Óscar Prieto Párraga y Alfonso Saer fueron incluidos en el Salón de la Fama del Beisbol Venezolano como miembros de la Clase 2023 de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional (LVBP).
Desde que era pequeño, Óscar Prieto Párraga estuvo vinculado al mundo del beisbol gracias a su padre, Óscar Prieto Ortiz, quien lo llevó a un estadio por primera vez cuando tenía tan solo 6 años. Apodado como “El Negro”, Óscar Prieto Párraga fue enaltecido por trabajar 47 años ininterrumpidos en el beisbol venezolano. En su camino no solo fue director de los Leones del Caracas sino también de la LVBP.
En 1970, fue gracias a Prieto Párraga que Saer, un narrador adjunto en ese entonces, logró su gran oportunidad para iniciar un exitoso camino como periodista narrativo de los juegos. Fue Prieto Párraga quien llevó a Saer ese año a narrar la Serie del Caribe, un evento que marcó su trayectoria profesional.
El evento fue un emotivo acto en el que las dos leyendas compartieron y recordaron sus inicios. Prieto Párraga estuvo vinculado con los Leones del Caracas desde 1952 cuando su padre, Óscar Prieto Ortiz, junto a Pablo Morales, compraron el equipo. Solo tenía 6 años pero no dejó de ir al estadio. “Hace más de 50 años, cuando inicié en el beisbol, jamás me imaginé llegar a esto”, dijo el exdirector.
Los nuevos del Salón de la Fama del Beisbol Venezolano
En 1970, Prieto Párraga se integró formalmente a la directiva como primer vocal, a la vez que terminaba sus estudios de Odontología en la Universidad Central de Venezuela. Luego, en noviembre de 1980, fue nombrado gerente general de la organización. Con él al frente, el Caracas fue campeón de la LVBP en las campañas 1980-1981, 1981-1982, 1986-1987, 1987-1988, 1989-1990 y 1994-1995.
Oscar Prieto Párraga y Alfonso Saer, los exaltados al Salón de la Fama del Beisbol Venezolano 🇻🇪 👏 pic.twitter.com/eLargcptnN
— Canela Sports (@IvetteBorges) November 26, 2024
Saer, por su parte, comenzó su carrera en 1964, cuando envió previo a los Juegos Olímpicos una crónica titulada “Rumbo a Tokio” a la redacción del diario El Impulso. En aquel momento apenas contaba 16 años de edad y solo buscaba una primera oportunidad en la profesión. Y la aprovechó al máximo: se convirtió con el paso del tiempo en una referencia tanto de la prensa escrita como de la narración deportiva. Ahora cuenta con 60 años de experiencia.