Walid Regragui es el hombre más adorado estos días en Marruecos. No exageraríamos si los marroquíes le veneran estos días al mismo nivel que al Rey Mohamed VI. Es el seleccionador que ha llevado al país a unos octavos de un Mundial 36 años después. Todo un éxito.
Primeros en un grupo con Croacia, última subcampeona del mundo, y Bélgica, semifinalista en 2018, Regragui ha cambiado la historia del fútbol marroquí en tan solo tres meses. Ese es el tiempo que ha tenido para preparar el Mundial este exjugador del Racing de Santander con muchos lazos con España, tantos que sus orígenes están en un barrio español, considerado a su vez uno de los más conflictivos de todo el país.
El Príncipe y Ceuta
En Ceuta el Marruecos-España que se jugará este martes puede ser el encuentro más especial que viva gran parte de su población. La Ciudad Autónoma hace frontera con Marruecos y tiene históricos lazos sociales, culturales y familiares. Tantos como que aproximadamente 40% de su población o tiene orígenes marroquíes o tiene familiares al otro lado de la frontera. Y son españoles, porque Ceuta es española desde hace más de 500 años, por mucho que Marruecos siga a día de hoy diciendo que es «una ciudad ocupada».
En esa Ceuta, y más concretamente en el famoso barrio de El Príncipe, nació la madre de Walid Regragui. El hoy seleccionador marroquí ya nació en Francia, pero parte de su familia proviene de la zona de España más cercana a Marruecos. Y allí regresaba cada verano de su infancia, entre Ceuta y Castillejos, la primera localidad marroquí -se puede ir hasta andando- según se pasa la frontera.
El Príncipe, conocido a nivel nacional por tiroteos, tráfico de drogas y asesinatos, es el barrio que justo hace frontera con el país africano. Es, por tanto, el último punto por España desde el sur. En Ceuta, además, sigue viviendo parte de su familia.
Regragui es ahora todo un héroe nacional en Marruecos. Así se lo demostraron sus jugadores, que tras ganar a Canadá y clasificarse como primeros de grupo le mantearon en el campo. Es ya un éxito que una selección que desde 1998 a 2018 no jugó ningún Mundial esté ahora en octavos. Llegados aquí quieren más y la circunstancias les enfrentan ante España en un encuentro con una carga política y lazos históricos que a menudo se tambalean. Y la actual legislatura es un buen ejemplo.
Generación dorada
Marruecos tiene una de las mejores generaciones de toda su historia. La inmensa mayoría de sus jugadores militan en equipos europeos (cuatro de ellos en España) y más de la mitad han nacido fuera de Marruecos, pero sus orígenes familiares les hacen defensores de este país. Un caso es Achraf Hakimi, su jugador más internacional, lateral del PSG, nacido en Madrid y canterano del Real. En esta Marruecos hay otro español: el portero Munir Mohamedi, que nació en Melilla, el otro territorio español que hace frontera con el país árabe.
Bono, Amrabat, Abde, Boufal, El Yamiq, En-Nesyri… la Marruecos que se enfrenta este martes a España tiene jugadores reconocidos que, eso sí, tiene en Hakim Ziyech su máximo exponente. Él nació en Países Bajos, jugó siempre en el fútbol neerlandés (hasta que en 2020 le fichó el Chelsea inglés), pero eligió a Marruecos. Y con él se entiende la figura del seleccionador.
Y es que Ziyech, como algún que otro jugador marroquí, estaba vetado en la anterior selección marroquí. Vahid Halilhodzic, el bosnio que era el técnico hasta agosto, no llevaba a Ziyech por cuestiones personales. «No puedo llamar a un jugador como Ziyech, aunque sea Messi. Puede arruinar el ambiente en el grupo», dijo el exseleccionador de Marruecos. Al final la Federación de este país a quien no llevó a Qatar fue al entrenador.
Con tan solo tres meses de preparación, Marruecos eligió a Walid Regragui para que entrenara al equipo en Qatar. Él ya era muy conocido en el país toda vez que ha conquistado dos ligas locales y fue campeón de la Champions de África con el Wydad de Casablanca. Fue además internacional, en su etapa de jugador, en 44 ocasiones. En esa época jugó tres temporadas en aquel Racing de Santander de Primera División.
De las primeras cosas que hizo Regragui fue convencer a Ziyech para que regresara a la selección. Fue un mensaje de reconciliación, de unidad en el equipo nacional. El futbolista ya se había rendido y no quería jugar más, pero el cambio de seleccionador le vino de perlas. En este Mundial está destacando, es una de las grandes sensaciones del torneo y este martes es la principal amenaza de España.
Es así como un hombre, cuyos orígenes maternos están en el barrio español más cercano a Marruecos, ha logrado un indescriptible éxito para los marroquíes, que ven en este Mundial el definitivo despertar de un país tremendamente apasionado por el fútbol y al que le faltaba que su selección diera un salto de calidad firmado ahora por Regragui.
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