La UEFA defendió este miércoles su rechazo a permitir que el estadio de Múnich se ilumine con los colores del arcoíris que representa a la comunidad Lgbt para recibir a Hungría. Sin embargo, en Twitter, la institución colocó su propio logo con los colores, reafirmando su firme compromiso contra la homofobia.
Bajo las críticas desde el martes, desde la diplomacia alemana hasta el Elíseo francés, la instancia europea aseguró que su decisión no era política. A diferencia de la petición de Múnich que estaba destinada a protestar contra una reciente ley húngara considerada discriminatoria hacia los homosexuales.
Esta solicitud estaba ligada a la presencia de la selección de Hungría en el estadio para el partido ante Alemania, recordó la UEFA. El partido cerrará la fase de grupos del torneo, disputada en 11 ciudades-sede de 11 países, entre ellas Múnich y Budapest.
La instancia, que cuenta con 55 federaciones miembro pertenecientes a países con gobiernos de amplio espectro, se esfuerza por mantenerse distante de las cuestiones políticas. Sin embargo, a la vez muestra sus valores de igualdad, un equilibrio complejo como reveló el caso del estadio de Múnich.
«Para la UEFA, el arcoíris no es un símbolo político, sino la señal de nuestro firme compromiso por una sociedad más diversa e inclusiva», afirmó así la instancia en un breve texto colgado en Twitter.
La UEFA rodeó su logo con los colores que rechazó ver en el estadio de Múnich, estimando que el arcoíris simboliza (sus) valores, como una sociedad más justa e igualitaria, tolerante con todos, poco importa su historia personal, creencias o género.
Hungría aprobó la pasada semana pasado un texto que prohíbe la promoción de la homosexualidad ante menores. Esto suscitó la preocupación de los defensores de derechos, mientras el gobierno de Viktor Orban multiplica las restricciones hacia la comunidad lgbt.