Un infielder larguirucho, flaquísimo y alto, de elogiadas manos y buenos reflejos, aunque con una ofensiva que todavía estaba por desarrollar, saltó a la grama del viejo Crosley Field de Cincinnati un 6 de abril, hace exactamente 50 años. El parque de los Rojos estaba a punto de cerrar para siempre. Pero los escarlatas estaban viendo el inicio de una de las más brillantes carreras de alguno de sus miembros en las Grandes Ligas.
David Concepción debutó en la MLB hace medio siglo ya. Todavía Luis Aparicio reinaba en el corazón y la admiración de sus compatriotas, cuando el aragüeño fue alineado por el recordado Sparky Anderson como octavo bate y torpedero frente a los Expos de Montreal.
Faltaban tres meses para que el Riverfront Stadium abriera sus puertas. En ese parque, a partir de junio, Concepción se convertiría en un emblemático integrante de la Gran Maquinaria Roja, uno de los equipos más queridos y mejor considerados en la historia de las Mayores, que ganó la Serie Mundial en 1975 y 1976.
El nativo de Ocumare de la Costa todavía no era el Rey David, aquel apodo que recibiría en el cénit de su recorrido, supuesta autoría de Carlos Alberto Hidalgo, otro grande del deporte venezolano.
El espigado y para entonces muy delgado campocorto había ganado su lugar en el roster durante los juegos de exhibición. Tenía 21 años de nacido. Durante las siguientes 19 temporadas sería un indiscutible en la única ciudad estadounidense donde fue homeclub, convirtiéndose en “el pegamento que mantuvo unidas todas las piezas” de aquella legendaria máquina, como aseguró en su momento el inmortal Johnny Bench.
Concepción es dueño de récords
Concepción todavía es dueño del récord de 19 campeonatos disputados con los Rojos, una marca que comparte con el gran Pete Rose. Consiguió 5 veces el Guante de Oro y en la mitad de su recorrido, prácticamente, fue llamado al Juego de Estrellas, 9 ocasiones en total. Junto con Mark Belanger y Larry Bowa fue la referencia defensiva de su posición en los años 70, y a partir de 1982, hasta su retiro, en 1989, fue también capitán de los escarlatas.
Se retiró con 2.326 imparables, 993 anotadas y 321 bases robadas. Tan notable fue su desempeño, que durante 15 años su nombre fue a debate entre los votantes de la Asociación de Cronistas de Beisbol para la elección del Salón de la Fama. Y luego, a través del Comité de Veteranos, únicamente le faltaron dos votos para lograr su ingreso a Cooperstown en el primero de sus dos intentos por esa vía.
Aquel 6 de abril de 1970 era imposible prever lo que vendría. Los scouts sabían de su talento y en la LVBP ya había mostrado su habilidad con los Tigres de Aragua. Pero el duelo contra los Expos no quedó para la memoria, por su rendimiento. Falló cuatro veces con el madero. Se ponchó en dos ocasiones. Y aunque jugó impecablemente al campo, tardaría tres encuentros en conseguir su primer hit.
Los 30.124 aficionados que pagaron entradas en ese Día Inaugural no lo sabían, pero habían sido testigos del estreno de quien llegaría a ser uno de los mejores peloteros en la historia de la ya por entonces centenaria franquicia. Con el tiempo, sería parte del pabellón de los inmortales en la ciudad de Cincinnati y vería retirado su número en las paredes del nuevo Great American Ballpark, aunque para ello Concepción tendría primero que cambiarse el 50, el que usó en su debut, para empezar a vestir en ese mismo torneo el inolvidable 13 que convirtió en leyenda.
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional