La Albiceleste de Lionel Messi llegó este domingo a Argentina portando la Copa América que ganó en una noche épica el sábado en el mítico Maracaná ante Brasil, su rival histórico.
Los festejos del plantel argentino se extendieron en Río de Janeiro tras el partido en el Maracaná, una descarga que simbolizó el fin de los 28 años de sequía de títulos del seleccionado absoluto.
A los 34 años, el estelar Messi frenó una insoportable serie de tres finales de Copa América perdidas (Venezuela-2007, Chile-2015 y EEUU-2016) y a la vez le cortó a la seleçao un palmarés con coronaciones las cinco veces anteriores que fue el anfitrión.
El plantel comandado por Messi aterrizó en el terminal aéreo de Ezeiza para dirigirse directamente a las instalaciones de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA).
Horas después, la Pulga viajó a Rosario, su ciudad natal a 310 km al norte de Buenos Aires.
“Este éxito se lo quiero dedicar a mi familia que siempre me dio la fuerza para seguir adelante, a mis amigos que tanto quiero, a toda la gente que nos banca y en especial a los 45 millones de argentinos que tan mal la pasaron con esta mierda de virus”, posteó Messi la tarde del domingo en su cuenta de Instagram.
“Y por supuesto también por el Diego que seguro nos bancó desde donde esté”, agregó en referencia a Maradona, quien falleció en noviembre pasado.
La Pulga tuvo el sábado una noche redonda en la que también se tomó revancha de la derrota en la final del Mundial-2014 ante Alemania 1-0 en el mismo escenario donde se coronó campeón de América.
Sueño cumplido
Angel Di María, autor de un golazo al minuto 22, junto a un guerrero incansable como Rodrigo De Paul, fueron los héroes de la noche carioca, que dejó a Argentina en el liderato del palmarés histórico con 15 títulos de Copa América junto a Uruguay, mientras Brasil quedó en 9 coronaciones.
“Soñamos tanto con este día. Hoy se rompió (la mala racha) y entró. Teníamos que ganarla (la Copa) acá y se dio así”, dijo el “Fideo” Di María, uno de los históricos de la Albiceleste.
Tal vez en el mejor momento desde que debutó en la Albiceleste en 2005, Messi se sacó de encima el peso de casi tres décadas sin títulos de la selección, pese a que cuando Argentina se coronó en la anterior ocasión, en la Copa América de Ecuador-1993, la Pulga recién comenzaba a despertar admiración en los torneos infantiles de Rosario.
“Si el argentino lo conociera como nosotros (a Messi) lo amaría mucho más de lo que lo ama”, dijo el entrenador Lionel Scaloni al concluir el partido, quien luego se abrazó con su capitán en una de las imágenes emotivas de la celebración.
Su amigo Neymar, el estelar de Brasil, estalló en llanto cuando terminó el encuentro porque se le escapó la posibilidad de coronarse por primera vez en la Copa América.
Luego Messi, Neymar y Leandro Paredes, compañero del brasileño en el PSG, mantuvieron un diálogo de amigos sentados al borde del campo de juego.
Ambos astros se confirmaron en este torneo continental como los líderes de las dos selecciones más potentes de Suramérica.
“¡Odio perder! Pero disfruta del título, el fútbol te estaba esperando para este momento”, escribió el 10 de Brasil este domingo en un mensaje en su cuenta en Instagram que acompañó con un video de él abrazándose con el astro argentino al final del juego del sábado.
La seleçao de Tite, que tuvo una noche sin ideas y solo con Neymar en buen nivel, vio además cómo se le cortó un extenso invicto de 18 partidos oficiales.
“Sabía que se me iba a dar”
El delantero argentino terminó al frente de la tabla de los artilleros con cuatro tantos, además de ceder cinco asistencias, junto a la revelación colombiana Luis Díaz, y el brasileño sumó dos goles y tres pases-gol.
La Pulga no pudo lograr una meta adicional: anotar un tanto en el templo del fútbol brasileño y alcanzar a Pelé con 77 goles como el máximo anotador de una selección en Suramérica.
“Una locura. Es inexplicable lo que se siente. Me ha tocado irme triste y sabía que se me iba a dar. Este grupo se lo merecía. Estoy feliz”, señaló Messi a la salida del estadio, horas después del partido mientras se abrazaba a la Copa.
“Necesitaba sacarme la espina de ganar algo con la selección. Fueron muchísimos años. Sabía que en algún momento se iba a dar. Fue en Brasil y ganándole a Brasil. Soy un agradecido”, dijo la estrella, quien apenas concluyó el partido se arrodilló en el gramado y fue abrazado con emoción por todos sus compañeros.
Cuando el árbitro uruguayo Esteban Ostojich pitó el final del partido miles de personas se lanzaron a las calles del centro de Buenos Aires y de Rosario, la ciudad natal de la Pulga, de Di María y Giovanni Lo Celso.
Una multitud se reunió en los alrededores del icónico Obelisco capitalino, iluminado con los colores argentinos y usual epicentro de celebraciones que no registraba grandes aglomeraciones desde noviembre de 2020, cuando falleció el astro futbolístico Diego Maradona.
Alrededor de 3.000 privilegiados argentinos hicieron vibrar al Maracaná tras el pitazo final, en medio del desánimo de igual número de torcedores cariocas que otra vez veían profanada su ciudadela, como ocurrió hace 71 años con el Maracanazo de Uruguay.
Presionado como pocos, Messi descargó toda su angustia y ansiedad ante la algarabía de los residentes argentinos, en el único duelo de los 28 de la Copa América que se permitió el ingreso de espectadores.
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