No da entrevistas antes de un juego que va a quechar. Así lo cuentan algunos periodistas que han tratado de hablar con él en días cruciales, como lo son estos que corren en postemporada. Prefiere hablar con hechos, en el juego. Y después de cada encuentro, sí. Porque Robinsson Chirinos sigue siendo una persona accesible y de buen carácter, aunque eso no reduzca en un ápice su dedicación como trabajador.
Chirinos fue el único jugador de los Astros que pudo responder al pitcheo de los Rays este martes, en el cuarto juego de la Serie Divisional entre su escuadra y Tampa Bay. Su jonrón solitario fue el segundo que ha dado en la acción decisiva de octubre, repitiendo la dosis de 2015, cuando defendía a los Rangers, y apuntaló unos números que dicen mucho, más allá del average.
El falconiano tiene promedios de .222/.364/.556 este año con Houston y muestra .250/.348/.550 en su carrera en estas instancias. Tiene OPS de .898 de por vida al disputar postemporadas.
También tiene una reputación como compañero de batería. Gerrit Cole, el abridor de este jueves, lo considera “tremendamente preparado” y, en referencia a la dupla que forma con el catcher puertorriqueño Martín Maldonado, se confesó “realmente afortunado” de tenerlos como receptores.
Chirinos no es un toletero de altos averages. Pero también muestra su fuerza. Ha dado 17 cuadrangulares o más en sus últimas tres zafras y fue quien, con un swing, acabó con la humillación del blanqueo en el Tropicana Field.