DEPORTES

Semifinales de la Champions: una bocanada de aire para un deporte entre revoluciones

por Avatar AFP

Después de haber resistido al sismo de la efímera Superliga europea, la Champions se reanuda el martes con unas atractivas semifinales, pero su situación sigue siendo frágil en los despachos, a causa del nuevo formato esperado para 2024, que está lejos de convencer.

¿La calma después de la tempestad? No necesariamente. El abandono exprés de la Superliga, un torneo privado y casi cerrado, apoyado por 12 grandes clubes como Real Madrid y Juventus, supuso una victoria para las instancias, jugadores y aficionados que lo denunciaron.

Ahora la UEFA se afana en reconstruir la unidad de una Europa del fútbol fragmentada como nunca antes, como indicó su presidente Aleksander Ceferin.

Con los partidos Real Madrid-Chelsea (martes) y PSG-Manchester City (miércoles), el dirigente esloveno podrá reunir a todos delante de la televisión, ya que ambos enfrentamientos, a puerta vacía, se presentan muy abiertos.

Pero los debates entre bambalinas sobre el modelo que debe devolver esplendor a la competición no cesan y amenazan con eclipsar al espectáculo puramente deportivo.

La remodelación del formato de la Champions, adoptada el lunes, debe modificar en profundidad la Liga de Campeones a partir de 2024, con cuatro equipos más (36 en total contra 32 actualmente), y, sobre todo, una primera fase consistente en una mini liga de 10 partidos por equipo que deberá reemplazar al actual sistema con 8 grupos de cuatro equipos, que disputan seis partidos cada uno.

Guardiola en primera línea

«Cada vez más partidos, y ¿nadie piensa en nosotros, en los jugadores? El nuevo formato de la Champions es el menor de los males comparado con la Superliga», escribió en Twitter el volante del Manchester City Ilkay Gündogan.

Muchos aficionados criticaron también este formato inspirado en torneos de ajedrez, que recuerda el mantra de la Superliga, «jugar más para ganar más».

«Hay una demanda latente de ver a los mejores jugadores jugando unos contra otros. La lógica comercial de crear más partidos así no desaparecerá (con el abandono de la Superliga)», estimó para AFP el economista del deporte Stefan Szymanski.

El técnico del Manchester City Pep Guardiola, ironizó: «Quizá debemos preguntar a la UEFA y a la FIFA que prolonguen el año. Quizá podríamos tener 400 días cada año».

Sobre el terreno de juego, el paréntesis deportivo ofrecerá una bocanada de aire a unos actores que no han tirado la toalla, ya que el proyecto de la Superliga no está muerto, como sostiene el Real Madrid.

El presidente del club blanco Florentino Pérez no entregó las armas, como sí hicieron Chelsea y Manchester City, otros clubes rebeldes, que dieron marcha atrás: «Yo nunca vi una agresividad así (de las instancias). Se dijo que queríamos matar al fútbol, cuando solo intentamos salvarlo», aseguró el dirigente a la radio española Cadena Ser.

«Historia absurda»

Aunque la UEFA no impuso el viernes ninguna sanción para los clubes rebeldes, Ceferin amenazó con excluir a los que aún no han renunciado al proyecto (Real Madrid, Barcelona, Juventus), recordando el sábado en una entrevista al Daily Mail que había una «una gran diferencia» entre los clubes ingleses, «los otros tres que siguieron (Inter Milán, AC Milan, Atlético Madrid) y los que piensan que la Tierra es plana y que la Superliga  existe todavía».

«Tenemos derecho a jugar la Liga de Campeones, y la vamos a jugar. (Esas sanciones) es una historia absurda», reaccionó el técnico del Real Madrid Zinedine Zidane.

Tres veces campeón de la competición como entrenador con el conjunto blanco, entre 2016 y 2018, Zidane tiene otros quebraderos de cabeza, como la gestión de sus numerosas bajas, aunque Eden Hazard, ex del Chelsea, se postula para la fiesta.

Enfrente, el entrenador Thomas Tuchel, llegado a los Blues en enero tras su destitución del PSG, convirtió al club londinense en una fortaleza: solo ha perdido dos partidos de 21.

Con sus efectivos pletóricos, el PSG y el Manchester City aparecen como los aspirantes mejor armados para conquistar la Orejona en la final de Estambul el 29 de mayo.

Los parisinos, por primera vez en varios meses, no tienen a ningún jugador en la enfermería. Para ellos es la oportunidad buscada durante tantos años.