Tenía su oficina en Caracas en el edificio Xerox, al final de la avenida Libertador. Desde allí estaba pendiente de Venemotos, la empresa de la familia, y de toda la actividad de los deportes a motor. Es Vito Ippolito, un venezolano que llegó a lo más alto de la gerencia al presidir por tres períodos la Federación Mundial de Motociclismo y hoy se encuentra en Italia a la espera de que pase el coronavirus.
Octavio Estrada, ese vaso comunicante lleno de gasolina, fue el periodista que nos hizo el puente para saber, luego de muchos años, de una de las leyendas vivas del motociclismo. Con su voz pausada de siempre, Vito comentó lo poco que puede hacer debido a la cuarentena:
“En estos tiempos no puedo hacer muchas cosas. Leo bastantante, tengo todo en orden, pero hay que hacer este sacrificio que creo que es pequeño, ante la magnitud que ha alcanzado este virus. A nadie le gusta estar encerrado, pero es necesario”, dijo, a los 68 años de edad.
Andrea Ippolito llegó desde Napoli
Y es que Vito nació, prácticamente, encima de una motocicleta. Su padre Andrea Ippolito, nativo de la localidad de Torre del Grecco, cercana a Napoli, llegó a La Guaira en 1954 acompañado de una moto, una Mv Agusta modelo 203 con la que de inmediato se inició en las competencias locales.
Después de conquistar victorias en Chile y Argentina, además de conseguir triunfos en los campeonatos nacionales, en los años 60 Andrea llegó a un acuerdo con la Yamaha y montó la escudería Venemotos, por los lados de zona caraqueña de La Bandera, cerca de El Valle.
Y es que muchas veces la suerte de los campeones está escrita y fue así como, un buen día, se apareció por la tienda uh corredor que cambiaría el rumbo de la especialidad en el país: Johnny Alberto Cecotto. Tenía 16 años de edad cuando hizo contacto con el maestro y, después de tres años, logró su debut en una válida del Mundial de Motociclismo.
Fue un 30 de marzo de 1975 cuando Johnny corrió en el trazado Paul Ricard de Francia y, con apenas 19 años, logró, para sorpresa de muchos, la victoria en en las categorías 250 cc y 350 cc. Al final el venezolano se alzaría con la corona de los 350cc ese año 1975 que quedó en la historia.
Vito Ippolito y un centauro de apellido Lavado
Después vendrían los triunfos de otro caraqueño, Carlos Lavado. En 1983 había desaparecido físicamente el maestro Andrea y fue Vito quien tomó la batuta, tanto de la empresa como de la carrera de Lavado y fue testigo en primera fila de las dos coronas mundiales logradas por el centauro nacional el cuarto de litro en 1983 y 1986.
La carrera de Vito en la dirigencia marchó a toda velocidad. Montó en Venezuela, específicamente en Maracay, 10 válidas del Mundial de Motocross entre los años 1988 y 1999. Fueron citas en las que estuvieron presentes los mejores corredores del orbe, con una organización que se acercaba a la perfección.
Hay que evitar que la gente se enferme y muera
Para ese entonces, Vito también estaba al frente de la Unión Latinoamericana y decidió dar otro paso: buscar la presidencia de la Federación Internacional de Motociclismo. Lo logró en 2006, año en el que se convirtió en el primer mandatario no europeo del organismo creado en 1904.
Estuvo al frente de la organización hasta 2018, cuando decidió dar un paso al costado en la dirigencia de una organización que tiene más de 190 países de los cinco continentes.
“Hay que seguir insistiendo en que tenemos que tratar de sortear los contagios para evitar que la gente se enferme y muera. Eso es lo más importante en este momento”, dijo como siempre con su voz pausada, desde Monopoli, al sur de Italia, donde no para de hacer reflexiones sobre la vida.
Por @Johnnyvillar