En el minuto 17 del encuentro entre Fiorentina e Inter de Milán, Eduardo Bove cayó tendido sobre el terreno de juego y tuvo que ser asistido para ser llevado directamente al hospital.
El jugador del cuadro local sufrió una descompensación y quedó en la cancha, sin conocimiento, mientras que los equipos protestaban por un gol anulado de Lautaro Martínez. Los servicios médicos ingresaron al terreno para atender la situación.
Sus compañeros formaron un círculo alrededor de Bove para evitar que las cámaras lo siguieran. El jugador, de 22 años, fue llevado de urgencia en ambulancia hacía un centro médico. El partido se suspendió momentáneamente.
#AHORA – Fiorentina vs. Inter en Italia fue suspendido por una emergencia médica. El mundo del deporte reza por Edoardo Bove. pic.twitter.com/tPFCQ4j6Qq
— SportsCenter (@SC_ESPN) December 1, 2024
Bove se recupera
Tiempo después, las primeras informaciones en Italia reconfortaron a los aficionados del fútbol mundial, pues el jugador habría recuperado el conocimiento en el Hospital Careggi de Florencia y estaría respirando de manera autónoma con un ritmo cardíaco regular.
Bove llegó al Roma con 10 años y, como todo canterano, su sueño era el de jugar en el primer equipo, saltar al Estadio Olímpico de Roma ante toda la afición y cantar su mítico himno.
Lo consiguió por primera vez el 9 de mayo de 2021, en un partido de Serie A ante el Crotone cuando el Roma lo entrenaba el luso Paulo Fonseca.
Sin embargo, fue realmente José Mourinho su gran valedor. Ya en la siguiente temporada, en la 2021-22 en la primera jornada, precisamente ante el Fiorentina, su actual equipo, tuvo minutos.
Le costó ganarse otra oportunidad, pero lo consiguió en noviembre ante el Génova. Y, poco después, con media hora ante el Inter en el Olímpico, en su primer gran partido.
Desde ese momento se convirtió en un jugador más habitual en los últimos minutos de los partidos y consiguió levantar un título con el Roma, la histórica Liga Conferencia que le permitió pasar a la historia del club. La ‘Loba’ no llegaba a una final desde 1991, hacía en ese momento 31 años, y solo tenía un trofeo en el Viejo Continente, la ya extinta Copa de Ferias de 1961.
Nunca se ganó un puesto fijo en el once, pero fue uno de los fijos en el banquillo para Mourinho, que el 16 de enero de 2023 le bautizó como su «perro rabioso»
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