Con la derrota de su medallista de plata en Rio-2016, Yoel Finol, Venezuela cerró el lunes su breve paso por el boxeo de los Juegos de Tokio, un deporte que suele estar entre sus mejores opciones olímpicas.
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Finol, de 24 años, cayó por decisión unánime (5-0) ante un peleador local, el japonés Ryomei Tanaka, en la ronda preliminar del peso mosca (48-52 kg).
Los otros dos representantes del equipo venezolano habían sido eliminados un día atrás: Nalek Korbaj en peso medio pesado masculino (75-81 kg) e Irismar Cardozo en el mosca femenino (48-51 kg).
Un cuarto púgil venezolano, Eldric Sella, sufrió otra derrota el lunes pero no bajo la bandera de su país sino del Equipo Olímpico de Refugiados.
«Venezuela, disculpas por no dejarlos esta vez en lo más alto y conseguir la victoria para el pueblo pero vamos a seguir golpeando», dijo un abatido Finol a la AFP en la zona mixta de la arena Kokugikan.
Cargando un terrible drama personal sobre sus espaldas, este boxeador dio la campanada con solo 19 años de edad en los pasados Juegos al colgarse la medalla de plata, primer podio del país en esta disciplina desde Los Ángeles 1984.
Originalmente Finol ganó el bronce pero después le fue asignada la plata por dopaje del ruso Misha Aloian.
Cinco años después, en su regreso a un ring olímpico, el púgil de Mérida se estrelló ante un experimentado rival que fue noveno en el pasado Mundial de 2019.
El japonés tomó una amplia ventaja en los dos primeros asaltos, lo que llevó a que el venezolano asumiera demasiados riesgos en el último periodo y terminara con contundente 5-0 en contra.
Para conquistar su inesperada medalla en Rio, Finol se sobrepuso al asesinato de su hermana a manos de su mentor, el doble campeón mundial Edwin Valero.
Valero estaba casado con su hermana Jennifer, con quien tuvo dos hijos, y Finol dio sus primeros pasos en el ring bajo su guía cuando era un chico de 13 años.
Las drogas y el alcohol destruyeron a Valero, quien asesinó a Jennifer el 17 de abril de 2010, se entregó a la policía y se suicidó en su celda.
Antes de viajar a Tokio, Finol dijo en una entrevista a la AFP que había perdonado a Valero por aquel desgarrador dolor que le causó, quedándose con los buenos recuerdos.
«Él fue para mí una inspiración y compartí mucho tiempo con él… Estaba en su mundo profesional y yo entrenaba con él», recordó.
«Hicimos lo que pudimos»
El ciclo olímpico de Finol fue golpeado por la crisis y los conflictos dirigenciales por el control de la federación de boxeo, perdiéndose los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 2018 por falta de boletos aéreos para la selección nacional que viajaría al clasificatorio.
Preguntado sobre los motivos de la pronta eliminación de todo su equipo, Finol señaló hacia el nivel competitivo del boxeo olímpico.
«En este ring no hay rival pequeño, estamos los mejores del mundo y cada pelea es una final», justificó. «Hicimos lo que pudimos».
«Es experiencia que seguimos agarrando. Los tres somos jóvenes, nos queda carrera por delante», indicó.
En su caso, Finol podría abandonar pronto el boxeo amateur para quedarse en el profesionalismo, donde ya ha dado sus primeros pasos con tres combates celebrados en Colombia, los tres saldados con triunfos.
El boxeo es uno de los deportes olímpicos más representativos de Venezuela y el que le dio su primer oro de la mano de Francisco ‘Morochito’ Rodríguez en México-1968.
Siguieron su estela en el ring Pedro Gamarro, Bernardo Piñango y Finol, con platas en Montreal-1976, Moscú-1980 y Rio-2016; y Marcelino Bolívar y Omar Catarí, con bronces en Los Ángeles-1984.
«Yo también represento a Venezuela»
Por su parte Eldric Sella, primer deportista latinoamericano en el Equipo Olímpico de Refugiados, sufrió un nocáut técnico con 67 segundos de combate ante el dominicano Euri Cedeño en el peso mediano (69-75 kg).
Conteniendo la emoción y la rabia por la veloz eliminación, Sella quiso recalcar que, pese a su situación, se siente parte del boxeo de su país.
«Yo represento a Venezuela también», dijo Sella, quien pidió asilo en 2018 en Trinidad y Tobago ante la crisis económica y de seguridad en el país suramericano.
«Vine como refugiado pero, para mí, yo sigo representando a mi país, a los que se fueron y a los que están ahí y siguen luchando por un mejor país», alcanzó a decir. «Me siento mal por no haber cumplido con ellos ni conmigo mismo».
Por el Equipo Olímpico de Refugiados, creado en los pasados Juegos de Rio-2016, han competido atletas de una docena de países como Siria, Sudán del Sur y Afganistán.
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