Seguidores del tenista serbio Novak Djokovic se manifestaron este viernes contra la detención en Australia del número uno del mundo, una situación que ha generado una furibunda reacción de Serbia.
Desafiando la lluvia, medio centenar de personas –entre aficionados al tenis, manifestantes antivacunas y defensores de los derechos de migrantes– se congregaron en este día de la Navidad ortodoxa en el exterior del centro de retención en Melbourne.
«Hemos venido a apoyarlo porque es nuestra Navidad, y lo está pasando mal», dijo Sash Aleksic, delante de las instalaciones.
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No todos los manifestantes eran sin embargo seguidores de Djokovic. «Los refugiados son bienvenidos, Djokovic no lo es», coreó un grupo, hasta que la policía intervino para separarlo de los seguidores de la estrella serbia.
El centro de retención, ubicado en el antiguo Hotel Park, alberga a 32 refugiados y solicitares de asilo, atrapados en el estricto sistema de migración australiano.
Se cree que el tenista serbio se puede hallar entre ellos, pero las autoridades fronterizas se han negado a precisar dónde está recluido Djokovic.
De momento, el tenista de 34 años de edad pasará este viernes la Navidad ortodoxa retenido en Melbourne, a la espera de ganar la batalla judicial contra la cancelación de su visado para poder participar en el Open de Australia
A diez días del inicio del torneo (17-30 de enero), es una incógnita si el serbio podrá buscar su décima victoria en Melbourne, la cuarta consecutiva, y batir el récord de 21 Grand Slams que comparte con Roger Federer y Rafa Nadal.
Retrasar la expulsión
El visado de Djokovic, que se ha mostrado escéptico hacia la vacunación anticovid y no quiere desvelar si ha recibido la inyección, fue cancelado el miércoles por no cumplir los requisitos sanitarios para cruzar la frontera australiana.
Recluido desde el jueves, el serbio consiguió retrasar la expulsión al menos hasta el lunes, cuando su caso sea examinado por un juez de Melbourne.
Australia apenas permite la entrada de extranjeros en su territorio y los pocos con permiso deben presentar pruebas de una vacunación completa o una exención médica.
El serbio había obtenido una derogación médica de los organizadores de la competición, pero sus requisitos son sutilmente distintos. Por ejemplo, una infección reciente por covid permite jugar el torneo pero esta condición no garantiza el acceso al país.
La reacción desde Serbia ha sido furibunda. El presidente Aleksandar Vucic denunció el «infame» hotel donde estaba el tenista recluido y denunció «la caza política» contra su héroe nacional.
En Belgrado, la familia del tenista organizó una manifestación en su apoyo en vísperas de la Navidad ortodoxa, la religión mayoritaria en este país balcánico.
«Jesús fue crucificado y sometido a muchas cosas, pero él ha resistido y está todavía entre nosotros. Novak también ha sido crucificado de la misma manera, el mejor deportista y hombre del mundo», aseguró enardecido su padre Sdrjan.
«Lo retienen como a un prisionero. No es justo. No es humano», lamentaba su madre Djina a reporteros en la manifestación.
El viernes, la ministra australiana de Interior, Karen Andrews, negó que Djokovic estuviera retenido y reveló que otras dos personas de la delegación del torneo estaban siendo investigadas, sin precisar si eran jugadores o técnicos.
«Libre de marcharse»
«Djokovic no está cautivo en Australia. Es libre de marcharse en cualquier momento que elija y la fuerza fronteriza se lo facilitará», dijo.
Pero el caso ha puesto en aprietos al gobierno del primer ministro Scott Morrison, cuestionado sobre la gestión de este incidente a pocos meses de las elecciones federales de mayo.
Bajo presión por la explosión de casos de covid y el colapso del sistema de cribado antes considerado eficaz, Morrison se defendió de haber revocado el visado de Djokovic a última hora.
Pero muchos australianos ven esta polémica como una distracción mientras el balance de contagios supera los 70.000 diarios, después de casi dos años sin apenas infecciones.
«Esto ocurre mientras nos enfrentamos a una gran crisis por ómicron y esto le va bien al gobierno», declaró el viernes a AFP Chris Moy, vicepresidente de la Asociación Médica Australiana.
«Es realmente molesto desde el punto de vista de la sanidad (…) Necesitamos gobiernos que se concentren en la crisis sanitaria, no en cosas estúpidas, francamente», dijo Moy.
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