“Era jugador de Mineros de Guayana en la categoría 2010. Pasadas las 6:00 pm de este 12 de agosto fue asesinado. El niño venía junto con sus padres de participar en un cuadrangular en Ciudad Vinotinto, en el estado Anzoátegui, y cuando transitaba por la vía de Los Pingos –hacia Puerto Ordaz– sujetos armados les dispararon en un intento de robo”, relata la periodista de sucesos Pableysa Ostos la historia de Bryant Navarro, víctima de la delincuencia.
El niño de 9 años de edad era integrante de la escuela de Mineros y fue asesinado por delincuentes este lunes en la tarde, cuando se dirigía a su casa en una camioneta Tucson. El conjunto del estado Bolívar publicó un comunicado en el que ofrece sus condolencias a los familiares y exige justicia ante el crimen.
Ostos precisó que la víctima se trasladaba por la carretera nacional de El Tigre, entre los sectores Mamo Abajo y Morón del municipio Independencia.
El vehículo fue interceptado por un automóvil, de donde se bajaron dos sujetos armados con la intención de asaltarlos. Ante el intento de huida de las víctimas, dispararon e impactaron al menor en el pecho.
El herido fue trasladado a la clínica Mazzarri, en El Tigre, pero ingresó sin signos vitales.
Es una historia repetida. El deporte venezolano y la delincuencia común han tenido sus encuentros en diversas oportunidades, muchas de las cuales han terminado con víctimas fatales.
El último año ha estado cargado de casos similares.
Carreras destrozadas
La más reciente víctima de la inseguridad que azota el país es Gerardo “el Gato” Mendoza. El jugador que militó en Trujillanos FC y el Portuguesa FC fue asesinado en un presunto intento de robo.
El Gato jugó nueve años en el conjunto Trujillanos, con el que fue campeón de la Copa Venezuela 2010 y el Torneo Apertura 2014. También disputó la Copa Sudamericana en varias oportunidades, así como la Copa Libertadores en la edición de 2016.
Otro deportista profesional que sufrió el mismo destino fue Douglas Chiquito, basquetbolista de 33 años de edad que murió el 14 de marzo al volcarse su vehículo luego de ser acribillado. En un principio se pensaba que había sido un intento de asalto lo que acarreó su muerte, pero luego se investigó un posible sicariato como móvil del asesinato.
El atleta marabino inició su vida deportiva a los 14 años de eda y jugó con Guaros de Lara, Furreros del Zulia y Bravos de Portuguesa en la Liga Nacional. Participó durante seis temporadas en la Liga Profesional de Baloncesto con el equipo Guaiqueríes de Margarita. Además, jugó con los quintetos Bucaneros de La Guaira, Marinos de Anzoátegui, Gigantes de Guayana y Gaiteros del Zulia.
Su experiencia se extendió a La Liga de las Américas y la Sudamericana. Su muerte fue la primera en el mundo deportivo provocado por el hampa desde los fallecimientos de los beisbolistas Luis Valbuena y José Castillo, ocurridos en diciembre del año pasado en un accidente de tránsito.
Los peloteros de Cardenales de Lara se trasladaban en la camioneta de Carlos Rivero en horario nocturno por la autopista que conecta los estados Yaracuy y Lara, después de jugar en la capital contra los Leones del Caracas. Su destino era Barquisimeto, donde enfrentarían al conjunto Águilas del Zulia.
El accidente se originó luego de que el chofer de Rivero perdió el control de la Toyota Fortuner en el sector La Morita, al no poder esquivar una enorme piedra tapada con paños. Un modus operandi muy común para perpetrar atracos en la carretera, según estableció un informe preliminar de las autoridades.
Valbuena y Castillo, de 32 y 37 años de edad, respectivamente, murieron instantáneamente al salir disparados del vehículo, que se volcó en la vía.
Ambos tenían experiencia en las Grandes Ligas e ilustres carreras en la Liga Venezolana de Béisbol Profesional que la delincuencia acabó.
En febrero de 2018 mataron al ex pelotero Ronald Jiménez en el antiguo estado Vargas, ahora La Guaira. Jiménez, de 24 años de edad, fue lanzador de los Leones en la LVBP y de los Mellizos de Minnesota.
Sin embargo, se había alejado del mundo deportivo e ingresó en el delictivo. Una investigación más profunda reveló que Jiménez era conocido como “Ronita” y fue reconocido como uno de los azotes que delinquía en apartamentos de la avenida Páez de la entidad litoralense.
Su deceso ocurrió en un enfrentamiento con funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas en el Periférico de Pariata.
Criminales uniformados
El bigleaguer Elías Díaz, receptor de los Piratas de Pittsburgh de 28 años de edad, también tuvo un encuentro con la delincuencia, esta vez uniformada. Su madre, Ana Isabel Soto, de 72 años, fue secuestrada en febrero de 2018 por agentes de la policía del estado Zulia.
Las autoridades liberaron a la madre del pelotero, sin que los familiares tuvieran que hacer pago alguno, y aprehendieron a los secuestradores.
Thairo Estrada, segunda base de los Yanquis de Nueva York y de los Caribes de Anzoátegui recibió un tiro en un asalto en enero de 2018. Estrada fue baleado en la cadera por no llevar celular ni dinero, pero pudo recuperarse para seguir con su carrera profesional.
Estrada es un sobreviviente en una larga lista de víctimas de la inseguridad en Venezuela que no vivieron para contarlo, como Bryant Navarro, el futbolista de 9 años de edad cuya vida y sueños fueron destrozados por la delincuencia.