Pablo Sandoval recibió ayer el pasaje más satisfactorio en lo que va de año: un boleto de ida de Pawtucket a Chicago, en donde ya estaban los Medias Rojas de Boston. El ticket no era para que el tercera base tuviera una reunión infructuosa con el manager John Farrell, como el domingo, cuando el equipo prefirió que continuara con la rehabilitación en Triple A. Le había llegado el momento de volver al roster activo.
El retorno del Panda fue adelantado por la lesión que sufrió Dustin Pedroia en la muñeca izquierda, lo que obligó a la organización a inscribir al camarero en la lista de incapacitados de 10 días, justo en la misma en la que estaba el nombre de Sandoval desde el 24 de abril.
Según el piloto Farrell, el venezolano se ha visto bien físicamente con el Pawtucket, por lo que ya se asume una recuperación total del esguince que padeció en la rodilla derecha. No obstante, los patirrojos esperaban que tomara más turnos en el plato y lances en la antesala. Eso responde a los números que arrojó el pelotero en sus cuatro primeros encuentros en las menores.
En 25 turnos, Sandoval conectó cuatro imparables, incluidos tres dobles e impulsó una carrera. Ahora los Medias Rojas tendrán que esperar a que el toletero pueda conseguir su ritmo en Grandes Ligas.
De acuerdo con un reporte del Boston Globe, mientras que el Panda consigue el tino ofensivo que lo hizo tan temible en San Francisco, lo más probable es que comparta la posición con Josh Rutledge, utility que tenía de 54-14 con seis rayitas fletadas sin contar la jornada de anoche.
El retorno es una batalla ganada para Sandoval, pero todavía tiene una larga guerra por delante. La temporada pasada solo pudo disputar tres encuentros antes de ir al quirófano por una lesión severa en el hombro izquierdo; un año antes, su primero en Boston, sufrió un bajón con el bate que desembocó en .658 de OPS, .245 de average y 47 remolcadas. Superar aquellos números y colocar algunos semejantes a su época en la bahía californiana es lo que aspira el tercera base, tanto como su equipo.
Esta temporada el sueldo del carabobeño será de 17.6 millones de dólares y todavía la divisa de Nueva Inglaterra le debe 42.2 millones, del contrato de 95 millones hasta 2019.
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