Convertido ya en un gran clásico del fútbol mundial, la final entre Inglaterra y Alemania, del domingo en Wembley (16H00 GMT), delante de más de 80.000 aficionados, será el colofón final de una Eurocopa que espera ser otro hito más en el desarrollo de este deporte femenino.
«Los dos equipos que han hecho mejor torneo jugando su mejor fútbol están en la final», resumió el sábado la capitana inglesa Leah Williamson.
Y es difícil no darle la razón. Desde la primera ronda, las dos finalistas han dado una imagen de fuerza y solidez, pero también de talento, que se fue confirmando a medida que surgían adversidades.
El domingo por la mañana, la prensa de ambos países era testigo del gusto por sus selecciones, que están recibiendo un apoyo inédito.
«Mujeres fabulosas», titulaba el diario alemán FAZ sobre una Nationalmannschaft femenina que ha eclipsado la división de opiniones hacia el equipo masculino, después de los decepcionantes resultados de los últimos años.
«¡Un interés nuevo y sincero!», señala la cadena de televisión pública alemana ARD, que retransmitirá la final. «Durante años, el equipo femenino ha sido objetivo de burlas, la Eurocopa de Inglaterra ha cambiado el juego», estima.
«No tenemos miedo a nadie», titula por su parte el tabloide inglés Mirror, citando a la seleccionadora Sarina Wiegman, que lleva sobre sus hombros la esperanza de un país todavía dolorido por la derrota del equipo masculino, en los penales contra Italia, hace un año, también en el estadio de Wembley.
Esta Eurocopa ha mostrado un apetito que, sin duda, ha superado las expectativas de la organización.
El récord en el número de espectadores durante una Eurocopa femenina ya ha sido ampliamente superado y la final debería también superar la afluencia más alta en un partido de Eurocopa masculina, establecido en el año 1964 en España (79.115 personas).
«No habrá un momento más grande» en sus carreras
«No estoy sorprendido», comentó el presidente de la UEFA Aleksander Ceferin el domingo por la mañana durante un foro en Londres, en las horas previas a la final.
«Sabía que habría calidad. Las cifras son extraordinarias, pero la mayor sorpresa para mí, son aquellos que están sorprendidos por el hecho de que el fútbol femenino esté a este nivel», añadió.
La fiebre ha superado al círculo de fieles. En la televisión y en los pubs, Inglaterra está sumergida en la pasión por sus «Lionesses» (leonas) y el ambiente en Trafalgar Square, donde se encuentra una pantalla gigante para seguir sus proezas, promete ser eléctrico en el momento del pitido inicial.
Antes del partido, un escuadrón completamente femenino de la Royal Air Force sobrevolará el estadio.
La identidad del adversario añade un poco más de rivalidad al encuentro, con el antecedente de la final del Mundial-1966 masculino, en la que Inglaterra logró su único gran título en Wembley, pero también decepciones más recientes, como la goleada encajada por las inglesas en la final de la Eurocopa femenina de 2009 en Finlandia (6-2).
Invictas en ocho finales de las 12 ediciones del torneo, este partido tendrá un sabor diferente para las alemanas.
«Hemos soñado con esta final, en Wembley, contra Inglaterra. No sé si habrá un momento deportivo más grande en la carrera de estas jugadoras», estimó la seleccionadora de Alemania Martina Voss-Tecklenburg.
Dejar huella
En 1989, durante el primero de los cuatro campeonatos de Europa que ganó como jugadora, la prima por una victoria era un juego de té.
Si ganan el domingo, cada una de las alemanas ganará 60.000 euros (61.350 dólares), 65.000 euros (66.465 dólares) en el caso de las inglesas, más que el salario anual medio de una jugadora de WSL, el campeonato de Inglaterra femenino.
«En 1989 ganamos como amateurs, pero el trofeo tenía el mismo valor que tendrá mañana», aseguró Voss-Tecklenburg, que espera sobre todo aprovechar el impulso del Mundial-2019 de Francia, roto por la pandemia de covid-19.
«Este torneo debe ser también una oportunidad para dejar huella en el fútbol femenino en Europa. Si no llega ahora, ¿cuándo?», se preguntaba Voss-Tecklenburg.
«Ya hemos visto en este torneo que no solo ha cambiado el fútbol femenino sino la forma en la que la sociedad lo mira». La final «no será una culminación sino el inicio de un proceso y quiero que este partido sea un hito para el futuro», concluyó Williamson.