El tiempo no pasa para Roger Federer. En 1999 el suizo recibió un wild card para jugar el The Lipton Championships, el actual Miami Open, y celebró este vigésimo aniversario alzando el trofeo de campeón. También fue aquella su primera participación en lo que después se conocería como torneos Masters 1000, en los que Federer sumó su título número 28.
“Qué semana ha sido para mí. Estoy tan feliz ahora mismo. Es increíble. Jugué aquí en 1999 por primera vez y aquí estoy en 2019. Significa mucho para mí”, señaló a pie de cancha, visiblemente emocionado.
Apenas se clasificó para la final en Miami dijo que debía esperar “que las estrellas se alinearan” para poder resistir al potente servicio de John Isner, su rival en el choque decisivo.
Y se alinearon. Federer resolvió el primer set en menos de media hora y en la segunda manga Isner se vio afectado por una molestia en el pie izquierdo. El marcador terminó 6-1, 6-4.
“Fue un arranque de ensueño que me sirvió para relajar los nervios”, admitió el astro.
Casi año y medio transcurrió desde que el helvético conquistó su último campeonato en Masters 1000, el de Shanghai 2017.
Y ahora, con 37 años de edad y 101 títulos en su carrera, parece más cerca de alcanzar el récord de Jimmy Connors, con 109.
Si Federer –que se despidió de la afición en Miami “hasta el próximo año”– necesitaba alguna otra razón para festejar, a partir de este lunes regresará al número 4 del ranking mundial, del que desplazó a Dominic Thiem.
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