso del año las reservas internacionales han disminuido por concepto de 925 millones de dólares.
Además, el economista contrastó que en 2015 Venezuela poseía reservas por 16.367 millones de dólares frente a solo 4.889 millones de dólares al cerrar octubre de 2022.
Cabe la aclaratoria de que a la fecha del 4 de noviembre de 2022 el BCV reporta 9.945 millones de dólares en reservas internacionales.
Sin embargo, como lo explicó Guerra en la entrevista con El Nacional, ese monto no es real debido a que incluye los 5.100 millones de dólares de derechos especiales de giro (DEG) del Fondo Monetario Internacional (FMI).
La autoridad financiera venezolana decidió reflejar el monto de esa asignación en 2021 como parte de las reservas internacionales, acción que le valió el repudio de economistas, dado que aunque los DEG estén asignados para Venezuela, no están disponibles. Es decir, no pueden ser utilizados y por ello no deberían considerarse reservas internacionales.
Sobrevaluación del tipo de cambio real
La segunda distorsión generada por la política de contención se denomina sobrevaluación del tipo de cambio real o simplemente rezago cambiario. Este fenómeno consiste en que el precio del dólar queda por debajo del valor al que debería ubicarse para que un producto determinado cueste siempre lo mismo en dólares, aunque su precio aumente en bolívares.
Es decir que para que se mantenga un punto de equilibrio, el tipo de cambio debería devaluarse de forma proporcional a la inflación, para que un consumidor pueda comprar con la misma cantidad de dólares los mismos productos, aunque haya inflación en bolívares.
En la cotidianidad, los efectos de este fenómeno suelen sentirse como una inflación en dólares debido a que, ante el rezago, se requieren cada vez más dólares para comprar los mismos productos o pagar servicios.
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