Decenas de miles de hinchas del fútbol se sumaron en Estambul a las crecientes protestas contra el Gobierno de Turquía por lo que consideran una respuesta inadecuada a la catástrofe causada por los terremotos que sacudieron el sureste del país hace tres semanas, dejando más de 44.000 muertos.
El pasado fin de semana los fanáticos corearon consignas antigubernamentales y pidieron la dimisión del Ejecutivo del presidente, Recep Tayyip Erdogan. Este lunes sus protestas se convirtieron en el asunto más comentado en los medios de comunicación locales.
Los aficionados del Fenerbahçe desencadenaron las protestas el sábado en el estadio Surku Saracoglu, durante el partido que ganaron por 4-0 al Konyaspor, al grito de «¡Mentiras, mentiras, mentiras, trampas, trampas! ¡Han pasado 20 años, dimisión!».
Eslóganes similares se oyeron al día siguiente, cuando los hinchas que llenaron el domingo por la tarde el estadio del Besiktas se sumaban a las protestas coreando «¡Gobierno, dimisión!».
Entre otras protestas, en el minuto 4’17» del juego lanzaron a la cancha miles de muñecos de peluches, en memoria de los niños víctimas de los terremotos.
El partido se detuvo durante varios minutos para recoger los juguetes y enviarlos a la amplia región afectada por los fuertes temblores de la tierra, que abarca 11 provincias del sureste de Turquía. Los seísmos también asolaron el norte de Siria.
Otras medidas
Poco después, el partido nacionalista MHP, aliado del gobernante e islamista AKP de Erdogan, anunciaba que su presidente, Devlet Bahceli, que se dio de baja como socio del club Besiktas en reacción a las manifestaciones de los aficionados.
Bahceli pidió además que los partidos se jugaran en estadios vacíos o se tomaran otro tipo de medidas para frenar las protestas.
Por su parte, el ministro del Interior, Suleyman Soylu, dijo que se estaba intentando hacer política en los estadios. Mientras en las zonas afectadas por los seísmos continuaban los trabajos posteriores al terremoto y advirtió: «Que no interrumpan nuestro trabajo. Nadie debe pelearse por la seguridad de Turquía».
Algunos de los seguidores del Besiktas que pidieron la dimisión de Erdogan y su Gobierno fueron detenidos por la policía en el mismo estadio.
La sensación de que hasta ahora ha sido ineficaz la respuesta de las autoridades al siniestro desató mucho enfado entre la población.
Los observadores políticos estiman que este descontento puede desempeñar un papel decisivo en las próximas elecciones generales, convocadas para el 14 de mayo.
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