Con un total de diez preseas en la cita terminada este domingo en Budapest, el atletismo de Latinoamérica igualó su récord histórico de medallas en un Mundial. La cifra se consiguió anteriormente hace 24 años en Sevilla-1999.
El balance en la capital húngara permitió a la región dar un paso más en el aspecto cuantitativo respecto a las ocho que se consiguieron hace un año en Eugene (Estados Unidos). Sin embargo, el número de títulos mundiales bajó considerablemente en estos trece meses, de cinco a dos.
Los dos títulos mundiales conseguidos por atletas latinoamericanos en Budapest lo ganaron la dominicana Marileidy Paulino en 400 metros y la venezolana Yulimar Rojas en el triple salto.
Paulino lo consiguió con autoridad, con un crono de 48 segundos y 76 centésimas con el batió además su récord dominicano. Mientras, Rojas no tuvo su mejor concurso y llegó incluso a sufrir para sumar su cuarto oro consecutivo en el Mundial, llegando al sexto y último intento virtualmente fuera de las medallas. Finalmente, saltó 15,08 metros le permitió pasar directamente del octavo al primer puesto.
«Estoy muy contenta, esto es para toda la gente de mi país, para toda mi gente de Latinoamérica, de América. Sobre todo para todos los deportistas que creen en sí mismos y que creen que los sueños pueden hacerse realidad«, dijo Rojas tras su oro en un video publicado en sus redes sociales.
Cuba, que en Eugene quedó fuera del medallero por primera vez en su historia, regresó al mismo con tres metales en el triple salto. Estuvo la plata de Lázaro Martínez y los bronces de Cristian Nápoles y Leyanis Pérez.
Otros países de Latinoamérica como Ecuador, Perú, Colombia y Puerto Rico terminaron este Mundial cada uno con una medalla de plata en atletismo.
Las de Ecuador y Perú llegaron en los 35 kilómetros marcha, gracias a Daniel Pintado y Kimberly García, respectivamente.
Pintado permitió a la marcha ecuatoriana festejar una medalla mundial dieciséis años después del último título de su mítico Jefferson Pérez. Mientras, García se consoló con ese subcampeonato pero perdió las dos coronas mundiales que había conseguido un año antes en Eugene.
Casi oro en la jabalina
Especialmente sorprendente fue la plata lograda por Colombia en el lanzamiento de jabalina mediante Flor Ruiz. La atleta con 65,47 metros firmó un nuevo récord suramericano y estuvo a punto de ganar el oro, hasta que la japonesa Haruka Kitaguchi se lo arrebató con su último intento.
Menos inesperada era la medalla de Jasmine Camacho-Quinn en 100 metros vallas. La vigente campeona olímpica no pudo proclamarse campeona y tanto a ella como a Puerto Rico se le sigue resistiendo el oro mundial.
Brasil solo pudo festejar la medalla de bronce de Caio Bonfim en los 20 kilómetros marcha, conseguida en el día de apertura de este Mundial. Su principal estrella, Alison Dos Santos, no solo perdió su título mundial de 400 metros vallas sino que quedó fuera de las medallas, en el quinto puesto.
Otro país de Latinoamérica, Guatemala, rozó en el último día del Mundial la que hubiera sido su primera medalla en un Mundial de atletismo. Sin embargo, Luis Grijalva fue cuarto en los 5.000 metros, igual que el año pasado en Eugene.
Solamente en una ocasión el atletismo de Latinoamérica tuvo tantas medallas en el Mundial, en Sevilla en 1999. En ese entonces estuvo menos repartido entre países, con Cuba aportando cuatro, Brasil tres, México dos y Ecuador una.
Como en Budapest-2023, en la ciudad española dos de las diez medallas fueron de oro, en aquel caso para los cubanos Iván Pedroso (salto largo) y Daimí Pernía (400 metros vallas).
La figura de Pedroso es en cierta forma un lazo en el tiempo entre Sevilla y Budapest, ya que es el entrenador de Yulimar Rojas.