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Rubén Limardo va por nuevas estocadas en Tokio: «Pase lo que pase, voy a seguir»

por Avatar AFP

El esgrimista venezolano Rubén Limardo, medallista de oro en Londres-2012, espera regresar al podio del torneo de espada individual en Tokio-2020 tras quedarse con las manos vacías en Rio de Janeiro-2016.

A sus 35 años de edad, en sus cuartos Juegos Olímpicos, Limardo se niega a rendirse aunque incluso un campeón como él sufriese la grave crisis económica de Venezuela, que le obligó a trabajar unos meses como repartidor de comida en Lodz, Polonia, donde vive y entrena desde joven. La pandemia de covid-19, además, complicó aún más las cosas.

«¿Por qué no?», dice en videoconferencia con la AFP ante la posibilidad de reeditar su oro cuando salga al ruedo el domingo.

Apenas un deportista ha sido dos veces campeón olímpico en la espada individual, el cubano Ramón Fonst, y lo hizo hace más de un siglo (1900 y 1904).

—¿Cómo ha sido la vida en la Villa Olímpica con la pandemia?

—Cuidándonos al máximo… Te acostumbras al protocolo (sanitario), porque es necesario. (La villa) se siente un poco triste, porque a la gente quizás no le puedes ver una sonrisa, pero se disfruta.

—¿Cuál es su aspiración?

—Llego en excelente estado físico y enfocado mentalmente. Es una situación diferente a la de Rio. Allí tenía mucha presión: eres el campeón olímpico, todo el mundo está viéndote… Ahora la visión está enfocada en otros atletas en Venezuela. Ya sabemos: Yulimar Rojas, que estoy convencido que ganará oro… y yo estoy enfocado en buscar mi medalla. Me lo propuse desde hace mucho tiempo. ¿Por qué no?.

—Trabajó como repartidor de comida en bicicleta unos meses a finales del año pasado para mantener su preparación. ¿Qué le dejó esa situación?

—Yo me crié en una familia muy humilde, que me enseñó que cuando tenemos dificultades tenemos que trabajar y encontrar soluciones… Mi patrocinante me dijo: ‘no tenemos competencias (por la pandemia), Tokio se pospuso y yo no estoy vendiendo, vamos a parar ahorita e iniciamos nuevamente en 2021’. Canalicé para que mi familia pudiese regresar a Polonia (pues había viajado en Venezuela y se había quedado varada por la prohibición de vuelos por el covid-19) y estar conmigo. Mi (segundo) hijo había nacido… Había gastos y empecé a repartir comida en bicicleta… Aprendí muchísimo. Cualquier trabajo es digno. ¿Por qué en ‘delivery’? Porque podía hacerlo después de mis entrenamientos y no quería parar. Ya cuando arranca 2021, vuelve el patrocinante a aportar ayuda y pudimos resolver deudas».

—Ha dicho en entrevistas anteriores que piensa en París-2024. ¿Depende de Tokio?

—Pase lo que pase en Tokio, voy a seguir. Hay Copas del Mundo, campeonatos, y eso vale… El ciclo es corto. Ya en dos años volveremos a la clasificación para París-2024 y simplemente yo me siento en condiciones… Si ganas, muy bien; si pierdes, sigues adelante.

El relevo

París-2024 es una aspiración para Rubén Limardo por el deseo de éxitos para el cuarteto de espada de Venezuela, en el que coincide con sus hermanos Francisco y Jesús. El equipo no pudo clasificar a Tokio-2020.

Limardo y su entrenador, su tío Ruperto Gascón, han sido formadores de talentos con un proyecto que desde hace más de una década lleva a jóvenes esgrimistas venezolanos a Polonia, una de las mecas de este deporte.

—¿Su plan de seguir tiene que ver con el deseo de ser olímpico junto a sus hermanos?

—Quizás (en camino a París-2024) tengamos un equipo más maduro. No solamente son mis hermanos. A nosotros nos hace falta una medalla por equipo, tanto en campeonatos mundiales como en Juegos Olímpicos, y nuestro sueño no es que haya solo un Rubén Limardo, sino que todo el equipo esté en la élite.

—Ganó el oro en los Juegos Panamericanos de Lima-2019 en una final contra Jesús. ¿Qué significó?

—Fue motivador, un momento muy bonito, porque de las seis medallas (de la esgrima de Venezuela) en esos Juegos Panamericanos, cinco fueron de los que estamos en Polonia, tanto individuales como en equipo. Eso quiere decir que vamos por el camino correcto»