Después de seis años de investigación y de dos semanas de proceso por fraude en Suiza, Michel Platini y Sepp Blatter fueron absueltos este viernes en el caso que puso fin en 2015 a las ambiciones del exfutbolista francés de acceder a la cabeza del fútbol mundial.
En silencio, los dos acusados escucharon la lectura del veredicto de un caso por el que se exponían a cinco años de prisión. La fiscalía había pedido a mediados de junio un año y ocho meses de prisión en suspenso.
«Un tribunal neutral constató al fin que no se cometió ningún delito en este caso. Mi cliente está completamente absuelto y aliviado por ello», comentó Dominic Nellen, abogado de Michel Platini.
Por su parte, el antiguo capitán de los Bleus celebró en un corto comunicado haber «ganado un primer partido». Con eso hizo de nuevo alusión a una manipulación político-judicial destinada a alejarlo del poder. «En este caso hay culpables que no han comparecido en el proceso. Que cuenten conmigo, nos volveremos a ver», dijo.
Michel Platini sospecha sobre todo un rol oculto de Gianni Infantino, su antiguo brazo derecho en la UEFA, elegido en 2016 al frente de la FIFA, y objeto desde 2020 de un procedimiento distinto por tres reuniones secretas con el antiguo jefe de la fiscalía suiza.
«Acuerdo entre caballeros»
Al no haber logrado vincular ese caso con los hechos juzgados en Bellinzona, Platini de 67 años Blatter, de 86 años comparecieron en Suiza por «haber obtenido ilegalmente, en detrimento de la FIFA, un pago de 2 millones de francos suizos» (1,8 millones de euros/2 millones de dólares) «a favor de Michel Platini».
Defensa y acusación coincidieron en un punto: el triple Balón de Oro asesoró a Sepp Blatter entre 1998 y 2002, durante el primer mandato de este último al frente de la FIFA. Ambos hombres firmaron en 1999 un contrato que estipulaba una remuneración anual de 300.000 francos suizos, pagada íntegramente por la FIFA.
Pero en enero de 2011, el antiguo centrocampista de la Juventus hizo valer la existencia de «una deuda de 2 millones de francos suizos«, calificada de «factura falsa» por la acusación.
Ambos hombres insistían por su parte en que acordaron desde el principio un salario anual de un millón de francos suizos mediante un «acuerdo de caballeros» oral y sin testigos, sin que las finanzas de la FIFA permitiesen el pago inmediato a Platini.
Platini «valía su millón», aseguró Sepp Blatter a los magistrados en Suiza, antes de que Michel Platini relatase una negociación tan informal que no se precisó la divisa. «Yo, en broma, dije «de pesetas, de liras, de rublos, de marcos, tú decides», contó el francés.
«Duda» suficiente para la absolución
El fiscal Thomas Hildbrand subrayó la contradicción entre el contrato de 1999, el contraste con las prácticas habituales de la instancia, y más generalmente las del mundo del trabajo. También revisó los informes de auditoría de la FIFA.
Aunque la organización con sede en Zúrich pagó un millón de francos suizos a Platini desde 1999, dispondría aún de «más de 21 millones de francos de tesorería«, reservas que se elevaban a 327 millones en 2002, recordó el fiscal.
Pero el tribunal estimó que el fraude «no quedó establecido con una verosimilitud para confiar en la certeza», aplicando así el principio del derecho según el cual «ante la duda a favor de los acusados».
La defensa argumentó además la ausencia de móvil claro de Sepp Blatter, al que este asunto no le reportó ni un céntimo.
Prudentemente, Thomas Hildbrand recordó el apoyo por parte de Michel Platini y el comité ejecutivo de la UEFA a la reelección de Blatter a un cuarto mandato, a finales de mayo de 2011.
«La cuestión de saber si ese pago está en relación con la elección debe seguir abierta, en ausencia de prueba convincente», dijo el fiscal, dejando planear la sombra de la corrupción.