El cambio que Cardenales y Tigres anunciaron este martes, el tercero que ocurre en la LVBP desde que el mercado de traspasos abrió nuevamente, comenzó a fraguarse en enero, cuando Lara probó de primera mano el impacto que podía causar un pitcher como Wilking Rodríguez en su bullpen.
Rodríguez es la pieza de más experiencia entre las tres adquiridas por los pájaros rojos en la transacción, y ayudó como refuerzo a los crepusculares en la semifinal y la final, camino a la conquista del bicampeonato.
“Fue un movimiento importante”, comentó Carlos Miguel Oropeza al otro lado del teléfono, desde Estados Unidos. “El objetivo inicial, obviamente, era Wilking, uno de los mejores relevistas que tiene en este momento la liga. En nuestro departamento de pitcheo, que ya era profundo, no teníamos un brazo como el suyo, que pueda lanzar a 98 millas por hora. Un pitcher de fuerza, alguien a quien pudieras traer en una situación de apremio y pudiera conseguir un ponche. Él tiene esa habilidad. Y es sabido que nuestra filosofía es tener un staff de lanzadores sólido, sobre todo el bullpen. Eso es clave en nuestro circuito. Poder reforzarlo con Wilking era algo que nos atraía”.
Con Rodríguez llegaron dos jóvenes que han puesto buenos números en las Ligas Menores: el catcher Gabriel Moreno y el serpentinero Máximo Castillo, un abridor. Pero fue necesario ceder peloteros ya hechos para conseguir ese paquete.
“Aragua estaba muy interesado en Wilson García”, concedió Oropeza, gerente general de Cardenales, refiriéndose al inicialista con perfil ofensivo que actualmente forma parte de los invitados de Cleveland en la pretemporada de la MLB. “No había tenido mucha participación con nosotros y defiende una posición que está sobrepoblada en Cardenales, con (Osman) Marval, Luis Jiménez y la posibilidad cierta de que (el cubano Rangel) Ravelo regrese a Venezuela si todo está bien. Eso nos permitía convertirlo una pieza para conseguir algo valioso”.
Admitió que David Martínez fue trascendente en la rotación los últimos años, así como el papel de Anthony Jiménez para dar profundidad en la banca y el outfield. Pero se mostró contento con lo obtenido.
“Aparte de Rodríguez, obtenemos dos jugadores que son una apuesta a futuro”, explicó. “Sabemos que tenemos un equipo importante para los próximos años, pero no queremos dormirnos en los laureles y crear una brecha generacional. Castillo tiene buenos números como abridor. Sabemos que es un riesgo si se estabiliza (en el norte, en las Grandes Ligas) y no puede lanzar mucho con nosotros. Eso es lo que nos estamos jugando. Esperamos poder usarlo, tal vez con limitaciones al principio, y quizás después pueda tener mucho uso en Venezuela”.
“Moreno nos da profundidad importante en la receptoría”, agregó Oropeza. “Se une a (Johan) Quevedo, (Francisco) Arcia, (Alí) Sánchez y Manny Piña. Es un catcher hecho, que este mismo año puede ayudarnos en esa posición. Influye además que es de Barquisimeto y que tiene 20 años de edad”.
Ambos prospectos jugaron en 2019 en Clase A.
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