En una amena conversación para AFA Play, Diego Armando Maradona repasó algunos de los momentos inolvidables del histórico Mundial del 86 en el que Argentina logró su segunda estrella con Bilardo en el banquillo y el ’10’ escribiendo su nombre en oro en la historia del fútbol.
Maradona reconoció que poco antes de la cita mundialista, la Albiceleste tenía muchas dudas: «Fuimos con un equipo mediocre…, pero cuando nos juntamos en Barranquilla, nos miramos a la cara y nos dijimos que teníamos más equipo de lo que pensábamos».
Maradona: «Éramos malos, malísimos»
«Unos días después jugamos contra Junior en Barranquilla y casi ni logramos pasar de media cancha… Éramos malos, malísimos, como una banda de perros, no podíamos tirar una pared. Pero estábamos jugando dentro de un horno y movíamos un dedo y nos caía la gota de sudor», reconoce, pero hubo un punto de inflexión que cambió la dinámica: «Decidimos no ir a Bogotá, no podíamos levantar las piernas. Cambiamos los planes, viajamos a México, y ahí el grupo sí se hizo un grupo muy fuerte».
Maradona también se refirió a las diferencias con Passarella antes del comienzo del Mundial: «Nosotros no lo echamos, Passarella se echó solo. Él decía que teniendo en la cabeza a Menotti, no se podía jugar con Bilardo. Pero yo tenía en la cabeza a Menotti, y salí campeón con Bilardo así que a mí no me la puede contar», afirmó sobre el Kaiser, quien no pudo jugar ni un minuto en México 86.
«La mano de Dios»
Sobre el mítico gol contra Inglaterra de ‘La mano de Dios’, el ’10’ explicó cómo se dio:
«Yo buscaba una pared porque los ingleses eran una roca. Fenwick, Butcher, todos los defensores eran grandotes. Y también Sansom, que es el que me da el pase, no fue Valdano. Lo anticipa a Sansom. Y Sansom quiere hacer es jugar para atrás, en ese equipo no existía jugarla para atrás, sino dársela al arquero para que él siga. Cuando vi que la pelota iba para arriba, dije ‘no la alcanzo nunca; bajá, por favor’.
Y se me ocurrió una idea: meter la mano y meter la cabeza. Claro, cuando yo caigo, no entendía dónde estaba la pelota, y al mirar, la pelota estaba en la red. Y el boludo de Checho, me preguntó que si lo había hecho con la mano.
«Callate la boca, boludo, y abrazame», dije. Ahí me empezaron a abrazar todos. Valdano también me dice: ‘¿No me digas que fue con la mano? Y le respondo lo mismo. ‘Después te cuento, Valdano, déjate de hinchar las pelotas'».