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Sebastian Vettel y Charles Leclerc, arrastrados por los descalabros de Ferrari

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El calendario de la Fórmula 1 cerró el segundo ciclo de tres Grandes Premios y Ferrari sigue extraviada. En la pista, pero también en el garaje, donde las comunicaciones con los pilotos reflejan el descalabro. Sebastian Vettel abrazó el séptimo puesto en Montmeló, después de diseñar su propia estrategia ante la demora en las respuestas que debieron partir desde el pitwall; Charles Leclerc no logró completar la carrera y hasta hizo un giro y medio sin los cinturones de seguridad, antes de guardar el auto en el box. Cada episodio de la aventura 2020 ofrece una nueva función de desaciertos, y los intentos por disimular la debacle del jefe de equipo, Mattia Binotto, dejaron de convencer.

El Gran Premio de España expuso una vez más que el divorcio entre Vettel y Ferrari resulta más tirante de lo que se proyectó el 12 de mayo pasado, cuando se anunció que la relación de seis años terminará al final de la temporada. Los mensajes edulcorados que las partes ensayan para enseñar equilibrio asoman poco creíbles, después de las palabras críticas que emiten las radios en plena competencia.

El piloto y la Scuderia se necesitan, pero la química desapareció y llevar adelante la tarea se convirtió en un desafío extenuante. En Barcelona, la comunicación tuvo su punto extremo a 20 giros del final, cuando el alemán consultó al equipo sobre el plan de carrera: «¿Llegar al final con estas gomas? ¿Y me lo dices ahora? Podrías haberlo pedido tres vueltas antes». Vettel giraba con compuesto blando, lo que hacía imaginar que realizaría un segundo pit stop.

Después de seis temporadas en Ferrari, Sebastian Vettel no continuará en la Scuderia; el divorcio resulta más tirante de lo que se proyectó y el deterioro se manifiesta en las comunicaciones por radio durante las carreras Fuente: AFP

Por entonces, en la vuelta 46, el clasificador lo tenía en el quinto puesto, pero la nueva estrategia generó que debiera modificar el ritmo, dejar de acelerar, la orden contraria que había pronunciado apenas un rato ante el ingeniero Ricardo Adami. «¿Milagro? Probamos todo, no teníamos nada que perder, así que intenté gestionar los neumáticos. Primero me dijeron que corriera y después que administrara las gomas. Fuimos séptimo; siendo realistas, la actuación era para ser décimos», el descargó de Vettel, que en el segmento final de la carrera fue superado por Lance Stroll de Racing Point y Carlos Sainz de McLaren, sin la oportunidad de oponer resistencia a las maniobras de adelantamiento.

El garaje de Ferrari no tiene la capacidad de gestionar la situación, que ya no tiene retorno. «Mi opinión ya no es importante, el auto es lo que es y tenemos que aguantar. Es una temporada difícil, intentamos hacer lo mejor posible con lo que tenemos, pero poco podemos hacer para cambiar las cosas. Lo importante es levantarse. Tenemos demasiados altibajos», describió Vettel, que sostuvo intercambios de comunicación bruscos en Silverstone y que todavía no definió cuál será su futuro: «Si sigo es para competir, no para pasear y decir que soy piloto de Fórmula 1. No es la primera vez que estoy en un equipo con el que no tengo contrato el año siguiente, lo que es nuevo es que no sé adónde iré», manifestó en una charla con Movistar+, luego de la carrera en el circuito catalán.

La gestión que hizo Vettel de los neumáticos podría ser un motivo para sonreír en Ferrari, pero desde el comando de dirección ensayan un juego de riesgo, de confrontación. «La respuesta va en línea con su decepción por no ser capaz de seguir en el equipo el año que viene. Cuando dice eso, creo que se refiere a que no es su trabajo dar consejos sobre el futuro. Igualmente, creo que estamos trabajando bien», la explicación que brindó Binotto, que acerca de las tensiones en las comunicaciones hizo una observación: «Preguntar no significa que sea un malentendido. Debemos cuestionarnos mediante las comunicaciones, es importante para tomar las decisiones correctas».

Mattia Binotto y los mensajes ambiguos: el jefe de Ferrari opina que las críticas de Sebastian Vettel se deben a la decepción del alemán por no continuar en el equipo en 2021, a la vez que se manifiesta abierto a sostener comunicaciones sin filtro entre ingenieros y los pilotos Fuente: Reuters – Crédito: POOL

La estrategia de una sola parada quizás se considere en Ferrari como un argumento para disimular las falencias de la SF1000, un auto sin potencia y con una concepción equivocada a partir de cálculos inconsistentes, porque se ejecutaron con un impulsor fuera de reglamento. Gestionar los neumáticos y componer un stint de largo aliento -lo que equivaldría a ahorrarse un pit stop- podría ser una solución a la que la Scuderia eche mano, aunque deba sacrificar ritmo de carrera. Un plan austero, alejado de la grandeza que históricamente impuso Ferrari en la Fórmula 1, aunque el único camino visible para desandar una temporada en la que los descalabros superan a los pasajes de brillo.

Leclerc y la vuelta de riesgo

Un trompo en el giro 37 y la Ferrari N°16 detenida, sin marcha, presagiaban un oscuro desenlace para la carrera de Leclerc en el Gran Premio de España. La dirección de la carrera, sin embargo, esperó antes de sacar el Auto de Seguridad o enviar la señal en los paneles luminosos de VSC (Virtual Safety Car) y el monegasco, en un último intento, logró darle marcha a la SF1000. «Las ruedas traseras quedaron completamente bloqueadas. No sé lo que pasó y tampoco el equipo lo sabe. Necesitaremos investigarlo», apenas comentó quien hizo un giro y medio sin los cinturones de seguridad antes de ingresar al box y abandonar.

La extraña escena se desató cuando Leclerc dibujó el trompo y quedó con el impulsor apagado, una situación crítica, debido a que en condiciones normales habría reanudado la marcha. El joven piloto imaginó que se trataba del final y se desabrochó el cinturón de seguridad. «Intenté encender el motor, pero no respondía. Me quité los cinturones y me preparé para abandonar el auto, pero desde el pitwall me pidieron que lo intentará por última vez y funcionó», dijo el monegasco, que no se percató del incidente hasta después de dar un giro completo: «Necesitamos parar, mis cinturones están sueltos y cuando freno me muevo bastante. Estoy seguro que nadie estará contento de que esté conduciendo sin ellos. Preparen el anclaje, no sé si está o no en el auto», señaló por la radio.

Los mecánicos de Ferrari intentan recuperar el anclaje de los cinturones de seguridad de Charles Leclerc, después que el monegasco se desatara cuando no se encendía el motor, tras realizar un trompo en la vuelta 37 del Gran Premio de España Fuente: AFP – Crédito: Emilio Morenatti / POOL / AFP

La imagen de la transmisión de TV fue evidente: Leclerc hizo el ingreso al pit y los mecánicos se abalanzaron sobre el auto y buscaron sin suerte el anclaje. Frente al escenario y ante la falla del motor, la Scuderia determinó el abandono y en el comunicado informó que se trató de «problemas eléctricos», una constante del equipo de Maranello, que protege de la crítica a su bien más preciado, el motor, aunque esta temporada no ofrezca la mejor versión.

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