TENIS

Isner gana en Miami su primer Masters 1.000

por Avatar EFE

El estadounidense John Isner, decimocuarto cabeza de serie, derrotó este domingo al cinco del mundo, el alemán Alexander Zverev, por 6-7(4), 6-4 y 6-4 y ganó su primer Masters 1.000 en la última final masculina del abierto de Miami en Cayo Vizcaíno.

Isner, de 32 años, logró así el título más importante de su carrera después de perder tres finales en este tipo de torneos y se convirtió además en el primer estadounidense en ganar en Miami desde Andy Roddick en 2010.

Una vez eliminados Roger Federer y Novak Djokovic, que se habían llevado el jarrón de cristal los últimos cuatro años en Miami, y la ausencia del cinco veces finalista Rafael Nadal, esta edición del torneo floridano dio opciones a caras menos habituales.

Y en esta final el norteamericano se creció, no dejó en vano todo el esfuerzo que le llevó hasta la final, y aunque Zverev le había derrotado en sus tres duelos anteriores, Isner remontó un primer set en contra, algo que tuvo que hacer Zverev el año pasado en Miami en su enfrentamiento conjunto y que se resolvió en tres «tie-break».

Tanto Zverev como Isner confirmaron lo que se auguraba antes del choque: muchos golpes ganadores y saques directos, pero en ese entorno el estadounidense está siempre más cómodo, y le clavó tres «aces» en los primeros tres juegos, de 18 que le endosó en el partido, pero «Sasha» aguantó como pudo, incluidas tres bolas de quiebre en el segundo juego.

El mismo Isner confesaba antes de la final su vulnerabilidad, y que todo radicaba en su cabeza: tan pronto se sentía fuerte y «complicado de batir» como escaso de confianza.

Una inestabilidad con la que supo lidiar durante el torneo y que prolongó durante la final con un primer saque que convirtió en punto en el 82 % de las ocasiones.

Isner, 17 del mundo, llevaba la iniciativa, y ‘el Principito’ desaprovechó la única bola de «break» de la que dispuso para ver cómo en el juego posterior el estadounidense se situaba 15-40 con un magnífico revés paralelo.

Por lo que el jugador más joven del top 30 se vio obligado a desplegar los golpes que le llevaron a derrotar al español Pablo Carreño en semifinales, para salvar así dos bolas de quiebre más.

Y aunque buscaba con determinación ganar al fin una final de Masters 1.000, tras sus derrotas en Indian Wells (2012), Cincinnati (2013) y París (2016), Zverev desafiaba su saque.

Sin romperse el servicio, tuvieron que desempatar en el «tie-break», cuando el de Hamburgo desató su garra y pudo alzar al fin su puño tras tres «mini-breaks», incluida una doble falta del norteamericano.

Al igual que en el primer set, la apuesta total por el servicio por parte de ambos jugadores se mantuvo como forma de sacarse de encima la presión del rival y en los primeros ocho juegos solo se consiguieron seis puntos al resto.

Así, la opción de quiebre por parte de uno u otro era remota y fueron ganando con solvencia sus saques (4-4).

Pero fue en ese fatídico noveno juego -en el que se definen muchos partidos- cuando Isner consiguió el primer «break», por mucho que Zverev pidió el ojo de halcón cuando el público la había visto dentro y ya comenzaba a vitorear a su compatriota, que les incitaba para aumentar la presión sobre el germano.

Con 4-5 y saque para Isner, Zverev lo intentó con dos bolas de quiebre que Isner salvó con el mejor tenis del partido por parte de ambos, incluido un resto del alemán a un servicio del americano de 228 kilómetros por hora.

Una vez más en el noveno juego, Isner le rompió el saque, un quiebre decisivo que le llevó minutos después a levantar el jarrón de cristal después de ver cómo el joven Zverev perdía los papeles, destrozaba su raqueta y la lanzaba a la grada.

Y aunque Isner calificó a Zverev como el «mejor jugador joven» del circuito, en Miami se impuso la experiencia, una victoria que le vale al estadounidense para volver a estar entre los 10 mejores jugadores del mundo.