En Nueva York están de fiesta. A partir de mañana los aficionados del tenis en la Gran Manzana se darán banquete con la disputa del Abierto de Estados Unidos. El torneo, último del Grand Slam en la temporada, tendrá en acción a los grandes nombres del circuito, reunidos por primera vez en un torneo después de más de un año.
En el Centro Nacional de Tenis Billie Jean King, en Flushing Meadows, se verán las caras Roger Federer, Rafael Nadal, Novak Djokovic, Andy Murray y Stan Wawrinka. Es la primera vez desde Wimbledon 2017 que compiten en el mismo major. También estará Serena Williams, ausente el año pasado por maternidad. La única ausencia destacada será la de Jo-Wilfred Tsonga
Nadal y Djokovic emergen como los grandes favoritos a disputar la final el 9 de septiembre, con Federer al acecho de una oportunidad. El primero domina con comodidad el ranking y evitará a los rivales más peligrosos hasta las últimas instancias del torneo, con Kevin Anderson y Dominic Thiem como los contrincantes en teoría más complicados en su lado del cuadro.
“Creo que no está claro un favorito”, dijo Nadal. “Incluso cuando se piensa que alguien es un favorito, desde adentro no se ve así. Por supuesto, Novak y Roger lo están haciendo muy bien. Especialmente porque les gustan las canchas duras. Veamos qué va pasando”.
El campeón defensor tiene récord de 40-3 este año pese a algunas dolencias físicas al comienzo del curso. Ha sumado cinco títulos a su cuenta, incluyendo el Roland Garros.
Por su parte el serbio viene de vencer con autoridad a Federer en la final de Cincinnati. Allí consiguió uno de los dos campeonatos que ha celebrado esta temporada, junto al de Wimbledon.
Luego de un comienzo de año lleno de altibajos, Djokovic parece estar enrumbado a mostrar de nuevo su mejor versión después de haber sido castigado por las lesiones.
Nueva York siempre se rinde a los pies de Federer, aunque tenga ya una década sin ser campeón aquí. El suizo, que cumplió 37 años de edad y llegó a recuperar brevemente el trono de la ATP, busca en el cemento neoyorquino su cuarto título de 2018.
Este año venció a Milos Raonic en la final de Sttutgart en junio, a Grigor Dimitrov en Rotterdam en febrero y a Marin Cilic en el Abierto de Australia. Además de perder con Djokovic en Cincinnati fue superado por Juan Martín del Potro en Indian Wells y Borna Coric en Halle. Anderson lo sorprendió en los cuartos de final en Wimbledon. En una hipotética semifinal tendrá que verse la cara de nuevo con Nole.
Además de la realeza del tenis otros nombres se cuelan entre los llamados a dar emoción al último major del año. Del Potro es el máximo exponente del tenis latinoamericano en el US Open, del que fue campeón en 2009 y ha tenido un vertiginoso ascenso. Alexander Zverev y Thiem como representantes de la nueva generación, Cilic, Wawrinka en su regreso y Anderson con su asombrosa temporada pueden animar la justa.
Stephen, contra todo
Sloane Stephen saldrá a defender la corona que se ciñó en 2017, pero no tendrá una tarea fácil. En Flushng Meadows estarán las mejores representantes del tenis femenino, empezando por Serena Williams, siempre una competidora de temer, y Simona Halep, la número 1 del ranking.
Junto a Halep y Stephens serán cabezas de serie Caroline Wozniacki y Angelique Kerber. Petra Kvitova, Caroline Garcia, Madison Keys, Venus Williams y Garbiñe Muguruza rambién se perfilan como contendientes al título.
Sin embargo, todos los ojos estarán puestos en Serena, que en su regreso a las canchas ha llegado hasta los octavos de final en Roland Garros y la final de Wimbledon.
Stephens, de 25 años de edad, parece inmune a todas estas consideraciones y a la presión de ser la campeona. Consultada sobre si cree que habrá alguna diferencia en su estilo de jugar en Nueva York defendiendo el título, respondió con simpleza y una sonrisa: “No lo sé. Es mi primera vez”.