Viene pasando. Hace unos días se supo que la selección nacional de voleibol, que comenzaba su actuación en la Liga Mundial, perdió el primer partido de la competencia, ante Austria, pues por demoras en los pasajes de avión el equipo nacional no se presentó a jugar a tiempo.
Y acaba de pasar con la Vinotinto sub-12, que debía viajar a Italia para la disputa de dos torneos invitacionales en la modalidad de Fútbol 7, que es la que el reglamento internacional dispone para muchachos de esta edad, 10 y 11 años.
La delegación había tramitado los pasajes para 14 jugadores, tres miembros del cuerpo técnico y una delegada, pero no fue posible. Las deudas de la empresa Conviasa impidieron que esta tuviese a tiempo los boletos, y por esta razón, un pequeño grupo de solo nueve jugadores y un entrenador pudieron viajar, tomando otras alternativas aéreas y contando con los aportes de padres y particulares, que debieron pagar de urgencia el costo del viaje.
Esto impidió que jugadores fundamentales, como los arqueros Giampaolo Paranzino y Rommy Rojas, y el defensa central Ángel Molina, hicieran el viaje.
El equipo fue diezmado, sin poder cumplir el sueño de los otros siete jugadores que quedaron en casa.
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