La fiscalía argentina que investiga la muerte del ídolo futbolístico Diego Maradona resolvió este viernes postergar al 14 de junio el inicio de las declaraciones indagatorias que preveía tomar a partir del lunes a siete personas, sospechosas de haberlo «abandonado a su suerte».
La información fue confirmada a la AFP por una fuente judicial que explicó que la fiscalía se alineó con la decisión de la Corte Suprema de la provincia de Buenos Aires de suspender actividades presenciales por la ola de contagios de covid en Argentina.
Los siete acusados, entre ellos el médico personal y una psiquiata, son investigados también por prescribirle un tratamiento «inadecuado, deficiente y temerario» en los últimos días de vida al campeón mundial en México-1986.
Maradona murió el 25 de noviembre de 2020 durante su convalecencia en una casa en las afueras de Buenos Aires tras una exitosa cirugía de cabeza para extraerle un hematoma.
Esta fase del proceso, que iba a desarrollarse entre el 31 de mayo y el 14 de junio, se realizará a partir del 14 de junio y en los días sucesivos hasta que declare el último de los sospechosos.
Pasos procesales
Las indagatorias se llevarán a cabo en sede de la Fiscalía General de San Isidro, en la periferia norte de Buenos Aires, que instruye la causa.
Según el sistema penal de la provincia de Buenos Aires, los imputados concurren ante los fiscales para ser informados de qué se los investiga. Como es un acto de defensa, el imputado puede declarar o negarse a ello.
Tras las declaraciones, la fiscalía pasará la causa al juez con la recomendación de procesarlos o sobreseerlos. Finalmente, después de un proceso que puede llevar muchos meses y hasta años, el caso puede llegar a juicio oral.
En Argentina, para indagar a una persona primero se la imputa, es decir, se le abre una investigación.
Profesionales en la mira
Está previsto que el primero en declarar sea el enfermero Ricardo Almirón (37). Le seguirán en los días siguientes la enfermera Dahiana Madrid (36); el psicólogo Carlos Díaz (29); la médica coordinadora de la internación domiciliaria Nancy Forlini (52); el coordinador de los enfermeros, Mariano Perroni (40); y la psiquiatra Agustina Cosachov (35 años), a quien se le reprocha que no aseguró «la correcta administración de la medicación y psicotrópicos» que se habían indicado al paciente.
La ronda se cerrará con la declaración de Leopoldo Luque, un neurocirujano de 39 años que oficiaba como médico de cabecera de Maradona y fue el responsable del cuidado del astro en sus últimos días.
El informe de los peritos concluyó que Luque «evitó asistir y/o al menos propiciar la debida atención médica a Maradona, ya que no garantizó su debido seguimiento con controles y estudios cardiológicos, ni convocó a especialistas en materia cardiovascular, hepática y renal, conforme su cuadro requería, librando su destino a su suerte».
Los siete están en libertad, pero el jueves la justicia prohibió su salida del país a pedido de la fiscalía.
Acusación por muerte de Maradona
En un principio se atribuyó la muerte del ’10’ argentino a sus numerosas dolencias e historial de adicciones y afecciones cardíacas. Poco después se investigó su muerte como «homicidio culposo», un delito excarcelable con penas de uno a cinco años de prisión, que refiere a una muerte causada por una persona a otra de manera ilícita pero sin intención.
No obstante, la semana pasada la Fiscalía agravó el caso y pasó a investigar los hechos como un «homicidio simple con dolo eventual», que contempla de 8 a 25 años de prisión, basándose en la investigación de la junta médica.
En Argentina, este delito indica que aún sabiendo el daño que puede provocar una determinada acción, una persona continúa haciéndola sin evitar el mal.
Según el informe médico, el equipo de profesionales a cargo del ’10’ argentino conocía «cabal y acabadamente la posibilidad del resultado fatal respecto del paciente», y sin embargo fueron «absolutamente indiferentes a esa cuestión».
De la recopilación de mensajes entre los acusados se deduce que sabían que Maradona incurría en excesos de alcohol y medicación psiquiátrica y consumía marihuana.
Según el informe, «fueron ignorados los signos de riesgo de vida que presentaba» el exjugador del Barcelona y el Nápoles.