Pocos peloteros venezolanos desesperan más por la espera forzosa causada por el covid-19 que Miguel Cabrera, muy posiblemente.
El slugger de los Tigres de Detroit sufrió durante tres años por las lesiones y la merma de sus estadísticas. Problemas físicos de diferente tenor, desde la rotura del ligamento que sujeta el bíceps al codo izquierdo, hasta una dolencia crónica en la rodilla derecha, han detenido su impulso hacia el Salón de la Fama, aunque los principales analistas aseguran que esa ya es una carrera ganada por el aragüeño.
El caso es que Cabrera celebra 37 años de edad este sábado 18 de abril, y lo hace en medio de la inactividad, debido a la pausa ocasionada por la pandemia mundial del nuevo coronavirus, cuando parecía a punto de poner fin al trienio de inconvenientes.
El nativo de Maracay es el criollo con más jonrones (477), empujadas (1.694), tubeyes (577), extrabases (1.071), average (.315), OPS (.935) y bases alcanzadas (4.857) en las Grandes Ligas. Tiene un lugar seguro en el pabellón de los inmortales de Valencia y nadie ha expresado dudas sobre su eventual ingreso a Cooperstown cuando entre a la planilla de votación por primera vez.
La deuda de Cabrera, ahora mismo, es con su propia grandeza. La postergación del inicio de las Mayores le tiene al margen de poder completar cifras aún más notables, como los 600 dobletes, los 500 cuadrangulares y los 1.800 remolques, que no estaban tan lejos de su alcance, de haber empezado las acciones a finales de marzo, como estaba previsto.
Rejuvenecer en 2020
Las expectativas respecto a esos logros habían crecido. Más allá de bajón ofensivo de los tiempos recientes, el aragüeño se presentó en estupenda condición física a los entrenamientos primaverales. Redujo en más de 10 kilogramos su peso corporal y mostró el swing de viejos tiempos en los juegos de exhibición.
Bateó para .345/.406/.690 en la Liga de la Toronja, con 3 vuelacercas, 7 remolques y 1.096 de OPS en 12 encuentros. Todo era promesas, al momento de suspenderse las actividades.
La recta final de Cabrera
Cabrera está llegando a la parte final de su recorrido, pero todavía puede seguir apilando registros, si la salud le respalda.
No sería riguroso compararlo con veteranos que envejecieron en la Era de los Esteroides. Pero antes y después de ese tiempo hay ejemplos que respaldan la opción productora del nativo, siempre que el parón de la Gran Carpa termine lo más pronto posible y no siga arrebatándole logros a mediano y largo plazo.
Hank Aaron sacudió 47 bambinazos en 1971, a los 37 años de nacido. Willie Mays tuvo .860 de OPS en 1968, a la misma edad. Con 37, Babe Ruth desapareció 41 pelotas en 1932, Albert Pujols empujó 101 carreras en 2017, Ted Williams tenía dos títulos de bateo por conquistar en 1957 y 1958, y Frank Robinson sacó 30 tablazos, con 97 fletadas, en 1973.
Todos ellos consiguieron una placa de bronce en Cooperstown al primer intento. Lo mismo se espera de Cabrera, a quien le quedan cuatro temporadas de contrato con los Tigres de Detroit y muchas metas más que completar en esta última parte de su carrera.