Carisma, show y sobre todo un triplete de oros en las pruebas de velocidad que le hicieron emular a Usain Bolt: a once meses de los Juegos Olímpicos de París, el atletismo coronó a Noah Lyles como gran estrella en el Mundial de Budapest.
El atleta de Florida, de 26 años de edad, consiguió ganar las finales de 100, 200 y el relevo 4×100 metros.
«Quería demostrar que soy diferente. Salí ahí y lo demostré», se enorgulleció Lyles en la capital húngara.
Bolt tenía por costumbre lograr ese triplete en sus mejores años, tanto en Juegos Olímpicos como en Mundiales.
La última vez que lo logró en un Mundial fue en Pekín-2015 y en unos Juegos en Rio-2016. Desde entonces nadie había reinado así en la velocidad masculina.
«Usain Bolt lo hizo y me había dicho que me ve, que sigue lo que estoy haciendo y que me respeta. Eso es increíble», apuntó. «Estoy preparado para hacer historia», se ilusionó.
En las marcas es donde la diferencia todavía es muy grande con Bolt, que desde 2009 ostenta los récords mundiales tanto de 100 (9.58) como de 200 metros (19.19).
Lyles se impuso en Budapest con 9.83 en la línea recta y con 19.52 en la media vuelta de pista.
En 100 metros consiguió su primera gran medalla internacional pero en los 200 metros, su especialidad, encadenó un tercer oro mundial seguido. Es en esa prueba, donde tiene como mejor marca personal 19.31 y donde se siente capaz de arrebatar algún día el récord a Bolt.
Sha’Carri Richardson, por fin
Después del positivo al cannabis que le dejó sin Juegos Olímpicos de Tokio en 2021 y de no clasificarse al Mundial de Eugene en 2022, Budapest supuso además la redención para la estadounidense Sha’Carri Richardson.
Era su primer gran campeonato planetario y, a sus 23 años, se colgó los oros en 100 y 4×100 metros. En 200 metros fue bronce, en una prueba que ganó con el segundo mejor crono de la historia (21.41) la jamaicana Shericka Jackson, que en este Mundial sumó además la plata en 100 m y 4×100.
El presidente de World Athletics, Sebastian Coe, calificó el día de la clausura del Mundial de Budapest a Lyles y Richardson como «estrellas del rock».
Otras figuras también salen reforzadas pensando en París-2024.
La keniana Faith Kipyegon consiguió el doblete 1.500-5.000 metros que buscaba.
La neerlandesa Femke Bol (400 metros vallas) y la dominicana Marileidy Paulino (400 metros) también triunfaron. Sin embargo, en ausencia de la estrella estadounidense Sydney McLaughlin-Levrone, que está lesionada.
El noruego Karsten Warholm (400 metros vallas), el estadounidense Grant Holloway (110 metros vallas) o el sueco Armand Duplantis (salto con garrocha) cumplieron con títulos en sus pruebas.
Yulimar Rojas va por el salto largo
Otra triunfadora en Budapest fue la venezolana Yulimar Rojas, que consiguió su cuarto título consecutivo de triple salto en el Mundial.
Sufrió y estuvo a punto de quedar fuera incluso de las medallas, hasta que en el sexto y último intento voló a 15,08 metros y cumplió el objetivo.
En París-2024 buscará revalidar también su oro olímpico de Tokio, quizás batir su propio récord del mundo [actualmente en 15,74 metros]. Incluso puede coronarse también en el salto largo, donde está intentando progresar.
«La idea de las dos pruebas sigue latente. Quiero terminar esta temporada en grande. El año que viene es muy importante para mí y me voy a preparar para estar en las dos pruebas. Estoy esperando París con muchas ansias», contó en Hungría.
Francia se preocupa
El anfitrión de los próximos Juegos Olímpicos, Francia, disparó las alarmas en este Mundial en Budapest.
Su estrella Kevin Mayer abandonó por lesión en el decatlón y estuvo a punto de quedarse con cero medallas, como ya le había ocurrido en dos Mundiales anteriores [1983 y 1993]. Le salvó de ello el relevo 4×400 metros masculino, con una medalla de plata en el último día de la competición.
«El balance no es bueno», admitió a la AFP el director de alto rendimiento de la Federación Francesa de Atletismo (FFA), Romain Barras, que tendrá que buscar nuevas vías para no resbalar en casa en París-2024.