El etíope Muktar Edris, letal en la última recta, revalidó su corona mundial de 5.000 metros con un tiempo de 12:58.85 por delante de su compatriota Selemon Barega y del canadiense Mohammed Ahmed, en una carrera en la que los hermanos noruegos Ingebrigtsen fueron “muriendo” sucesivamente.
Los Ingebrigtsen -Henrik, Filip y Jakob, de mayor a menor-, tomaron la salida con el propósito de presentar batalla a los africanos y acabar con el mito de su invencibilidad en el fondo.
Muktar Edris no estaba en la misma forma que en Londres, cuando dio buena cuenta del británico Mo Farah, que por primera vez desde 2005 ha faltado a la final de los Mundiales.
La final se presentaba más abierta que nunca, una vez que el etíope Yomif Kejelcha y el ugandés Joshua Cheptegei se inclinaron por correr el 10.000 en Doha.
Dominio africano
Sin Mo Farah en pista, la carrera recuperaba el clásico duelo entre Kenia y Etiopía, con Uganda a la expectativa y la rara presencia de los tres “intrusos” noruegos.
El tirón de Barega a siete vueltas del final pareció dejar cortados a Jakob y Filip -Henrik se había quedado mucho antes-, pero el grupo se recompuso. Arriba quedaron ocho africanos y dos noruegos, pero Filip se retiró en el penúltimo giro.
Jakob, el último superviviente de la terna familiar, osó tirar con fuerza en la penúltima curva y abrió un par de metros en cabeza con respecto a sus rivales, pero lo pagó caro en la recta, donde surgieron los etíopes para restablecer el orden, mientras por detrás Jakob se derrumbaba, exhausto, sobre la línea de meta después de acabar quinto.