AFP

Corre el año 2008. El partido en el estadio Diego Armando Maradona acaba de terminar. Los futbolistas de Argentinos Juniors, después de ganar en la cancha, se bañan y observan de reojo cómo en la antesala del lugar cómo dos hombres grandes agarran una pelota y se disponen a jugar con la cabeza.

«Co-ca-Co-la», se escucha. Ambos completan el desafío. Uno es Luis Segura, el presidente del Bicho. El otro es uno de sus mejores amigos, Alberto Fernández, el flamante presidente de la Nación, quien ya no era jefe de Gabinete de Cristina Fernández de Kirchner.

Algunos años más tarde, Alberto Fernández le gestionó a Argentinos Juniors uno de los sponsors que más tiempo le duró en su camiseta: Liderar Seguros. Fernández, después de todo, había sido Superintendente de Seguros. Y gracias a sus contactos ayudó al club de sus amores a conseguirle un auspiciante principal. El club estaba harto de tener sponsors que no pagaran.

Se cuenta que la familia Segura fue testigo del reencuentro de Alberto Fernández con Cristina Fernández de Kirchner.

Fue en mayo de 2018, durante una cena en la casa de Luis Fernando, uno de los hijos de Luis Segura. «Volví a hablar con Cristina», les dijo a sus compañeros de pasión por el Bicho. Y les adelantó una frase que sería premonitoria: «Con Cristina sola no alcanza; sin Cristina no se puede».

Objetivo: derrotar a Macri

Les dijo que había que formar un frente amplio para derrotar a Mauricio Macri. Sus amigos le preguntaron quién podía ser, entonces, el candidato a presidente. Les nombró a Agustín Rossi. A Felipe Solá. A Jorge Capitanich. «Y algunos compañeros dicen que puedo ser yo», les insinuó durante aquella sobremesa en Villa Devoto. Esos amigos de Argentinos Juniors tuvieron la primicia de la fórmula presidencial.

En algo se parecen Macri y Alberto Fernández: su pasión por el fútbol. El nuevo presidente pudo, incluso, haber sido simpatizante de Boca como el saliente. Pero pudieron más sus compañeros del colegio Avelino Herrera, ubicado a 10 cuadras del estadio de la Paternal, que el legado familiar. Y Alberto, que vivía en Villa del Parque, se hizo del Bicho.

Con el tiempo, esa pasión le daría amigos. Uno de ellos es, desde hace 25 años, Luis Segura, histórico dirigente del club de La Paternal.

Alberto Fernández, por entonces jefe de Gabinete, solía ver los partidos del equipo en compañía de Luis y su hijo Luis Fernando en el palco presidencial. Allí fueron testigos, por ejemplo, del campañón del equipo dirigido por Claudio Borghi, que terminó con el título en el Clausura 2010 y que Alberto Fernández festejó en el vestuario como un hincha más.

Con el tiempo, Segura sería el hombre más poderoso del fútbol argentino y heredaría el sillón de Julio Humberto Grondona en la AFA. Fernández, por su parte, se sentará en el de Rivadavia y gobernará el país desde el 10 de diciembre.

El poder no truncó la amistad entre ambos

Los Segura ya no gestionan Argentinos y, de hecho, fueron criticados por el actual presidente, Cristian Malaspina cuando asumió en enero de 2016: «Dejó Argentinos a la deriva. Durante el último tiempo no hubo gestión», dijo Malaspina de Segura padre.

Esas palabras calaron hondo en Alberto Fernández, quien cada vez que pudo defendió a su amigo. Tanto, que incluso está dispuesto a mantenerlo como uno de sus hombres de confianza en el fútbol durante los próximos cuatro años y aunque haya declarado que meterse en los asuntos de la pelota no es una de sus prioridades para los primeros meses de gobierno.

La llegada de Fernández al poder político puede significar la vuelta de Segura al fútbol, aunque sea por teléfono y desde la comodidad de su casa. Segura padre, por caso, nunca perdió el contacto con la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), a la que supo representar en el Consejo de la FIFA.

Admirador del equipo de Yudica

Admirador del equipo campeón de la Copa Libertadores que dirigía José Yudica y del fútbol de Juan Román Riquelme, Alberto Fernández no se pierde un solo partido del Bicho.

En sus pocas charlas futboleras siempre hay un momento para hablar del presente del club de sus amores. Y qué mejor pretexto para hacerlo ahora, cuando el equipo que dirige Diego Dabove mira a todos sus rivales desde lo más alto de la tabla de posiciones luego del triunfo por 1 a 0 frente a Talleres de Córdoba.

En agosto, Alberto Fernández festejó el triunfo rotundo en las PASO con una camiseta alternativa del Bicho de La Paternal, azul y blanca. Quienes lo conocieron como «hombre de fútbol» antes que «político de raza» destacan su gusto por el buen juego y ese paladar exquisito que distinguió a los hinchas de Argentinos desde los tiempos de Maradona.

Quizá por eso Alberto Fernández haya criticado en su momento a Ricardo Caruso Lombardi, exentrenador del Bicho. «Da vergüenza que con la historia de Argentinos Jrs. tengamos un técnico como Caruso Lombardi. Cuando sólo empata saca delanteros. Vergüenza!», escribió el ahora presidente electo en su cuenta de Twitter. Era abril de 2013.

Argentinos ya no necesita reinaugurar su estadio, como ocurrió en diciembre de 2003. A la celebración acudió Alberto Fernández. Ese día hubo 24 mil personas en la cancha. Nadie podía imaginarse que uno de aquellos hinchas gobernaría el país algunos años después.

 


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