Con casco y mono de competencia, y acompañado de miles de seguidores, Niki Lauda se despidió hoy como compitió y triunfó, en una ceremonia fúnebre en Viena en la que participaron muchas leyendas de la Fórmula 1. Desde muy temprano, miles de personas esperaron horas, pese a la lluvia, el frío y el viento, para presentar sus respetos al féretro con los restos mortales de Lauda en la capilla ardiente instalada en la Catedral de San Esteban.
Poco después de las 06.00 GMT, el ataúd había entrado en el templo acompañado de la viuda de Lauda, Birgit, y de Mathias y Lukas, sus dos hijos mayores, nacidos del matrimonio del corredor con la chilena de origen austríaco Marlene Knaus.
Lukas colocó sobre el féretro un casco rojo, para completar así el mono de competición con el que, según ha informado la familia, fue enterrado Lauda.
«Prácticamente he pasado toda mi vida con Niki Lauda. Me acuerdo de haber visto en las noticias, cuando era una niña, el grave accidente que tuvo. Niki ha sido siempre para nosotros, los austríacos, una persona muy especial, que ha acompañado mi vida hasta ahora», declaró a Efe Brigitta, una de los miles de austríacos que ha querido despedirse de Lauda.
Y es que, al morir el 20 de mayo pasado, a los 70 años de edad, Lauda pasó de ser héroe a una leyenda forjada no solo con sus tres campeonatos del mundo (con Ferrari en 1975 y 1977 y con McLaren en 1984), sino también con la gesta que supuso regresar a la competición apenas un mes después del terrible accidente que sufrió en el circuito de Nürburgring alemán en 1976, que casi le cuesta la vida. Y con sus éxitos como empresario, como fundador de tres aerolíneas. Y como superviviente de dos trasplantes de riñón y uno de pulmón. Tras esa última intervención, el pasado verano, la salud de Lauda quedó muy deteriorada.
En enero pasado tuvo que ser ingresado de nuevo debido a una gripe que contrajo mientras pasaba las Navidades en la isla española de Ibiza, donde tenía su segunda residencia.
El día 20 de mayo falleció en una clínica de Zúrich (Suiza) después de lo que los doctores que lo trataron definieron como un «largo proceso». Además de miles de ciudadanos, muchos amigos y compañeros de Lauda acudieron a Viena para despedirse de él.
Los ex corredores Alain Prost y Nico Rosberg; el cinco veces campeón del mundo Lewis Hamilton; Flavio Briatore (ex director del equipo de Renault) y Luca di Montezemolo, ex presidente de Ferrari; y Toto Wolff, director ejecutivo de la escudería Mercedes, fueron algunos de los representantes del mundo del motor en la ceremonia.
A esa misa fúnebre, en la que en total participaron unos 500 invitados, acudieron también el actor de origen austríaco Arnold Schwarzenegger; y el hispano-alemán Daniel Brühl, que interpretó a Lauda en la película Rush. «Estamos ante el féretro de un gran austríaco», dijo el presidente del país, Alexander Van der Bellen, quién afirmó que Lauda hizo sentirse orgulloso a muchos de sus compatriotas. Por expreso deseo de la familia, no se permitió la presencia de cámaras durante la ceremonia fúnebre. El entierro ha tenido lugar en la intimidad familiar.